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Pensamiento Masonico

LA RELIGION CATOLICA Y LA MASONERIA

Por Cesar A. Pain Sr.

LA IGLESIA Y EL ESTADO

Desde los albores de la humanidad, la Iglesia y el Estado, han caminado siempre de la mano. Los primeros gobiernos fueron de carácter e índole religioso y se consideró que los que tenían de alguna forma el contacto con el Supremo Hacedor eran los llamados a dirigir a los pueblos.
Conforme el hombre dejó de ser cazador y se fue convirtiendo en sedentario, al poder sobrevivir sin la ayuda indispensable que le proporcionaba la caza, al tener un incipiente conocimiento de agricultura, que le permitía mantenerse en un mismo sitio durante todo el año, se tuvo que considerar como resolver una serie de problemas, que escapaban al poder de los sacerdotes satisfacerlos, sin tener por ello que dejar su primigenia labor, que era ser los intérpretes de la voluntad suprema.
Con estos antecedentes nace el gobierno civil, para cubrir las necesidades de seguridad, orden, derechos y obligaciones; así, incipientemente, comienza a formularse, por experiencias propias de la vida, los códigos o constituciones que regirían a esos grupos de comunidades o regiones.
Por miles de años la Iglesia y el Estado formaron una "dupla" que se protegía mutuamente. Sin embargo, conforme el mundo siguió su proceso evolutivo, comenzaron a separarse, insignificantemente al principio, pero como lógica consecuencia al seguir este rompimiento, se dieron cuenta que necesariamente tenían que tener un vínculo de unión para mantener el control de la población, convirtiéndose en una clase "elite", que de esa forma logró mantener un control sobre dicho proceso evolutivo, que detuvo el avance de la civilizacion y la hizo pasar por los oscuros años de la Edad Media.
Es así que refiriéndonos específicamente a la cultura occidental y sólo parte de la oriental, que abarcó el desarrollo de la doctrina de Cristo, y que es lo importante para nosotros, los acontecimientos que siguieron desde el siglo IV, en que la Iglesia Católica se convierte en la religión oficial del Imperio Romano, ya en franco período de decadencia al inicio de la Edad Media, con el desarrollo del Renacimiento y el avance hasta nuestros días, analizaremos su comportamiento y la relación que necesariamente tiene con la Orden Masónica.
RELACION IGLESIA-ESTADO
CARLOMAGNO EMPERADOR DEL SACRO IMPERIO ROMANO Y PAPA LEON III Y EL ESTADO VATICANO
Cuando la Iglesia de Oriente estaba a punto de caer bajo el yugo del poder musulmán, ésta le pide la ayuda a su hermana la Iglesia de Occidente. Con esta acción despertó las ambiciones de querer formar nuevamente una sola acrisolada y unida Iglesia bajo la autoridad de Roma. De esta forma se incia el proceso que daría un nuevo llamado a la fé y que robustecería el poder del Papa, con la creación de los Estados Papales y la monarquia absolutista, manteniéndola unida hasta el siglo XVI, en que se produce la Reforma de Martín Lutero, el nacimiento de la Iglesia Anglicana en Inglaterra y el comienzo de los movimientos libertarios, que desde el triunfo de la Revolución Francesa iniciaron el término de la monarquía.
Carlomagno fue el primer rey francés que llevo el nombre de Carlos y fue el fundador de la dinastía Carolingia , que duró desde el año 800, en que fue coronado emperador, hasta 1806 en que con la coronación de Napoleón como emperador el título desapareció.
Carlomagno, rey de los Galos (768-814), era simplemente uno de los muchos reyes que gobernaban las diferentes regiones en que estaba dividida Europa. Esa era precisamente la gran diferencia con la Edad Antigua, en que el Imperio Romano había conquistado casi toda Europa, los países del Mediterraneo e impuso la ley y el orden mediante la implementación del primer Código Civil. Así, la pax romana mantuvo el orden durante casi 1000 años.
Con la caída del Imperio de Occidente solo quedaba el Imperio de Oriente, convertido en el Imperio Bizantino, que gobernaba la parte sur de Italia, Sicilia, Turquía y el Medio Oriente. Este mantenía todos esos territorios bajo una misma ley, y el orden se mantenía en un área muy grande, existiendo por ello estabilidad de gobierno.
En Europa todo era diferente, la proliferación de pequeños reinos mantenía convulsionada toda la región, con continuas guerras y diferencias de criterios, haciendo que la supervivencia fuera verdaderamente milagrosa. Sin embargo, con la toma del poder del Reino Galo, Carlomagno inició una serie de conquistas que lo llevaron a formar un solo reino que se extendía sobre toda Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Suiza, Servio-Croacia, parte de Polonia. Y tenía además algunos reinos vasallos hacia Europa oriental.
