Un pregón para jóvenes provectos
Andrés Ortiz-Osés
Universidad Deusto
Sé siempre extraño y exótico: un alma (W.Gombrowicz).
(Exordio)
El que os habla, jóvenes probables, es un viejo que ha doblado su juventud; el que os habla, jóvenes probados, es un viejo que ha tratado con jóvenes de filosofía; el que os habla, jóvenes provectos, es un viejo carcamal que aspira a carcabien. El que os habla es el que suscribe, pero ¿a quién habla y escribe? Habla y escribe a la juventud, al joven de hoy en día, pero ¿quién es hoy joven? Joven es hoy y siempre la persona emergente, de acuerdo con la etimología latina del joven como iuvenis = el que tiene vigor y es jovial, dos cualidades que nos aproximan a la emergencia del amor y el humor en la juventud de modo unitario. En efecto, el amor es una especie de humor (sublimado o destilado), mientras que el humor es una especie de amor (desublimado o contrariado).
Amor y humor
En la juventud emerge la clave de la existencia porque en ella surge el sentido de la vida como amor y humor. Mientras que el amor es la apertura a la otredad, es el humor el que posibilita dicha apertura, por cuanto es capaz de liquidar o licuar la rigidez hasta descubrir la gracia del otro/otra. Por eso la juventud es la edad de una una especie de melopea o melopeya que en jerga/juerga juvenil se denomina "cachondeo", el cual es un "vacile" o vacilamiento existencial entre el amor y el humor. La paradoja está en que el amor acerca y el humor toma distancia, pero en el vaivén de estos contrarios está contenida la esencia de nuestra existencia humana. Sin esa dialéctica o dualéctica de los opuestos recaeríamos en el amor sin humor (lo cual es fanatismo), o bien en el humor sin amor (lo cual es cinismo). Y es que el amor necesita del humor para relativizar todo paraíso terrenal, y por su parte el humor precisa del amor para cauterizar las heridas de la vida. De aquí que el amor y el humor emergen en la juventud, pero es en la demergencia de la vejez en la que ambos se armonizan mejor: el amor con cierto humor, y el humor con un incierto amor.
Amor y humor reunidos fundan la auténtica actitud ante la vida: el sentido tragicómico de la existencia, representando el amor la pendiente trágica y el humor la vertiente cómica. Así es como el heroísmo trágico del amor queda compensado o complementado por el antiheroísmo cómico del humor. A partir de aquí es posible sonsacar una auténtica filosofía de la existencia basada en la coimplicación de los contrarios, una visión del mundo fundada en la remediación de los opuestos, una sabiduría de la vida capaz de asumir su paradójica contradicción representada in extremis por la muerte: la cual se define como corrosión o irrisión del ser, radical apertura a la otredad total, rajadura enigmática del ente.
En la juventud comienza a hacerse patente la contradicción entre el origen -el nacimiento- y el final -la muerte-, de modo que la juventud es el "presente oscilante" entre el pasado mítico y el futuro utópico. En la juventud realizamos el gran pacto entre lo que nos han hecho y ya somos, y lo que vamos a hacer y aún no somos aunque nos asomamos para serlo. Finalmente, en la juventud apercibimos prematuramente que la propia realidad es contradictoria, ya que a medida que la realidad se realiza en la misma medida se desrealiza. La gran sospecha de la juventud, su gran susto existencial consiste en vislumbrar esta autocontradicción de lo real, según la cual lo que va existiendo va dejando de existir o dexistiendo, lo que redefine a la existencia como ex/sistencia. Esto equivale a decir que existimos a la búsqueda de un sentido abierto que no acabamos de encontrar, ya que si lo encontráramos nuestro camino de la vida quedaría obturado o cerrado, clausurado o detenido, mientras nosotros mismos quedaríamos anegados o bien petrificados:
Busco el sentido pero no lo encuentro si lo encontrara no lo buscaría: así que existo por lo que no tengo si lo obtuviera yo dexistiría.
Paradoja de la vida humana: existimos porque buscamos el sentido no como un ser o cosa, sino como un transer u horizonte de todo ser o cosa: apertura de nuestra finitud al infinito.
