Lo más atroz de las cosas malas es el silencio de la gente buena
Gandhi
Gandhi
Fragmento "DIOS"
En los días de mi más remota antigüedad, cuando el temblor primero del habla llegó a mis labios, subí a la montaña santa y hablé a Dios, diciéndole:
-Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntades mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.
Pero Dios no me contestó, y pasó de largo como una potente borrasca.
Y mil años después volví a subir a la montaña santa, y volví a hablar a Dios, diciéndole:
-Creador mío, soy tu criatura. Me hiciste de barro, y te debo todo cuanto soy.
Y Dios no contestó; pasó de largo como mil alas en presuroso vuelo.
Y mil años después volví a escalar la montaña santa, y hablé a Dios nuevamente, diciéndole:
-Padre, soy tu hijo. Tu piedad y tu amor me dieron vida, y mediante el amor y la adoración a ti
heredaré tu Reino. Pero Dios no me contestó; pasó de largo como la niebla que tiende un velo sobre las distantes montañas.
Y mil años después volví a escalar la sagrada montaña, y volví a invocar a Dios, diciéndole:
-¡Dios mío!, mi supremo anhelo y mi plenitud, soy tu ayer y eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo; junto creceremos ante la faz del sol.
Y Dios se inclinó hacia mí, y me susurró al oído dulces palabras. Y como el mar, que abraza al arroyo que corre hasta él, Dios me abrazó.
Y cuando bajé a las planicies, y a los valles vi que Dios también estaba allí.
IBRÁN KHALIL GIBRÁN 1918
El diccionario de Íngrid
El retorno a la libertad de los 15 secuestrados por las Farc ha removido muchas emociones que van del aplauso a las lágrimas y del orgullo nacional a la angustia por quienes todavía se encuentran en medio de la selva. Miles de imágenes transmitidas en directo han tenido en vilo a millones de seres humanos que en todo el planeta presencian las escenas familiares, los abrazos largamente guardados bajo las cadenas, las ruedas de prensa de las víctimas, los generales, los ministros, el presidente. Se han relatado una y otra vez los detalles del rescate y se han repetido con reiteración las felicitaciones de los jefes de Estado.
Las primeras declaraciones de Íngrid Betancourt, al descender del avión que la trajo a Bogotá, las escuché con una inmensa emoción humana: esta mujer que había sido mostrada en el límite de la supervivencia hablaba con una serenidad, una fortaleza y una lucidez extrañas para alguien que muchos creíamos que iría directamente a un hospital para salvar su vida. En un determinado momento una periodista peruana le preguntó qué llevaba en su morral y respondió que traía un diccionario muy pesado que había solicitado insistentemente durante largo tiempo.
Se me ocurrió, entonces, que este pequeño detalle anecdótico tenía un profundo significado simbólico: en vez de un arma al hombro, un diccionario. Mientras sus captores portaban balas, ella llevaba palabras. Pensé, entonces, en un país que un día pueda sustituir el lenguaje de las armas por el uso correcto del idioma: la palabra separa al ser humano del animal, permite nombrar el mundo, declarar el amor, disentir sin eliminar al contendor, enunciar la esperanza. Pensé en un país con más maestros que combatientes, con más libros que fusiles. Pensé en un país donde la seguridad provenga del ejercicio de la razón sin necesidad de recurrir a la fuerza para contrarrestar el terror. Un acto simbólico muy fuerte sería hacer llegar un diccionario a cada combatiente, para que siempre lo lleve en su mochila de campaña y mientras se esconde en la selva, sienta sobre su espalda el peso de la palabra que sirve para entenderse.
El diccionario le prestó a Íngrid palabras con un significado muy profundo: serenidad, mesura, prudencia, felicidad, milagro, gratitud. Y también ese libro que compendia nuestra lengua será capaz de ayudarnos a entender la pasión y convicción con que expresó su confianza en las instituciones democráticas, que son el escenario civilizado donde la palabra permite construir escenarios de paz, reglas de convivencia, marcos jurídicos, posibilidades y límites al ejercicio de la ciudadanía.
