Primavera y Pascua
Asistimos estos días al nacimiento de la primavera, plenitud y exhuberancia de las formas, florecimiento y derroche de luz. En la antigua Grecia, tras el equinoccio se rendía culto a Dionisos y los iniciados se abandonaban, como la naturaleza misma, a una jubilosa embriaguez, la cual era considerada como un estado de auténtica posesión divina.
Esto contrasta radicalmente con la oscuridad y aparente lugubrez de la Semana Santa cristiana, su dramatismo y temporal abatimiento nos recuerdan las tinieblas que cubren necesariamente cualquier cambio de estado.
El masón reconoce en ambos extremos la Vía, contempla su complementariedad viendo en la pasión concentrada en un punto de máxima contradicción, el reposo, y en la muerte una expansión gozosa.
La pascua, "el paso", nos enseña el estrecho y a la vez inmensamente libre sendero del Amor. La plenitud y la extinción son una misma cosa. Los misterios de la vida, la muerte y la Resurrección un único misterio.
Pascua quiere decir "pasaje o tránsito" en hebreo, y es innegable la resonancia simbólica que estas palabras tienen para nosotros, pues aluden claramente a la idea de pasar o ir de un lugar a otro, que es el sentido que también tiene la iniciación, concebida como paso o peregrinación de las "tinieblas a la luz", o de la ignorancia de los principios y sus leyes universales al conocimiento y conformidad a ellos. Esta idea también está presente en la masonería, y los distintos grados iniciáticos que conforman su estructura poseen "palabras de paso", gracias a las cuales y del conocimiento de lo que ellas significan, podemos ir "haciendo nuevos progresos" en la orden, los que han de coincidir necesariamente con nuestra propia realización interior.
En las tradiciones judía y cristiana, tan presentes en la masonería, la pascua constituye el rito por excelencia de la "renovación", tanto en lo que se refiere al ciclo anual y cósmico (pues coincide con el equinoccio de Primavera y por tanto con la regeneración de toda la naturaleza), como al espiritual, pues dicha "renovación" no es otra cosa que el "paso" de un estado condicionado a otro verdaderamente libre e incondicionado. Y esto se vive a diferentes niveles de uno mismo durante el proceso iniciático (sometido a las "disoluciones" y "coagulaciones" alquímicas), pero siempre el resultado de ese "pasaje" representará la liberación de ciertos condicionamientos y limitaciones, hasta que se logre finalmente realizar la Unidad, y con ella la Liberación total y permanente.
Por eso es importante, Queridos Hermanos, que nuestra Logia celebre esta noche la memoria del rito Pascual, y que además ello coincida en unos momentos en que la propia Logia está también en un proceso de "pasaje" y de "renovación", al haberse cumplido un ciclo de ella misma y estar abriéndose otro en el que nuevas posibilidades deberán ser manifestadas y desarrolladas, siempre en el Nombre y a la Gloria del Sumo Arquitecto, lo que la hará progresar (y con ella a todos nosotros) en las "vías que nos han sido trazadas". Sólo así la Logia será un refugio en el que los Hermanos realizan sus trabajos y estudios "a cubierto" del mundo profano, amparados en las ideas que la Tradición nos transmite a través de los símbolos y los ritos, y viviendo realmente lo que significa la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, que es, por cierto, mucho más que la simple "camaradería". Y para ello es fundamental que cada uno sepa "el lugar y el sitio que le corresponde", pues será a partir de ahí que la Logia reflejará verdaderamente la armonía del orden cósmico, reflejo a su vez de la Belleza, la Inteligencia y la Sabiduría del Gran Arquitecto del Universo.
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Más sobre la Pascua
Pascua, en hebreo Pesah, significa "pasar más allá". El pueblo hebreo había heredado de los pueblos nómadas el rito de la pascua, mediante el cual se actualizaba la renovación cíclica del cosmos y la partida de los rebaños hacia los pastos de verano el día siguiente al plenilunio del primer mes lunar después del equinoccio de primavera. Los primogénitos del rebaño eran inmolados esa misma noche y su sangre esparcida sobre las cabañas, como acto de purificación y salvaguarda contra los peligros que amenazaban a la comunidad. Después en comida ritual se ingería la carne de los corderos y se danzaba saltando ritualmente como figuración del "pasar más allá". Era una fiesta pues de "tránsito" y consiguientemente de renovación cíclica del cosmos.
Fue, coincidiendo con la fiesta de la pesah , que el pueblo elegido de Dios, abandonó, por mandato de Éste, Egipto. El acontecimiento se relata en el Exodo con el anuncio de la décima plaga que sufrirá el pueblo de Egipto como sigue:
"Dijo YHVH a Moisés y Aarón en el país de Egipto: Este mes será para vosotros el comienzo de los meses (...) el día diez de este mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor (...) el animal será sin defecto, macho, de un año (...) lo guardaréis hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de la comunidad de los israelitas lo inmolará entre dos luces. Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de la casa donde lo coman. En aquella misma noche tomarán la carne. La comerán asada, al fuego, con ázimos y con hierbas amargas (...) no dejaréis nada para mañana, lo que sobre al amanecer lo quemaréis (...) así lo habréis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies y el bastón en vuestras manos; y lo comeréis de prisa. Es pascua de YHVH. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto (...) la sangre será vuestra señal en las casas donde moráis, cuando yo vea la sangre pasaré de largo entre vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora (...) este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor de YHVH de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre."
