MASONERÍA Y POLÍTICA
La Masonería no se hace órgano de ninguna tendencia política o social determinada.
LOGIA MIGUEL SERVET
GLSE
Su misión es la de estudiar desinteresadamente todos los problemas que conciernen a la .humanidad para hacer su vida más fraternal.
La Masonería es una sociedad de hombres libres y de buenas costumbres, con libertad de opción política, mas identificados y comprometidos en la prosecución de los ideales de libertad, igualdad, fraternidad y justicia. Éstos, inequívocamente fines políticos, y como tales socialmente trascendentes, conforman el ideario Masónico: un conjunto de referentes que la Masonería y los Masones tienen, en cada momento y circunstancia, la obligación de defender e impulsar.
Es tan cierto que en las logias no se hace cuestión de política, en su aspecto concreto, como que la Masonería no es, ni puede ser una institución apolítica, porque su campo de acción es el hombre en su entorno vital. Se denota, así, una agrupación plural que actúa mediante la unión en la diversidad, donde el respeto a las libérrimas opiniones individuales se sublima por la asunción colectiva de un elenco de principios, los objetivos últimos, que constituyen el núcleo de la ideología Masónica. Por tanto,’ los objetivos de la Francmasonería presuponen de sus miembros convicciones democráticas y sensibilidad social, como exigen que la Masonería deba actuar, cada tiempo y lugar, en el contexto político - social en que desarrolle su actividad. No mediante la lucha partidaria, opción legítima de cada Masón, sino en el ámbito moral e intelectual de la reflexión y del análisis, de las ideas y el pensamiento crítico. Es en este terreno donde el trabajo de la Masonería debe ser, además, política y socialmente influyente, ya que se trata, al fin, de transformar la realidad. Una institución en cuyo frontispicio figuran la libertad, la igualdad y la justicia sabe que esos ideales precisan de un esfuerzo secular y, en cada momento, de un compromiso con la realidad, de un compromiso con la acción, pues día a día detecta que no es completa la democracia, que no es bastante la libertad, que es insuficiente el progreso. La Masonería sólo puede vivir en libertad, pero la libertad es una lucha inacabada que demanda participación. La Masonería la asumió hasta el triunfo de la revolución burguesa y lo seguirá haciendo mientras no reinen la paz y la fraternidad en el planeta.
La Francmasonería es una sociedad de consenso, de respeto y tolerancia. Su triple postulado, de fraternidad, libertad y justicia - el corazón de la Masonería especulativa -, puede resumir el nuevo código ético universal que los modernos pensadores desde Ortega a Huxley, desde Galbraith a Russell, desde Spengler a Eliot, Fromm o Steiner, requieren para evitar que nuestra civilización se resquebraje, incapaz de sostenerse ante la crisis de valores, la moderna tecnología y el poder del dinero, como ha escrito Luis Racionero.
Esta preocupación de los modernos pensadores es la preocupación y debe ser la ocupación de la Masonería M siglo XXI. Sabemos que los valores de la razón y del amor no han arraigado en el cerebro ni en el corazón de los hombres y que la humanidad no podrá afrontar los conflictos venideros sin una nueva escala de valores que puedan ser asumidos por miembros de todas las razas, religiones, culturas y costumbres.
Como una vía para el progreso de los hombres y de la humanidad, como una sociedad que destaca el valor supremo de la libertad y la vida, la democracia como forma superior de convivencia, la tolerancia, el respeto y la paz, la Masonería debe hacer oír su voz, aportar su afán por la comunión universal de culturas y sensibilidades, reafirmando su compromiso con la razón y con el amor, únicas palancas capaces de mover el mundo. Esta sensibilidad - nada de lo humano le es ajeno- es la primera y última razón de la Francmasonería, su ideología y el campo irrenunciable de su acción intelectual, moral, política y social.
LOGIA MIGUEL SERVET
GLSE
Su misión es la de estudiar desinteresadamente todos los problemas que conciernen a la .humanidad para hacer su vida más fraternal.
La Masonería es una sociedad de hombres libres y de buenas costumbres, con libertad de opción política, mas identificados y comprometidos en la prosecución de los ideales de libertad, igualdad, fraternidad y justicia. Éstos, inequívocamente fines políticos, y como tales socialmente trascendentes, conforman el ideario Masónico: un conjunto de referentes que la Masonería y los Masones tienen, en cada momento y circunstancia, la obligación de defender e impulsar.
Es tan cierto que en las logias no se hace cuestión de política, en su aspecto concreto, como que la Masonería no es, ni puede ser una institución apolítica, porque su campo de acción es el hombre en su entorno vital. Se denota, así, una agrupación plural que actúa mediante la unión en la diversidad, donde el respeto a las libérrimas opiniones individuales se sublima por la asunción colectiva de un elenco de principios, los objetivos últimos, que constituyen el núcleo de la ideología Masónica. Por tanto,’ los objetivos de la Francmasonería presuponen de sus miembros convicciones democráticas y sensibilidad social, como exigen que la Masonería deba actuar, cada tiempo y lugar, en el contexto político - social en que desarrolle su actividad. No mediante la lucha partidaria, opción legítima de cada Masón, sino en el ámbito moral e intelectual de la reflexión y del análisis, de las ideas y el pensamiento crítico. Es en este terreno donde el trabajo de la Masonería debe ser, además, política y socialmente influyente, ya que se trata, al fin, de transformar la realidad. Una institución en cuyo frontispicio figuran la libertad, la igualdad y la justicia sabe que esos ideales precisan de un esfuerzo secular y, en cada momento, de un compromiso con la realidad, de un compromiso con la acción, pues día a día detecta que no es completa la democracia, que no es bastante la libertad, que es insuficiente el progreso. La Masonería sólo puede vivir en libertad, pero la libertad es una lucha inacabada que demanda participación. La Masonería la asumió hasta el triunfo de la revolución burguesa y lo seguirá haciendo mientras no reinen la paz y la fraternidad en el planeta.
La Francmasonería es una sociedad de consenso, de respeto y tolerancia. Su triple postulado, de fraternidad, libertad y justicia - el corazón de la Masonería especulativa -, puede resumir el nuevo código ético universal que los modernos pensadores desde Ortega a Huxley, desde Galbraith a Russell, desde Spengler a Eliot, Fromm o Steiner, requieren para evitar que nuestra civilización se resquebraje, incapaz de sostenerse ante la crisis de valores, la moderna tecnología y el poder del dinero, como ha escrito Luis Racionero.
Esta preocupación de los modernos pensadores es la preocupación y debe ser la ocupación de la Masonería M siglo XXI. Sabemos que los valores de la razón y del amor no han arraigado en el cerebro ni en el corazón de los hombres y que la humanidad no podrá afrontar los conflictos venideros sin una nueva escala de valores que puedan ser asumidos por miembros de todas las razas, religiones, culturas y costumbres.
Como una vía para el progreso de los hombres y de la humanidad, como una sociedad que destaca el valor supremo de la libertad y la vida, la democracia como forma superior de convivencia, la tolerancia, el respeto y la paz, la Masonería debe hacer oír su voz, aportar su afán por la comunión universal de culturas y sensibilidades, reafirmando su compromiso con la razón y con el amor, únicas palancas capaces de mover el mundo. Esta sensibilidad - nada de lo humano le es ajeno- es la primera y última razón de la Francmasonería, su ideología y el campo irrenunciable de su acción intelectual, moral, política y social.
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Nadia Sayuri Guzman Ramirez -
R:.L:. O'Higgins 392 Buenos Aires -