Los medios de comunicación tienen la posibilidad de mostrarnos lo que ocurre mientras ocurre, en caliente, pero nos limitan la capacidad de detener los hechos para pensar sobre ellos: una emoción es substituida por la siguiente; una imagen, borrada por la que llega; una frase se pierde entre otras mil frases. Por eso conviene rescatar de a poco todo lo que ha sucedido en estos días, retomar las declaraciones de fondo separándolas de todas aquellas de adorno. Meditar sobre el acontecimiento humano del cual hemos sido testigos esta semana puede ayudarnos a comprender un poco mejor lo que tenemos, lo bueno que hay en nuestra gente, la solidaridad de quienes estuvieron juntos en condiciones tan indignas, el valor sin aspavientos de quien renunció a la fuga para cuidar la salud de sus compañeros de infortunio, la importancia de acogernos a las instituciones diseñadas en el marco de la Constitución y la ley. En esto debemos ayudar a pensar a nuestros niños, niñas y jóvenes, pues no hay mejor manera de acercarse al ejercicio de una verdadera ciudadanía que con el ejemplo y con el significado correcto de las palabras que nos hacen comunidad humana.
Francisco Cajiao
Ricardo Peter
Valores incuestionables de la psicología humanista.
A la influencia de la psicología humanista no solo hay que reconocerle el mérito de haber centralizado y resaltado, en el ámbito de la teoría psicológica y de la práctica clínica contemporánea, la unicidad y el valor de la persona como núcleo central y sede de interacción de los procesos mentales sino, además, el haber recuperado por este medio las cualidades esenciales de la persona. Por "cualidades esenciales" de la persona nos referimos a la capacidad del hombre para alcanzar un conocimiento de la realidad de adentro y de afuera, de autotrascenderse y de autodeterminarse de cara a esa realidad; de encontrarla y asumirla libre y responsablemente.
Pero también habría que decir, a favor de la psicología humanista, que en la imagen que esboza del hombre, ha ofrecido un puesto importante a la cualidad del humor que, como propiedad de lo espiritual, puede acreditarse como rasgo distintivo de la singularidad de lo humano.
La psicología humanista ha generado un proceso que pudiéramos llamar de "deseriezización" de la psicología. Ha despomposizado o desolemnizado el furor científico, propio de una psicología positivista que marginando la dimensión espiritual, se movía en el estrecho campo de los reflejos condicionados y de la relación estímulo-respuesta. Lo cual no quiere decir que la psicología humanista ha restado carácter científico a su teorización psicológica, sino que ha añadido la frescura de que carecía la psicológica al resaltar su interés por el humor no solo como recurso y estrategia psicoterapéutica, sino como una forma de percibir, de referirse y de "tratar" la vida. La atención, pues, a la importancia del humor es una contribución característica de la psicología humanista.
Indigencia y humorismo.
Para la denominada tercera fuerza en psicología, el humor no sólo facilita una cierta distancia de nosotros mismos y, por ende, favorece la salud mental, como sostienen, entre otras escuelas pertenecientes a esta tendencia, el enfoque logoterapéutico de Frankl y la psicoterapia centrada en el cliente de Carl Rogers. El humor nos refiere que estamos plenamente vivos y es la expresión más palpable y directa de la salud emocional del individuo.
Sin embargo, recientes desarrollos en el terreno de la psicología humanista existencial cruzan los confines anteriores y apuntan al humor como a una forma, ante todo, de conocimiento y de ubicación del sujeto ante su propia indigencia.
Según estas últimas aportaciones, el humor expresa que nos damos cuenta de nuestra impotencia, de nuestra condición limitada que experimentamos momento a momento, aun de manera irrefleja, y que la asumimos como mejor podemos, sin engañarnos ni avergonzándonos de ella, sino riéndonos cuando prácticamente no podemos hacer nada y tal vez, en última instancia, sea el único remedio infalible de que disponemos para hacerle frente.
Claro está, la indigencia y el humor al que nos referimos solicitan una aclaración. Examinemos cada uno de estos términos.
El sentido de la indigencia.