Sentido de la vida
Así que el sentido no es una cosa encerrada en sí, sino un horizonte abierto al otro, un faro de luz que acoge a las tinieblas, un espacio abierto que cobija al tiempo, la libertad que afirma la diferencia, la apertura radical que asume la muerte como un vacío o huecograbado de la existencia. El sentido es la asunción del sinsentido y la positivación del negativo, la implicación crítica del mundo y el filtraje sutil de la experiencia, la sutilización estética de lo real así transfigurado humanamente. Esto conlleva echarle cierta literatura o cuento/cuenta a la vida para poder contarla, así como cierto afecto o sentimiento para poder consentirla. Pues, como decía John Cheever, si puedo reír puedo vivir, a lo que podemos añadir: si puedo sonreír, puedo sobrevivir. Finalmente, si podemos llorar podemos morir -humanamente.
Mas el sentido no es la razón pura ni la verdad abstracta: el sentido es la razón impura y la verdad encarnada o humanada. Por ello el sentido de la vida tiene que ver con lo sentido vitalmente, pues no hay sabiduría sin saber ni saber sin sabor. Por eso el sentido no es vencimiento sino convencimiento, no es superación de nada sino supuración de todo, pues que no dice abstracción sino extracción: asimilación y metabolismo, transustanciación de la naturaleza en cultura, transmutación de la materia en forma y de la carne en espíritu.
La consecuencia de todo ello es que el sentido de la vida anida en el alma como urdimbre interior del exterior, ámbito de la intimidad frente a toda intimidación exterior, simbolizada por el "corazón" como aferencia de toda referencia. En efecto, la especificidad del hombre es el alma, la cual se sitúa medialmente entre el espíritu divino y el cuerpo animalesco, a modo de remediación de contrarios cuya contracción es el propio hombre así desgarrado entre el cielo y la tierra, la trascendencia y la inmanencia, lo inmaterial y lo material, lo invisible y lo visible. Precisamente la educación humana consiste en reunir lo divino y lo animalesco en el medio/médium del alma, la cual se define como espíritu encarnado y cuerpo humanizado, así pues como síntesis de opuestos, integración de diversos e interiorización del sentido. Y es que, como decía Aristóteles, "el alma es de algún modo todas cosas", así pues la coimplicación simbólica de lo real, el precipitado de nuestras vivencias, en donde lo anímico comparece como la realidad surreal, la trascendencia interior de las cosas, la perspectiva personal del mundo.
Pues bien, de esta visión del universo surge precisamente una especie de "humanismo estrambótico", ya que el hombre es por su alma o interioridad el estrambote críptico del universo, así como la conciencia crítica de un mundo sin alma o desalmado. Por ello, allí donde un joven solitario encuentra la apertura a su trabajo solidario, allí comparece lo político-moral en su sentido plenario y no sesgado: la idea de que un partido es una parte y no el todo aparte.
Exhortación moral
Y bien, tras lanzaros este rollo o rollamen, aunque si bien sin examen, quisiera exhortaros, jóvenes de corazón probo e ímprobo estudio, hacia el saber y la sabiduría, al empolle y a la incubación, hacia el estudio y el sentido de vivir. El/lo joven se emparenta con iuvesco que es crecer o desarrolarse, así como con iuvenor que es jugar o divertirse, connotando así la conjunción unitaria de lo lúcido y lo lúdico. Por otra parte, el auténtico estudio, que proviene de studere, reúne también en su significación tanto el deseo como la implicación, el celo y la dedicación, el gusto y el compromiso, así pues el sentido y lo sentido. En realidad esta misma conjugación de contrarios armonizados aparece ya en la raíz lingüística del joven en cuanto jovial (emparentado heroicamente con Jovis-Júpiter) y fuerte o vigoroso (en su sentido antiheroico del capaz de ayudar: iuvo).
He aquí que la fuerza o vigor del joven puede ser usada como heroísmo fatuo o en ayuda mutua, puede ser pura fuerza bruta o bien fuerza al servicio de el/lo débil: y, por lo tanto, religada al trasfondo religioso/religado del universo como compasión universal. Si este último es el caso, si tu fuerza está al servicio de tu alma abierta al otro, entonces oye mi exhortación moral...
...Porque entonces estudiarás no para aprobar el examen meramente sino para probarte a ti mismo y poder aprobarte (pues no hay examen de ciencia sin examen de conciencia).
...Porque entonces empollarás a modo de incubación, pro-creando el fruto de tu corazón cual co-razón de tu propia razón (pues no hay razón sin corazón).