La extensión de su reino y la defensa que efectuara del Papa Adriano I, quien fuera acusado de herejía por algunos de los Nobles interesados en poner en el trono pontificio a alguien no vínculado a Carlomagno, además que la implantación de una educación a todo nivel y a la forma como se comenzó a implantar el orden y la justicia en forma igualitaria en toda la extensión del reino, no convenía a los intereses de aquellos que se vieron afectados con el crecimiento del reino de Carlomagno.
Devino también en que se reinstalara nuevamente el título de Emperador Romano, con el agregado de Sacro ¨SACRUM ROMANUM IMPERIUM¨, (Emperador del Sacro Imperio Romano), defensor de la fé y del Papa.
Al fallecer Adriano I, le sigue el Papa Leon III, quien el año 800 corona a Carlomagno como Emperador del Sacro Imperio Romano.
Ahora bien, el Papa, desde la partición del Imperio Romano entre Occidente y Oriente, quedó como la única autoridad reconocida en el Occidente, sobre todo porque confiaron en él cuando fueron atacados por los bárbaros. De esa forma, los Papas siguieron gobernando Roma, ciudad que no representaba ya el centro de poder de la antiguedad, fueron testigos de la partición en que se encontraba Europa hasta la llegada de Carlomagno.
A este rey, con todas las aptitudes que poseen los grandes hombres como Julio César o Alejandro el Grande, su intuición seguramente le hizo comprender que unido con la Iglesia podría llegar a ser el supremo regidor de los destinos del Imperio de Occidente. Con esto en mente ayuda primeramente a Adriano I a salir airoso del juicio público que se le abre por hereje, del mismo que sale exonerado. También prevee que para tener una presencia dentro de la política de esa época y como una barrera de contención con el Imperio de Bizancio, le concede territorios que abarcan casi un tercio de Italia, desde la Región Romañola en el Adriático, cruzando la Península, hasta la parte de Umbría. De esa forma nacen los Estados Papales, o los Estados de la Iglesia.
Con esta propiedad creada especificamente para el Papa, nace un incipiente poder político militar, por cuanto la fuerza moral no era suficiente para defender los territorios. Con los Estados Papales, nacen también los Papas guerreros, que tuvieron quizas su máxima expresión en Julio II, protector de las artes y especialmente de Miguel Angel, quien en su período termina la Capilla Sixtina.
Sin embargo, los linderos de los Estados Papales fueron variando con el tiempo y las circunstancias. Una de ellas fue en 1307, cuando el Papa Clemente V deja Roma para gobernar la Iglesia desde Avigñon, oportunidad que es aprovecha por sus enemigos para revolucionar la región y cortar sus límites.
A pesar de ese corto período en que la Iglesia gobierna fuera de Roma, los Estados Papales siguieron siendo protegidos por la monarquía y si bien es cierto que el título de Emperador del Sacro Imperio Romano pasó a poder de la monarquía alemana, ésta siempre fue protectora del Papa y sus intereses.
LA MASONERIA Y EL PAPADO
Los años de la edad media fueron pasando, con una fé renovada, efectuada por las Cruzadas, la evolución de la humanidad siguió adelante entrando en el Renacimiento, que significó un nuevo enfoque de las diversas escuelas filosóficas y un regreso hacia la educación, principalmente sobre las artes y el conocimiento.
Así, con el trabajo de Diderot y el desarrollo de su Enciclopedia, unió a libres pensadores como Voltaire, y a sociologos como Russeau, cuyo pensamiento y acciones fueron convulsionando las ideas mantenidas por siglos, y como lógica consecuencia se comenzó a poner en tela de juicio el que LOS REYES GOBERNABAN POR PODER DIVINO.
El poder infinito que tenían los reyes los mantuvo envueltos en un STATUS QUO, que no les permitió observar que el mundo estaba iniciando un cambio y que la monarquía se mantenía sobre bases fundamentales que se estaban convirtiendo en un anacronismo frente a los tiempos cambiantes que se avecinaban.
Esta falta de perspicacia en darse cuenta de la realidad y los nuevos pensamientos libertarios, sobre todo intelectuales y cientificos, pregonados por algunas instituciones como la masonería, en vez de servirles de aviso de cambio, se convirtieron en peligro inminente y la primera reación fue atacar frontalmente, en el frente que todavía encontraba un asidero legal, cual era la Fé.
Es indudable que todo aquel que se levantaba contra el gobierno del Rey lo hacía también contra la Iglesía, pues ESTADO-IGLESIA era un todo indivisible. En estas circunstancias, en el reinado de CLEMENTE XII, el 28 de Abril de 1738, a 32 años de la Independencia de Estados Unidos y a 68 años en que acabó el título de Emperador del Sacro Imperio Romano, se emite la Encíclica o Bula IN EMINENTE, que instituye la excomulgación de todos los católicos que pertenecían o pretendían ingresar a la sociedad secreta conocida como MASONERIA.
Entre los considerandos que expone la Bula, por ser considerados incriminatorios y contra los principios de la Iglesia:
"  Que los hombres pretendían legislar leyes para gobernarse a sí mismos.
"  Que pretendían que existiera una separación entre Estado e Iglesia.
"  Que se intrudujera la educación laica.