Para desenredar primeramente el sentido de indigencia debemos abandonar el terreno socio-económico, donde es frecuente el recurso a este concepto, y alcanzar el antropológico. En este espacio ideológico, el ser del hombre aparece implantado en el límite. Confinado como todo ser viviente dentro de su condición limitada o finita. Pero no totalmente encerrado en ella. El hombre, en efecto, mantiene una relación exclusiva con su límite. Si por una parte, el límite marca el parentesco y la convergencia entre todos los organismos vivos y el hombre, por otra, la relación del hombre con su límite señala la radical diferencia entre los primeros y el segundo.
La necesidad, característica del mundo animal cede el paso a la conciencia de la necesidad, característica de lo antropológico. Así, sólo a partir de la bifurcación del límite en necesidad e indigencia, se vuelve posible la discriminación entre el animal y el hombre.
En el caso del hombre, la necesidad que es la expresión del límite en el mundo animal se muda en "conciencia", "ciencia" o "razón" de la necesidad que es la nota profundamente distintiva del hombre.
El hombre, a diferencia del animal es consciente (y no puede dejar de serlo), es decir, tiene la facultad para encontrar, relacionarse y conocer sus necesidades. Mientras el animal es actuado por el límite, el hombre interactúa con el limite, aprehende el límite como si se tratara de un objeto.
Sin embargo, la literal autoreferencia del hombre al límite no solo traza la autentica diferencia entre ambos mundos, como ya indicamos, sino que, además, es el eje de la balanza entre el mundo animal y el mundo del hombre. Efectivamente, el desplazamiento de la necesidad, en que vive el animal a la conciencia de la necesidad, que es exclusiva prerrogativa del hombre, nos advierte de la existencia de un orden superior desconectado del anterior y que la Antropología del límite reconoce como el orden de la indigencia*.
La indigencia en cuestión no alude pues a la falta de medios para vivir, a una existencia mermada de bienes materiales, como es la del pobre o menesteroso, eterno cliente del asistencialismo estatal o privado. En nuestro caso la indigencia es una metáfora de una depresión más profunda, que no es puramente económica, sino ontológica o antropológica si queremos, pues se refiere al hecho mismo de estar restringido, carente, escaso, en la dimensión del ser.
Decir que el hombre a causa de su indigencia es un ser deprimido no significa referirnos a un trastorno psiquiátrico, a una alteración del estado de ánimo, muy frecuente en nuestros días, sino remitirnos a algo que afecta el ser mismo del hombre. En su esencia misma, el hombre es indigente de ser.
De lo que el hombre es indigente, de lo que realmente tiene poco como un auténtico menesteroso, es ser. La indigencia es penuria de ser, pero, debido a que, además, por la calidad de su ser finito, ese poco, el hombre lo advierte, en definitiva, en continuo desgaste o menoscabo, la indigencia resulta, de primera instancia, lo más cercano a un puro querer ser.
El hombre es un indigente cuya existencia lo conduce hacia la indigencia total. A su modo, pues, todo hombre es cliente de la vida. Todos sus esfuerzos (la obsesión por el poder, el prestigio, la búsqueda de seguridad, de amor, de sexo, de juventud, su afán por ser alguien, la presunción, el recurso a la persuasión, la simulación, la necesidad de control, la dominación, etc.), están encaminados a ser más.
Lo que pretende el conato que arranca de la indigencia es conservar el ser y acrecentarlo. Esfuerzos que al final, irónicamente, dan por resultado la bancarrota, pues ese querer ser no es siempre ser más, sino constatar que ser resulta ser siempre algo menos, ya que, al fin y al cabo, el límite, a través de todas sus expresiones, se revela fatal para el ser (enfermedades, envejecimiento, achaques, muerte).
La indigencia cambia el asunto dentro de los organismos vivos e impone la pauta de lo antropológico como, a su vez, la mera necesidad, la no-conciencia de la necesidad propia del animal, conecta con un orden de organismos más elementales. A este propósito, "el paso que hay de la ameba a Einstein", en expresión de Karl Popper, es el paso del orden de la necesidad al orden de la indigencia, y que, dicho en otras palabras, es, igualmente, el paso de la ausencia de la conciencia de sí a la conciencia de sí mismo.