...Porque entonces buscarás la verdad para liberarte, hasta que el sentido te libere de la pura verdad abstracta o inhumana (pues no hay verdad sin sentido humano).
...Pues entonces tratarás de conocerte a ti mismo y, al hacerlo autocríticamente, buscarás perentoriamente conocer al otro (pues no hay yo sin tú ni mismidad sin otredad).
...Pues entonces buscarás el amor, el cual es la apertura radical a la otredad (pues no hay amor sin relación).
...Y entonces vislumbrarás lo sublime, el cual consiste en la sublimación de lo subliminal (pues no hay ascensión sino de abajo arriba).
....Y también captarás que Dios simboliza el sentido y el diablo el sinsentido (pues no hay Dios sin diablo ni sentido sin sinsentido).
...Incluso entenderás desde la fortaleza de tu juventud que fuerte es el que asume lo débil (pues no hay fortaleza sin debilidad).
...Asimismo observarás que la realidad no es racional como pensabas, y por eso sentirás por ella y por todos los que la realizamos, incluido tú mismo, auténtica compasión (pues no hay realidad que no sea digna de compasión humana).
...Finalmente comprenderás desde el cenit de tu juventud que estás amenazado por el nadir, lo mismo que la vida por la muerte (pues no hay cenit sin nadir ni vida sin muerte).
...Y sabrás póstumamente que la propia muerte nos libra y nos libera conduciéndonos a la paz perpetua (requies aeterna).
(Oclusión)
Por todo esto, joven precavido, deberás ir pensando en tu futuro, así como en coronar tu paso por este extraño mundo con un buen Epitafio a modo de símbolo de reconciliación final entre tu alma y el mundo. El cual epitafio te podrá servir cual lema ya en vida para saber vivirla con amor y con humor. He aquí el mío propio, que te ofrezco por si te sirve de alguna referencia implícita:
Aquí yazgo, y yazgo bien: yo descanso, y vosotros también.
Sospecho ahora tras todo lo dicho que el sentido de nuestra labor en esta vida está en un descanso eterno siquiera merecido: descanso que no obtiene quien no aporta su cuota simbólica a tiempo y en el tiempo. La clave está entonces en ser aportativo y no abortativo o deportativo. Entonces ya no se trata de portarse sino de comportarse, o mejor, de aportarse: el auténtico comportamiento como aportamiento. Aportamiernto que no es posible sin un cierto apartamiento, extrañeza o extrañamiento del mundo.
Vale, adiós, salud.
Tomasdo de: http://nonobstante.blogspot.com/2007/05/amor-y-humor.html
3 comentarios
Andreina -
Andrés Ortiz-Osés
Lamento la equivocación, me siento muy apenada. Por alguna razón equivoqué el lugar de mi anterior publicación. Mis disculpas.
Andreina -
Sinceramente, no encuentro las palabras para definir lo que realmente pensé al leer, ésta, su visión de lo que está sucediendo entre hermanos y hermanas.Mucho antes de abrir mis ojos a la Luz tuve la oportunidad de conocer a hermanos y, algunos me inspiraron a buscar mi propio camino, otros me decepcionaron porque, al tratar de explicarme por qué una mujer no sería una buena masona, las palabras que más escuché fueron: "constitución", "envidiosas", "chismosas". Que tristeza que nos vean de esa manera mientras olvidan mirar dentro de ellos. No los critico, cada quien tiene su percepción de las cosas. Al conocer a mis hermanas, comprendí lo errados que están la mayoría de mis hermanos. La verdad no sé a ciencia cierta qué es lo que sucede, por qué están ocupados en dejarnos a un lado en todo lo que respecta a nuestra Orden. Quizá como usted lo dijo, será miedo a que los superemos, tal vez sólo por el querer cumplir con las "constituciones", en muchas ocasiones me parece que han sido manipulados y que realmente no conocen su propia opinión. El hecho es que, no me preocupo por hacerles entender algo que sé, lograrán entender en "su" debido momento. Todo tiene su tiempo. Y como todo tiene su "tiempo", llegará el "tiempo" en que hombres y mujeres logremos el verdadero trabajo en equipo. Porque, lo que definitivamente importa es que, masones y masonas trabajamos por el mismo fin.
Un T.:A.:F.:
susana -