Fundamentos que hoy en día son la norma de gobierno de casi todos los países del mundo, pero que por esos tiempos eran sacrílegos y se les castigó con la peor de las condenas, ser arrojados del seno de la Iglesia.
A pesar de que la mayoría de los países conocidos ya habían logrado su libertad, quizás como consecuencia de la pérdida territorial de los Estados Papales, por el acuerdo de anexión de Umbría, en 1870, y como el Papa se negaba a reconocer el derecho de los italianos a tener su propio país, y a reconocerlo como gobierno legal de Italia, habría que agregar que dichos territorios prácticamente dividían Italia en dos. El Papa León XIII ve pasar el tiempo de su reinado enclaustrado en el Vaticano. Si bien el Gobierno Italiano le pasaba una pensión anual por la pérdida de sus territorios, éste mantenía su poder ecuménico sobre la Iglesia Católica, pero enclavado en su palacio alrededor de la Iglesia de San Pedro.
Este profundo cambio socio-político-económico debió ser analizado por la Curia Romana y particularmente por León XIII, y considerando que era la masonería la que seguía proclamando su lema de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD con que triunfó la Revolución Francesa, que el principio del fín para el sistema monárquico y de la alianza ESTADO-IGLESIA, así como otros intereses escondidos que siempre han existido, en 1884 emite la Encíclica o Bula Papal, HUMANUM GENUS, que vuelve a excomulgar a los católicos que pertenecen a la Orden Masónica o aquellos que prentendan ingresar a ella.
La Encíclica condena a los masones por su posición liberal de defender la separación de la Iglesia Estado y por favorecer la anexión de los Estados Papales, para la creación de Italia como país.
Después de las dos Encíclicas o Bulas, existen otros cinco documentos de menor autoridad que confirman la excomunión a los masones, en todos ellos se les acusa de multitud de deformaciones de tipo religioso, no siempre demostradas, sino más bien concebidas por la creencia popular y que afirman que la masonería tiene por fín pernicioso el combatir a la Iglesia Católica, sus dogmas, sus principios y su organización.
Teniendo en consideración como base esas crencias y afirmaciones, es que la Iglesia los ha excomulgado oficialmente al incluirlos en el Derecho Canónico (cánon 2335), manteniendo hasta la fecha ese criterio y pareciera manifestarse latente el deseo de la Iglesia de reprimir a la masonería por considerarla una institución enemiga y peligrosa.
Pero conviene considerar serenamente y sin perjuicio, si en la actualidad es lo que tradicionalmente la Iglesia mantiene o si debido a los cambios históricos y evolutivos de la humanidad ha variado su línea de conducta con respecto a los masones.
Los siete documentos mencionados anteriormente datan de antes del 11 de Febrero de 1929, en que se firmó el Concordato de Letrán, que devuelve un Estado Papal, con territorio nominal, pero que le otorga un Estado de Derecho y que no existe documento alguno que renueve o actualize las penas a los católicos que pertenecen a la Orden.
Consecuentemente, podemos afirmar que esas Encíclicas y otros documentos, fueron dictados por una autoridad investida de carácter político-religioso y que al ser consideradas en cualquiera de sus formas, el Pontífice castigaba actuando como tal y además como Jefe de Estado.
Estas circunstancias hicieron que hubiera una ¨reacción¨ a la "acción" emprendida por la Iglesia y se declarara de alguna forma un sistema de defensa a la acusación de ser considerada la masonería y particularmente a sus miembros católicos, enemigos acérrimos, irreconciliables y antagónicos de ella.
En estas circunstancias, es bueno y justo reconocer que dicha enemistad se manifestó en las siguientes formas:
1.  Los masones respondían a la lucha (excomunión) con actitudes anti-religiosas.
2.  La Iglesia reactualizaba la excomunión divulgando las creencias populares acerca de los masones .