La conciencia de la necesidad o indigencia no deriva entonces de una abstracción, del pensamiento, de la reflexión, sino de la percepción o sensación de las propias necesidades; del hecho de ser tocado, en la sensibilidad de mi ser finito, no sólo por muchas necesidades imperiosas de las que no puedo prescindir, sino por necesidades vitales y trascendentes, como la de querer actuar, entender, amar, vivir, comprender y ser aceptado, que quedan para siempre fuera del índice de necesidades del animal como señal indeleble de su extrañamiento del mundo del hombre.
La puerta hacia la conciencia de sí, surge, pues, evolutivamente a partir de la indigencia, que es la conciencia de la necesidad de la propia condición física, y el origen de la primitiva capacidad para sentir el límite en toda su amplitud en carne propia.
La autoconciencia que implica la indigencia, en su raíz y de alguna forma, es siempre conciencia de la finitud, de la propia realidad contingente, inacabada e inacabable, inconclusa e impermanente.
Lo sentido y por consiguiente la problemática del sentido es del orden de la indigencia y no de la mera necesidad. Aunque en su comienzo la indigencia no es todavía el autoconcepto, es, sin embargo, el primer avance hacia la con-ciencia de la necesidad, y de este modo, el primer impulso hacia la conciencia de sí mismo, que, en primerísimo orden, es conciencia de ser necesitado, avasallado por el límite.
La indigencia se manifiesta en el hombre paradójicamente. Al mismo tiempo que es el origen de su conciencia, es el trasfondo de su tragedia, porque en todo acto y en todo momento la indigencia es también conciencia de la finitud, conciencia no sólo de todas las necesidades, sino de la permanente intranquilidad y desasosiego que se produce en el alma.
La indigencia, a diferencia de la simple y pura necesidad, que es un sistema cercado por automatismos y determinismos, permite al hombre distanciarse y superar los propios condicionamientos. Aun cuando es cierto que la indigencia parte de lo biológico no se agota en lo biológico, sino que lo trasciende para manifestar lo específicamente antropológico. Pero, ¿qué puede ser en el hombre más específicamente antropológico que secundar ese impulso de la indigencia hacia un querer ser, hacia una construcción de su ser? A este propósito, cabría decir que el hombre es el único animal que termina su propia creación. ¿De qué manera se hace efectiva esta construcción?
Definiendo la indigencia como conciencia de la necesidad quisimos apuntar a la indigencia como una forma deliberada no sólo de conocer, sino de significar y también de orientar la necesidad. Es así, precisamente, significando y orientando, como el hombre construye la última etapa de la creación: su humanidad.
Con la indigencia se vislumbra la posibilidad de significar la necesidad. Un conjunto de impulsos amorfos, apetitos e instintos quedan redefinidos y encaminados hacia lo humano, que es lo propio del hombre.
De hecho, el hombre es consciente de que vivir es tener necesidades y que estas necesidades tienen que ver, además y especialmente, con el sentido del límite. Pareciera entonces que, por una parte, el encuentro del hombre con el límite, descubierto no sólo dentro de sí mismo, sino en los otros y en el entorno que lo rodea, termina planteando la cuestión, en términos más amplios, del sentido del límite, y que, por otra, este mismo asunto, por ser relevante, desplaza cualquier otro pendiente para ocupar la parte esencial de toda la cuestión antropológica.
Al topar con el límite, al descubrirse indigente, el hombre experimenta profundos sentimientos de contradicción global respecto de sí mismo, de su peculiar realidad como ser que tiene fin en el tiempo. De este modo, se introduce de manera inevitable la duda sobre su propio valor como ser. Ser indigente es saberse inestable, precario y efímero. El hombre no puede ignorar que está socavado en sus mismos cimientos, que su ser está oscilante, en falso, en los fundamentos que lo sostienen. El fin de sus días está inevitablemente abrigado en la entrañas de su ser y, su existencia, por lo mismo, está también comprometida, poco firme. La existencia se tambalea porque en sí es el ser mismo del hombre lo que está siempre a punto de caerse a causa de su propia insuficiencia.
