Poesia del Q:H:. Antonio Mora Vélez
A Hiram Abif
Arquitecto del Templo de Salomón
Venerable portador
del saber de las pirámides,
Maestro tallador de corazones,
varón justo de Tiro
que levantaste
las columnas de la ciencia
y la virtud
y sobre ellas,
el templo del drama milenario.
Tus obreros ambiciosos
intentaron conocer de tus labios
los augustos misterios del compás,
antes de la edad y de la hora
y te asesinaron con las herramientas
del oficio.
A los siete días del silencio,
al lado de la acacia incorruptible,
la estrella flamígera nos devolvió
tu logos,
emanación del espíritu del cosmos,
y tu logos transmutado en logia
nos legó la sabiduría de los símbolos,
la interpretación de los enigmas de la historia
y la luz de los principios
que esclarecen el ascenso del Hombre.
La esfinge
Estás allí,
con tu mudez de piedra
conservando el mensaje de los signos
y la gloria de otros tiempos.
Estás allí,
coloso astral con rostro de mujer
y cuerpo de león,
indicando la fecha del diluvio
que sepultó la isla de las letras.
Estás allí,
soportando la arena del desierto
y la ceguedad del hombre
que te mira y no comprende
la angustia de tu rostro
Arriba y abajo
“Como arriba es abajo; como abajo es arriba”.
El Kybalión.
Así como es abajo es arriba.
Somos hijos de la misma fragua
y en cada uno de nosotros
hierve el mismo caldo del Sol
y luchan las mismas fuerzas
que le dan color y ritmo al universo.
Así como es arriba es abajo.
En cada átomo vibra el cosmos
y la gravedad de las partículas
se encarga de explicar
la mecánica del mundo que se abre.
Antonio Mora Vélez
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