Sin embargo, todo parece indicar que esa fue una lucha del momento que se vivía, pues según se puede apreciar en las constituciones masónicas, no existe en ellas el fín constitucional implícito o explícito de combatir a la Iglesia Católica y no se puede negar que existieron algunas que de ¨motu propio¨ la enfrentaron, pero no por ello se puede considerar como un fín propio de la Orden Masónica.
Por otro lado, habría que considerar que desde que la Iglesia dejó de ser Estado temporal o territorial,. el enfrentamiento se debió a la evolución del espíritu libertario que tenían los pueblos del mundo contra una monarquía absolutista, anacrónica a los nuevos tiempos que el mundo cambiante iba desarrollando y que terminaron con la supuesta "designación divina de los Reyes" y que lógicamente era la pared opuesta del lema de la Orden LIBERTAD IGUALDAD Y FRATERNIDAD.
La relación del co-gobierno ESTADO-IGLESIA se terminó, pero no por ello ninguno de los dos ha desaparecido, simplemente cada uno ha tomado el lugar que le corresponde en el devenir histórico de la evolución de la humanidad.
El Gobierno se avoca a resolver los problemas propios de su constitución, esto es buscar la forma que todos tengan igualdad de derechos y cumplan con sus obligaciones. Dentro de las muchas filosofías de vida, algunas de ellas han pasado dejando una huella de dolor, muerte y destrucción, en la existencia de la humanidad, otras están en proceso de encontrar mejores caminos que lleven a una sociedad plena con felicidad y bienestar para todos.
La Iglesia, por otro lado, cumpliendo con su labor pastoral, por medio del Papa ha recobrado su papel rector de la moral y de la justicia social, buscando armonizar entre el materialismo consumista y la espiritualidad que debe existir como contención a un desenfreno que la libertad, convertida en libertinaje, puede llevar a la destrucción de la civilización como nosotros la conocemos.
Si la Iglesia ha marcado cambios sustantivos a partir del Concilio Vaticano II, debemos esperar que conceptos y órdenes como los que se mantienen en el Canón 2335, deben de ser enmendados o simplemente anulados sus efectos negativos. Este cánon, a la letra dice:
¨………incurren en excomunión LATAE SENTENTIAE, reservada a la Santa Sede los que dan su nombre a una Secta Masónica o a otras asociaciones de este género que maquinan contra la iglesia o las legítimas potestades civiles……¨
En sentido contradictorio debemos recalcar también que el Concilio Plenario Latinoaméricano, en su acuerto No.170, expresa que:
¨……..No todas las Logias se puede afirmar que sean impías y exhorta al episcopado asistente a que instruya al pueblo al respecto"
Sobre la Orden Masónica se han escrito, se escriben y seguramente se seguirán escribiendo infinidad de libros que hablan sobre supuestos ritos, declaraciones y juramentos que los masones deben cumplir, todos ellos dirigidos contra la Iglesia Católica. Sin embargo podemos afirmar y decir sin faltar a la verdad, lo siguiente:
l.- Los masones creen en Dios y en su Iglesia y exigen esa crencia para admitir a sus pos tulantes.
2.- La masonería ha preconizado en todo momento y defiende la tolerancia religiosa, la que sido promulgada por el Concilio Vaticano II, como criterio actual de la Iglesia.
3.- Es cierto que los masones se rigen por rituales y constituciones propias y que tienen reuniones secretas, pero en sitios conocidos por todos y cuya existencia esta debidamente registrada en el Registro de Asociaciónes, de carácter privado, con dirección y nombre de sus dirigentes. En consecuencia sus sitios de reunión son de conocimiento público.
4.- Que en ningún ritual, constitución, reglamento, se incluye una aptitud o gesto que pudiera interpretarse como hiriente u ofensivo a religión alguna.
5.- Las logias masónicas reunen en su seno a todos los hombres de buena voluntad, los mismos que necesariamente tienen que creer en un Ser Supremo, al que le llaman el Gran Arquitecto del Universo y que representa al Dios de cada uno de sus miembros.
6.- Que en la Orden Masónica, nunca se tratan temas referidos a politica partidista y religión en sus postulados o conceptos teológicos.