En tal caso, descubrirse limitado plantea un cuestionamiento que afecta no sólo al sentido de la existencia, al cual se refiere específicamente la Logoterapia, sino al sentido del ser mismo. Ante la tremenda fragilidad de su ser, el hombre vacila y se interroga sobre el sentido – no sólo de su existencia- sino de su condición limitada, de su propia finitud.
Ahora bien, prosiguiendo el desarrollo de nuestras reflexiones, ¿de qué manera se puede significar la necesidad de la cual el hombre es consciente, de qué manera se puede hallar o averiguar su sentido? ¿De que manera, en consecuencia, el hombre puede tomar la decisión de construirse, o sea, de ultimar su propia creación, de volverse humano?
El hombre queda encallado y pierde el sentido de su ser cuando ante el hecho de la indigencia se plantea la perfección como intento de salida o solución.
Pretender superar la indigencia a través de la búsqueda de la perfección es sólo dar golpes a la indigencia, a la fragilidad del hombre y, por tanto, deteriorar el sentido de la vida. La perfección, en efecto, es una cosmovisión que no esta de acuerdo con la naturaleza inconsistente y quebradiza del hombre.
Probablemente la pretensión de la perfección puede responder al descubrimiento de una conciencia que se sabe destinada a morir. Y posiblemente, a causa de la indigencia, la búsqueda de la perfección sea una tendencia no sólo cultural, sino inherente a la frágil condición del hombre. ¿Que sea el "remedio" de la razón al contemplar horripilada el foso de la propia indigencia? Concretamente, la perfección es la forma como la razón interactúa con el límite.
El límite desafía a la razón, la pone en una dramática encrucijada. Es como si la razón, que no ama ponerse límites, se perciba a sí misma restringida por el límite y se motive a superarlo o a intentar "arreglarlo" ontológicamente.
No en vano, el perfeccionista, en sede psiquiátrica, parece gobernado enteramente por la lógica, por el análisis y por el juicio. El perfeccionista se pasa espiando todo el día para no cometer errores. Debido a que ha desarrollado una baja tolerancia al límite (error, falla, equivocación, fracaso), el perfeccionista tiene un deficiente sentido del propio ser.
El perfeccionismo, como trastorno global de la persona, es la manera como la razón sacia su necesidad de estructurar y de simplificar la realidad permanentemente cambiante, caótica, imprevisible, naturalmente desordenada, y de ponerla en jaque-mate hasta lograr su control.
Encorralado entonces por su indigencia, el hombre se anima a escalar la perfección para alejarse lo más posible de la quebradiza planta baja de su ser. De aquí que, a causa de la perfección, el hombre viva a disgusto con su propia falibilidad e incida en el autorechazo.
Precisamente por percibirse limitado, el hombre está profundamente enamorado de la perfección, de "ser como Dios", para decirla en términos bíblicos y sólo las adversidades y los verdaderos desastres de la vida pueden ocasionarle el beneficio de la desilusión de su "amada".
Si la hominización se alcanzó con la conciencia de la necesidad, la humanización se lleva a efecto en la aceptación de la indigencia. Así se realiza la construcción antropológica del hombre. En la actitud y acción de indulgencia o compasión ante la propia indigencia.
La única manera de "justificar la vida", según una expresión de Simone de Beauvoir, es aceptándola desde su misma raíz: en la indigencia. Sólo en la aceptación de la indigencia se cumple el sentido del ser. Pero, revalorizando el ser tal cual es, insuficiente, acotado por el límite, se resignifica también la existencia.
El sentido de humor: el humor como fuente de sentido.
En lo tocante al humor, se hace también necesario disipar un malentendido. El humor al que nos referimos no es propiamente el que resulta a consecuencia de un buen chiste, que seguramente está cargado de sentido de humor. También el chiste tiene sus beneficios psicológicos sobre la salud del individuo. El chiste nos ayuda a pasarla bien. Podemos usar la herramienta del chiste para soltar una carcajada o sonreír. Este puede ser, por ejemplo, el efecto del siguiente chiste: dos amigos se encuentran:
Oye, ¿tú te acostaste con tu mujer antes de casarte?