YHVH hizo caer la décima plaga sobre Egipto al permitir así la salvación del pueblo de Israel en ocasión de la Pesah. Asimismo Cristo murió en ocasión de la Pesah. La Pascua judía preparaba así la Pascua Cristiana: Cristo, Cordero de Dios, es inmolado en la Cruz y comido en la Cena en la Pascua Judía, lo que es la Semana Santa. Trae así la salvación del mundo (su renovación cíclica), y este acto de redención se convierte en el centro de la liturgia cristiana y se torna en el dogma fundamental de la fe. Al igual que los corderos inmolados en sacrificio, a los cuales no se les debía quebrantar ningún hueso, sólo fue herido, y de la herida brotó sangre y agua, cumpliéndose así las escrituras y la palabra de YHVH, como relata el Bautista quien también dice "He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo."
Pero a diferencia del cordero hebreo el Cordero de Dios, sacrificado en la Pascua Cristiana, resucita de la muerte y trae consigo la salvación del mundo: Cristo es el maná: "... el pan de Dios que baja del cielo y da la vida al mundo"; es agua: "...quien tenga sed que venga a mí y beba"; es luz: "...yo soy la luz del mundo"; es vida, camino y verdad: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por medio de Mí". Recordemos que un Cordero se asienta en el centro de la Jerusalén Celeste y que en el Apocalipsis a Cristo se le designa siempre como el Cordero que con su sangre cumple la función salvadora. La acción del Cordero es pues solar, y luminosa y es asimilado por Guénon al dios védico del fuego Agni.
Pasión, muerte y resurrección son los estados sucesivos y a la vez simultáneos del camino iniciático. Con el sacrificio se recrea el mundo, en virtud de que sacrificado y sacrificador se identifican entre sí y con el acto mismo del sacrificio. La sangre que surge del cuerpo sacrificado fecunda la tierra, que podríamos ver aquí como el corazón. Todos los mitos que hablan de un sacrificio en virtud del cual se recrea el mundo, como el mito de Atis entre los latinos, el de Adonis entre los griegos, el de Tammuz en la tradición de Oriente Medio, llamado el "Universalmente grande" y muchos otros hacen surgir de la tierra fecundada por la sangre un dios de finita perfección que a su vez es sacrificado y retornado así a la unidad primordial. En los mitos este sacrificio toma forma de una castración de la parte viril de una diosa hermafrodita, como Cibeles en el mito de Atis que al ser castrada por Dionisios por orden del Olimpo emanó un chorro de sangre que fecundó la tierra de donde brotó una granada que al posarse sobre el regazo de Nana la fecundó, y de esta milagrosa concepción nació Atis, un ser de extraordinaria belleza que se castró en un ataque de locura provocado por Cibeles retornando así a la Unidad primordial de la cual había salido. La castración simboliza el dominio del mundo yetsirático por Atsiluth cuya sangre fecunda Asiyah para que renazca o se renueve cíclicamente lo manifestado. Pero todo ello no sería posible sin la "voluntad divina", designada en los mitos como "voluntad del mundo olímpico" y en la Biblia en el sentido de que Cristo vino a la tierra a cumplir la profecía, las Santas Escrituras, lo revelado por Dios, Su Ley. En el esoterismo hindú este hecho es relatado mediante el sacrificio de Purusha por los Devas que no son otra cosa que partes de él mismo. Es pues un autosacrificio; Cristo va voluntariamente a la pasión y muerte porque en él coinciden sacrificador y sacrificio pues es propio del Avatar descender al orden de lo manifestado, asumir la forma humana y mediante sacrificio restaurar el orden cíclico.
La Pascua celebra pues el misterio de la Redención en sus dos aspectos, muerte y resurrección. La muerte pascual la vive cíclicamente todo iniciado y forma parte de la simultaneidad en que acontecen los diferentes estados del ser.
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En 1992 apareció en la editorial Obelisco de Barcelona la obra "Símbolo, Rito, Iniciación", firmada por Siete Maestros Masones, fruto del trabajo de buril de logias ligadas a los colaboradores habituales de SYMBOLOS. Los que se presentan a continuación son igualmente escritos leídos en Logia, y constituyen un testimonio de los trabajos de un Taller en activo; la lectura de esos "trazados", o "planchas grabadas" o "buriladas" por los Hermanos se ubica en el orden del día de los Trabajos de una Tenida. En esta ocasión queremos reproducir una selección de las planchas de nuevos maestros no incluidos en la publicación mencionada anteriormente que participan de modo activo en la constante recreación de la Obra Constructiva del Gran Arquitecto del Universo.
ref.:http://www.geocities.com/glolyam/s13trabj.htm
Cortesia : Marithe
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vladimir -