Blogia
Pensamiento Masonico

Alocución pronunciada por el Sr. Jacques Chirac

Presidente de la República Francesa,
Con motivo 275º  aniversario de la Orden Masónica en Francia,
Palacio del Elyseo, lunes 23 de junio de 2003

Grandes Maestros, Señoras, Señores,

Me siento feliz de recibir hoy a los representantes de una tradición filosófica que tomó una parte importante, en Francia y en el mundo, en la elaboración y en la difusión de las ideas republicanas.

Hay historias que contribuyen a forjar la historia, acontecimientos que hacen avanzar la causa de la libertad. La creación, en 1728, de la primera logia francesa es uno de ellos.

Al recibirles hoy, he deseado rendir homenaje al papel cívico de sus sociedades de pensamiento. Un papel activo en defensa y reafirmación de los principios republicanos, un papel de vigilancia y reflexión.

Este aniversario es también para ustedes una ocasión para dar una idea exacta de la Francmasonería, más allá de los tópicos y los prejuicios.

Inscriben su compromiso en la herencia de la Ilustración. Luces de la razón, la tolerancia y la solidaridad humana, luces de la libertad, la libertad absoluta de conciencia, la libertad de dudar, porque la duda es motor de progreso. Una libertad que resume bien el tríptico: "causar y no imponer, sugerir sin declarar, preguntar más que responder". Resumidamente, la verdadera libertad del hombre liberado tanto de las pasiones como de los yugos sociales.

Alain Bauer, cuya iniciativa de reunirlos hoy aquí saludo, explicó el nacimiento de la Masonería en Francia a las puertas del siglo XVIII, con esta bonita fórmula: "es el pueblo de la Enciclopedia que intenta convertirse en el de las Luces". Nacido en los espasmos de las guerras civiles y religiosas inglesas, el ideal Masónico, el de Isaac Newton, soñaba substituir  los dogmatismos por el debate sobre el progreso científico, aflojar la presión, romper las rigideces, para instaurar un espacio de libertad, fuera de los tabúes y reglas de su tiempo.

Esta historia, estas convicciones, la Francmasonería puede asumirlas con orgullo. Fundan su compromiso. Señalan sus tradiciones. Tres siglos han pasado y sus trabajos siguen realizándose en la libertad, la denegación de las certezas, la apertura internacional, buscando siempre la indispensable serenidad en la cual debe llevarse a cabo la reflexión, lejos de la agitación del mundo.

Su fidelidad a las tradiciones, su compromiso al servicio del hombre, la Francmasonería los pagó ampliamente, perseguida por todos los totalitarismos.

Las horas negras de la ocupación nazi la marcaron penosamente. A partir de agosto de 1940, se promulgaba una legislación antimasónica. Las Obediencias se disolvían, sus ocupados locales, sus devastados Templos, sus destruidos archivos, sus colecciones robadas. Se denunció a los Francmasones y sus nombres fueron proporcionados al invasor nazi. Muchos entre ellos fueron deportados y encontraron la muerte en los campos de concentración. Nunca en su historia, la Francmasonería francesa, que siempre se había desarrollado en el mayor respeto a las instituciones y las leyes, había tenido que sufrir tal desencadenamiento de violencia y odio.

Esta animadversión no puede explicarse sino por el indefectible compromiso de los Francmasones hacia la República. Ellos ayudaron a nacer a La República, extendiendo las ideas de razón y progreso. La velaron cuando era frágil o atacada. La alimentaron con su exigencia y con su reflexión.  Todavía hoy están en la primer fila de sus partidarios.

Los siglos XVIII y XIX, fueron naturalmente de combate contra el autoritarismo.

En las tabernas de sus orígenes, contribuyeron a difundir los valores que gestaron la Revolución francesa y que promulgan la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En el gran impulso de 1848, militan a favor de las libertades políticas y sindicales, la libertad de prensa, la libertad de asociación y la abolición de la esclavitud.

Después de haber contribuido a hacer nacer la III República, son numerosos los que se comprometen en la Liga de los Derechos humanos, para que triunfe la inocencia del Capitán Dreyfus.  Algunos años antes, habían preparado, de una forma y ardientemente constante la ley de 1882, ley capital para la República, que creaba una enseñanza primaria obligatoria, laica y gratuita.  Con la misma firmeza, el mismo entusiasmo, apoyan la ley de 1901, que garantiza la libertad de asociación, luego la de 1905, que separa las iglesias y el Estado.

La lucha por la laicidad debe mucho a su compromiso. Combate que sigue estando siempre de actualidad. Combate por la tolerancia y por una fraternidad basada en el respeto del otro y que no se detiene ante las diferencias,  los orígenes, las religiones.

Con el paso del tiempo, a medida que se había arraigado la República, que se impusieron los valores universales que defiende, la Francmasonería francesa supo atraer a mujeres y a hombres comprometidos en la vida social y representativos de Francia en toda su diversidad.

No hay cuestión, en relación con el progreso humano, que los Francmasones no hayan abordado. Recientemente, individualmente o de manera colectiva, se implicaron en los debates sobre el lugar de la mujer en nuestra vida pública, sobre la bioética, la recepción y el lugar de los minusválidos, el futuro de la escuela, la construcción europea, el desarrollo sostenible, la universalización, la diversidad cultural, la cuestión del choque demográfico y la adaptación necesaria de la sociedad francesa y sus estructuras.

Parece que los francmasones tienen marcado en el corazón la exigencia humanista, están en los primeros puestos de la lucha contra el racismo, el antisemitismo y la xenofobia, contra las discriminaciones y contra la violencia.


Señoras y Señores,

Este aniversario que los reúne, significa un compromiso renovado por el futuro, por nuevos progresos y otras libertades.

Hoy, quiero saludar su acción que desempeñó un papel tan esencial en el arraigo del ideal republicano en Francia. Al recibirles a todos, deseo darles prueba del respeto de la Nación para lo que son y para lo que  hicieron.

Gracias.

1 comentario

Rafael del Barco Carreras -

CHIRAC versus PUJOL

Rafael del Barco Carreras.

Lo publican los periódicos, 2004, Antonio de la Rosa Martí se pasa años cobrando de la Generalitat sin aparecer, él y varios más. Pujol mantenía a cargo del erario público gente que ni siquiera trabajaba para el CIU, su particular finca y partido (Antonio, franquista de toda la vida). NADIE SABE EN QUÉ O PARA QUIÉN TRABAJABAN, y a ningún juez, ni fiscal, se le ocurre denunciarlo. EL FISCAL JEFE VITALICIO MENA, no lee los periódicos, ni se enteraba de nada. DIEZ AÑOS PIDE LA JUSTICIA FRANCESA A SU EX PRESIDENTE. ¡Que sinvergüenza, utilizar los fondos públicos para promocionar y engrandecer su Partido con gente a cargo del erario de la Ciudad!.
O en Francia están todos locos, o en Cataluña lo normal es robar a la Generalitat, o sea al ESTADO, y nadie se sorprende, ¡esas cosas se llevan dentro!, el saqueo público es normal…robar al Estado…Madrid…!que se joda!. Y si, por ejemplo Narcís Serra, que también tuvo unos años trabajando para él al hermano Antonio, denuncia algún desfalco para lanzarse políticamente y de paso obtener dinero de Javier de la Rosa Martí, más franquista que su hermano Antonio, con busto del Dictador en su despacho (es de suponer que los socialistas cuando iban al Banco Garriga se persignarían)…pues fiscalía y jueces ya encontrarán a tres despistados para tenerlos en la cárcel tres años…
Ver… www.lagrancorrupcion.com