Yo no, para nada, ¿y tú?
¡Hombre! ¿Yo que iba a saber que te ibas a casar con ella?
Una vez introducido en el sistema mental, es decir, "captado" el sentido del chiste, pareciera que todo el organismo percibe, a través de un disparate, un breve estado de armonía.
La euforia provocada por el chiste produce una experiencia intensa de bienestar, un estado de ánimo momentáneamente satisfactorio, placentero. Incluso, en este preciso momento, el sistema mental del lector de este ensayo entra en disposición a un nuevo chiste, como si dijéramos, se le abre el apetito.
El chiste es diferente de la ironía. En ambos hay paradoja, pero en el primero domina el doble sentido o la alusión a un sentido oculto, casi siempre relacionado con el sexo, mientras en la ironía lo paradójico es avasallante. Si digo: "Todo asunto tiene dos puntos de vista: el equivocado y el mío", supero en fineza al chiste no solo con el grado de paradoja sino, además, con las dosis de cinismo, mordacidad, agudeza y picardía que igualmente, además de hacer reír, puede hacer reflexionar sobre uno mismo o sobre la vida en general.
Efectivamente, la ironía sobrepasa en paradoja al chiste. Un par de ejemplos de ironías no vienen mal: "Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas" (Woody Allen) y: "Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros" (Gruocho Marx).
Pero aun cuando la ironía hace reír ("Pueden elegir el color que deseen, caballeros, a condición de que sea negro") no provoca, sin embargo, esa especie de descalabro o quebranto de la seriedad que es propia del chiste.
La ironía es un reír sin ruido, lo que equivale a sonreír, el chiste, por el contrario, nos hace quitarnos las mascaras. La función del chiste es quitar importancia. Desacralizar. Despojar de lo barroco a lo que se presenta como exagerado o desmesurado. Aminorar la reacción extravagante, excesivamente racional o lógica, ante ciertas situaciones, hechos o personas cuyo resultado es un grado de nocividad o daño para el sujeto mismo.
Pero el chiste va más allá: a través del chiste se derriban tabúes, pues el chiste arremete contra lo que no se debe nombrar socialmente, saca a lucir lo prohibido. De hecho, es inevitable que cuando se empieza a contar chistes, de los blancos o "chistes de salón" se transite irrevocablemente hacia los "chistes verdes" o pelados (muy verdes).
El chiste vulgar es un acto de sana rebelión contra la coacción que ejerce el mundo social sobre el orgasmo, la nutrición (concretamente, la micción y la defecación) y los órganos sexuales. De aquí que ante la mojigatería social, la genitalidad obtenga su carta de inmigración por medio del chiste.
En el plano social o relacional, los beneficios de la jocosidad, producto del chiste, de la ironía y de la broma son la cordialidad, la unión y una especie de tolerancia y conformidad.
En el plano psicoterapéutico, el chiste, la ironía y la broma son técnicas dereflexivas, según la Logoterapia: favorecen un momento de distancia, de trascendencia frente a las circunstancias o hechos disgustosos y hasta una sana inconsciencia de uno mismo, acompañada de una sensación de entrar en la realidad de manera más ligera, menos grave. Aunque sea por poco tiempo, el chiste le quita importancia a los problemas agobiantes.
No es este el caso del sarcasmo que, con su matiz de burla o chacota, hace que el blanco o destinatario del sarcasmo experimente un ataque a su autoestima. El sarcasmo es malévolo desde la intención misma. El sarcasmo es cruel, mordaz, fundamentalmente humillante. Por el hecho de herir o de abrir cicatrices, el sarcasmo es portador de desprecio y, por lo mismo, fuente de inseguridad y su efecto en la relación interpersonal es la alteración destructiva del estado de ánimo: la venganza.
