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Pensamiento Masonico

Disputas y rivalidades sobre los masones

Ciro A. Quiroz Otero

Su gran acogida secreta en Colombia se debe, en parte, a la difusión de una extraña versión que un obispo criollo de misa y olla hacía sobre ellos.

Según él, los martes a la hora trece los masones se reunían en forma clandestina en los subterráneos de una vieja casona y allí, bajo la rigidez de sus enigmáticos ritos, previa selección, tres gatos negros de diferentes edades, de menor a mayor, eran degollados. Vertida su sangre en pesadas copas de oro, uno por uno y según sus grados, bebían los hermanos en señal de perpetua fidelidad a la orden.

Con el tiempo, los feligreses dejaron de creer en la fantasía del prelado, ante la evidencia de la carencia de tantos gatos negros. Sin embargo, cuando se habla de masonería, el misterio ronda de tal modo que ni aún los masones se toman el trabajo de aclarar o confirmar lo que sobre ellos se diga, limitándose solo a definirse como obreros filosóficos del pensamiento y la libertad.

Se dice que son muchos los sucesos que pertenecen al reino del secreto de la masonería, sobre lo cual la oralidad aviva la información que deliberadamente no es consignada en sus actas. Por ejemplo: que encubrían las ‘joyas’ que Barreiro envió a Bolívar inmediatamente concluyó la batalla de Boyacá; qué llevó a Bolívar a prestar juramento en el Monte Sacro, cuya difusión le valió el liderazgo para su campaña en la causa de la libertad americana, en la que siendo reconocido como el mayor entre sus iguales contó con la ayuda de Petión y la solidaridad de los ingleses, unidos por lo del rito escocés ‘Antiguo y Aceptado’, y de los franceses que pusieron al lado suyo a Soublette; más aún, qué desencadenó el no menos misterioso hecho de su muerte en extrema pobreza, abandonado por los suyos, después de la llamada conspiración septembrina, por la que ordenó el fusilamiento de Padilla con toda su cámara, sabiendo que la intención no era matarlo sino llamarlo "al orden", por ser la masonería contraria a todas las formas de autoritarismo, puesto que la ligaban unos mismos principios con unos mismos tribunales especiales y preferentes en su interior, a lo cual con anterioridad y por convicción debían someterse. Serían acaso miembros de la logia Filológica de Bogotá, fundada el 8 de mayo de 1828.

En los registros de la logia Estrella del Tequendama se lee cómo un día, ante el repetido e indigno remate de esclavos, el 12 de marzo de 1851, el venerable de esa logia ordenó al hospitalario tomar el dinero acumulado en el "saco de pobres" y que se trasladara al jardín de Cándido (plaza de los periodistas) para comprar en la subasta a los negros que allí estaban en remate. Así lo hizo y al ganar la adjudicación, al correrse la escritura, se preguntó a título de quién debía hacerse; el hospitalario contestó: "a nombre de la libertad". Así quedaron libres los esclavos, sin que nadie se percatara que se trataba de un acto altruista y discreto de masonería.

La incógnita acude en busca de respuesta sin explicar por qué un hombre de la talla de Jorge Eliécer Gaitán, habiendo querido ser masón, no obtuvo el voto de confianza de quienes lo investigaron ni la fiabilidad de los miembros para ser admitido en la prestigiosa y centenaria Logia Veritas Vinci, del oriente de Bogotá, cuando su hermano Miguel Ángel era parte de la fraternidad.

Todos estos hechos que solo la masonería podría explicar van quedando en el transcurso de tiempo y espacio que avanzan "sin pausa pero sin prisa", refundidos "en la noche de los tiempos" como "verdad sabida y buena fe guardada", como concepto temporal de la verdadera historia, sin que "profanos", o sea los de afuera, sepan lo que ocurre en las "tenidas" o trabajos de sus templos.

Nadie sabe con precisión cómo y por qué Eduardo Santos, miembro de la logia Estrella del Tequendama, valiéndose de su amigo y fraterno Roberto Liévano, trajo 17 científicos extranjeros, sin importar su credo, para fortalecer la ciencia y la academia, al finalizar la Segunda Guerra, cuyos descendientes son hoy connotados ciudadanos dentro de la política y la burocracia nacional, ignorando estos por quién, por qué y cómo vinieron sus progenitores a Colombia.

Lo cierto es que sobre la masonería en Colombia mucho se dice y poco se sabe, solo que la Iglesia, por detestarla tanto, ha constituido su mayor medio de propagación.

Aunque el Vaticano la haya excomulgado en 16 bulas, muchos clérigos han pertenecido a sus talleres desde el presbítero Andersom, autor de la constitución masónica de 1717, hasta oscuros miembros del banco Ambrosiano, en la época de Juan XXIII, y cuánto pudieron influir en ese papa, lo que podría servir de justificado fundamento a la conocida frase de Enrique Santos Montejo, ‘Caliban’, cuando excomulgado por el obispo de Tunja por masón se limitó a decir: "de eso no hablo sino con cardenales hacia arriba".

Los masones, que alegan un origen anterior al cristianismo, se fundamentan en la geometría y se aconductan en los instrumentos de trabajo de los obreros de la construcción, operan según el funcionalismo arquitectónico del templo del Rey Salomón con sus jerarquías; se conforman con decir que son "hombres libres y de buenas costumbres" creyentes en la existencia de una fuerza superior a la cual llaman "Gran Arquitecto", que en la privacidad de cada quien se designa con el nombre que quiera.

Ni culto, ni creencia, la masonería carece de dogmas, tampoco se acoge a doctrinas. En sus templos no hay espacio para Satanás, por estar dedicados por entero al culto de razón, virtud y ciencia; podría ser un método para la inteligencia, resorte de tolerante voluntad y reflexión donde no se requiere la presencia de gatos negros para elucubrar sobre la estructura de la lógica inmersa en el todo y los esquemas abstractos de la razón; hoy más discreta que secreta.

Tan discretos como tolerantes universalmente, ante el riesgo que corría la Universidad de Georgetown, si salían de allí los jesuitas por disputas con ellos, los masones convinieron en que el águila que decora el escudo de la academia tenga en la garra derecha la cruz y en la izquierda la escuadra y el compás; por algo será.

El Tiempo - Junio 7 de 2006

2 comentarios

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Esto de los masones y el esoterismo en un tema super interesante, siento que hay mucha informacion oculta que le concierne a la humanidad, referente a la civilizacion antiguo que vivio aqui en el planeta antes que la nuestra.

deyanira avendaño -

deseo reencontrarme con el doctor CIRO QUIROZ persona que conoci en mi adolescencia, soy abogada, hija de teobaldo avendaño y necesito tener una charla con el doctor QUIROZ, gracias