7.- Que ingresando al tercer milenio de la era cristiana, la orden masónica pone como ejemplo la tolerancia que practica entre todos los hombres al reunir en su seno hombres de variadas creencias religiosas, así como de todas las tendencias políticas, lugar donde las inconveniencias de las leyes profanas que los separan quedan milagrosamente sin efecto, cuando se reuen en paz y armonía en una logia masónica.
Hay que considerar, por otro lado, las acciones realmente extraordinarias que esta haciendo el Papa Juan Pablo II. En la visita a Lourdes, Francia el año pasado, pidió perdón por la matanza de San Bartolomé, el 28 de agosto de 1584, ocurrida en París, en que más de l00.000 protestantes fueron degollados, acción que fuera celebrada con un TE DEUM de acción de gracias por el Papa Gregorio XIII, en una demostración de una intolerancia sin precedente para el jefe de una Iglesia, contra gente que simplemente pensaba diferente.
En 1997, también el Papa, exoneró de toda culpa y retiró los cargos que se hicieron contra GALILIO GALILEI, en su calidad de científico, al afirmar que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al revés como la Iglesia lo mantenía. Esta acción la hizo para reconocer la existencia de la CIENCIA en todos sus conceptos y dejar a la Iglesia en su papel pastoral, como siempre debió ser.
Este año, el Papa Juan Pablo II pidió disculpas al pueblo judío por el silencio que mantuvo la Iglesia Católica durante los años del genocidio en la 2da. Guerra Mundial.
Muchos se preguntarán ¿Qué importancia tiene ahora el pedir disculpas por hechos que ocurrieron tantos años atrás?. Habría que responder, que acciones como esas tienden a curar las heridas abiertas por acciones cuyos efectos se van trasmitiendo a través de los siglos y las mantienen latentes, haciendo imposible de cicatrizar en muchos casos, impidiento que nuevamente existan vínculos que unen, dejando que cada una de las partes tengan su lugar en nuestro mundo.
En medio de todos los problemas que enfrenta el mundo actual, es la intolerancia la que sigue causando los mayores conflictos y que deviene en muerte, sufrimiento, pobreza e incomprensión. Como masones, mantenemos que el remedio a muchos de las males de nuestra era se pueden solucionar empleando la Tolerancia, como medio, haciendo uso extensivo de una Libertad amplia bajo la Ley, con una Igualdad que brinde posibilidades para todos y demostrando la Fraternidad que como hijos del mismo Ser Supremo debemos mantener y ejercer.
Todos ello unido a una FE inquebrantable en nuestros ideales, con respeto y guardando los derechos de los demas, con la ESPERANZA de hacerlo realidad, conforme pongamos nuestro empeño y con CARIDAD para con todos los seres vivientes de nuestro mundo, quizás podamos encontrar expandiendo los sentimientos masónicos, que el paraíso se encuentra en nuestra propia realidad y que depende solo de nosotros el poderlo descubrirlo y vivirlo a plenitud.
El presente trabajo, se ha formulado con la más completa imparcialidad, teniendo en consideración los hechos históricos consignados en documentos de reconocida veracidad y manteniendo las verdades causa-efecto al efectuar un análisis que permita llegar a verdades concretas, considerando que es la única forma de brindar un juicio coherente a los hechos y, por supuesto, dejando a discreción de todos y cada uno de los que lean o escuchen este mensaje, la oportunidad para que busquen sus propias conclusiones, pues como masón, entiendo y respeto las ideas y creencias de todos y al exponer las mías solo lo hago con el afán de que sirvan como referencia o quizás acicate a impulsar el deseo de investigar y buscar la verdad o realidad que tiene cada ser humano.


Fuente: Revista "El heraldo Masonico"   Junio 1998

 

3 comentarios

Noel E. Gutierrez -

Me parece que la Francmasoneria paso por grandes cambios despues de su fundacion oficial en inglaterra. La individualidad es respetada entre los Masones y eso se refleja en sus actos publicos. yo los admiro mucho porque trabajan para llevar mas Luz a la humanidad.

Gabriel Minotti -

Meticulosamente ilustrativo. Excelente

pablo -

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