El humor, en cambio, rescata lo más sabroso de la vida. Nos ayuda no solo a disfrutar, incluso, nos rescata a nosotros mismos de vivir sofocados por un excesivo sentido de seriedad. El humor hace que se vuelva a confiar en la vida. El humor, podemos decir, es un energético, como el gingseng. Sin embargo, al concluir estas aclaraciones acerca del humor debemos dejar asentado algo fundamental: el chiste, la ironía o la broma no son el único espacio o el terreno exclusivo del humor. O sea, para tener humor no es obligatorio recurrir a un chiste. Todo lo contrario: el chiste, la ironía y la broma son productos del humor, y no el humor producto del chiste, la ironía y la broma.
El humor como forma de conocimiento.
El humor, sin embargo, tiene más hondura en la existencia que la simple ayuda a pasarla bien, como mencionábamos anteriormente. No sólo deja entrever un estilo de vida menos problemático, sino que facilita el reírnos de los problemas. El humor hace fácil que aprendamos de nuestros errores. Y más todavía: que tengamos otra visión de nuestro ser indigente y que nos ubiquemos ante esta realidad. El humor es un estado profundo de comprensión de la indigencia y del problema mismo del limite.
Pero al hablar del humor nos referimos a algo que va más allá del resultado por un buen chiste, de la broma o de la ironía soltada en una determina ocasión. En todos ellos hay una porción de humorismo, pero el humor como tal es causa, más que efecto. A este propósito se suele hablar de sentido de humor, para indicar, por lo menos dos cosas: que una persona es capaz de "encontrar" o "percibir" humor en hechos, situaciones o relaciones aparentemente negativas y que el humor hace posible que de esos hechos, situaciones o relaciones surja un sentido.
El sentido de humor alude no solo a un sentimiento (de goce, de alegría, de disfrute), sino a la posibilidad misma de discernir y de significar una situación, un hecho o una acción, pasada o presente. La función del humor es, pues, la de dar sentido. Una forma de establecer un nexo entre la circunstancia y la persona, una manera de explicarse algo a sí mismo o, mejor aún, de comprender algo de nosotros mismos.
El sentido de humor infunde significación, estima, valoración o aprecio a una determinada situación de la existencia y por el ser mismo. El humor recupera o saca algo bueno donde todo parece perdido. El humor descubre, evidencia, y de aquí su función de significar, de señalar lo que pareciera estar oculto o pasar desapercibido. Ahora bien, ¿cuál puede ser ese señalamiento, en qué puede consistir ese descubrimiento?
En términos generales pudiéramos decir que el sentido de humor dispone a que se termine aceptando el riesgo y las consecuencias de vivir. El humor vuelve amiga la vida. En opinión de Max Haushofer: "El humorismo es indulgente con la vida de manera indescriptible". Así de esencial es su contribución a la existencia.
Con sobrada razón Romano Guardini sostendrá que sin el humor no marcha nada en absoluto, pues, "quien mira a los hombres solamente en serio, sólo en forma moral o pedagógica, a la larga no lo aguanta. Debe tener ojos para lo peculiar de la existencia. Pues todo lo humano lleva consigo algo de cómico" y concluye: "La risa amistosa por la rareza de lo humano: eso es el humor".
Siendo así, el humor no radica en algo que está fuera a nosotros y que se desencadena en una determinada circunstancia, como puede ser la trágica resbalada de una persona con su grotesca y cómica manera de caer por el suelo. Bergson se ocupó de la risa que provoca automáticamente un ser humano en caída libre. Un animal cayendo no nos causa risa, sino lástima, en cambio, una persona que se resbala en la clásica cáscara de banano puede hacer que nos destornillemos de la risa.
El humor está dentro de mí o no está en ninguna parte. Pero, si es así, cabe preguntarse: ¿"donde", en qué parte localizarlo? ¿Dónde brota y, a su vez, donde declina el humor?
Según un reciente enfoque de la psicología humanista existencial, el primer arranque de humor, su nacimiento, habría que localizarlo en el tipo de perspectiva, esto es, en el punto de vista desde el cual percibo como percibo. El sentido del humor (al igual que la compasión) se arraiga en la misma perspectiva, desde la cual se configura mi percepción, se origina "ahí" donde surge mi "manera" de percibir, organizar, estructurar, formar, el cúmulo de estímulos generados por lo real.
Pero también "ahí" mismo, en el tipo de perspectiva, el humor se aborta y decae. En última instancia, la perspectiva es la responsable de matizar de gracejo, de salero, de jovialidad, de ingeniosidad y de ocurrencia irónica o chistosa las actitudes, los patrones de pensamiento y de sentimientos, y la conducta o de teñirlos de seriedad, tiesura y gravedad ante las situaciones, hechos y experiencias de la vida.
El humor cae o se mantiene con la perspectiva. La perspectiva es la fuente del buen humor y del mal humor, pues es la manera como mi percepción entra en contacto con lo real, la manera como mi percepción "mira" lo real. Pero ahondemos un poco más en el asunto de la perspectiva.
La perspectiva determina la percepción. Tenemos una percepción diferente cuando aceptamos, de cuando rechazamos. El tipo de percepción corresponde a la perspectiva. La perspectiva es una forma de preconocimiento y, por lo tanto, una forma de "pre"pararse o disponerse a percibir.
La Terapia de la imperfección, en el ámbito de la psicología humanista existencial, hipotiza que el trastorno del perfeccionismo está fomentado por la perspectiva de la indefectibilidad, propia de los procesos racionales. En este caso, la perspectiva, no la percepción, es, en último término, la que dispone hacia el disgusto, el rechazo, ante todo lo que se presenta defectuoso, fallido, errado.
A este propósito, la Terapia de la imperfección, sostiene que no basta, pues, para tratar el perfeccionismo, limitarse a modificar la distorsión cognitiva, a una limpieza de las categorías irracionales que contaminan las actitudes del sujeto afectado por este trastorno.
El cambio debe producirse a un nivel más profundo, a nivel epistemológico precisamente, o sea, al nivel de la perspectiva, que es en definitiva donde se forja incipientemente la distorsión. ¿A qué distorsión nos referimos? A la demanda o expectativa de que las personas, cosas y circunstancias de la vida sean intachables, sin defectos, imperfecciones, o fallas. Que funcionen como "deberían" funcionar.
El hecho de que los niños sean verdaderos agentes de la alegría, se rían espontáneamente y tengan facilidad para ser ocurrentes y creativos frente a la vida, mientras los adultos son cautelosos, circunspectos y encuentran dificultades para reírse, es debido a que los primeros se manejan desde una perspectiva diversa de la perspectiva cultural desde la cual se manejan los segundos. Desde este punto de vista, los niños son expertos de humorismo.
Los niños y las personas sanas se mueven desde la perspectiva de la defectibilidad, mientras los neuróticos en general, y el perfeccionista en modo particular, lo hacen desde la perspectiva de la indefectibilidad.
Desde este punto de vista, no nos sorprende que el cambio que pide el Evangelio a los adultos, la condición para entrar en el Reino de los Cielos, consista en "volverse como niños" (Mt, 18, 3), "porque el Reino de los Cielos es de los que se asemejan a los niños" (Mt. 19, 14), "pertenece a los que son como ellos...quien no lo recibe como un niño, no entrará en él" (Lc. 18, 16).
Independientemente de su contexto religioso, no se puede negar que el Evangelio es un imparagonable texto de humanidad. La recomendación de "volverse como niños" - no niños inconscientes, claro está - podemos traducirla como la invitación a ver de manera distinta, a provocar un renacimiento, un cambio profundo que alcanza el sistema mental, pensamientos y sentimientos, en el mismo "lugar" donde se origina la manera como pensamos lo que pensamos y como sentimos lo que sentimos. Llamamos perspectiva a este "lugar" donde se "apoya" la percepción.
El niño y la persona psicológicamente saludable no están interesados en corregir, cambiar o arreglar a las personas. Las toman como realmente son: defectuosas. La persona mentalmente sana consideran que "la vida es el arte de ser bien engañados" (W. Hazlitt). El neurótico, y el perfeccionista en el caso específico, piensan en términos: "El mundo se va acabar si yo no me apuro en arreglarlo".
El perfeccionismo malogra el humor.
La perspectiva de la indefectibilidad, característica del sujeto perfeccionista, no se lleve con el sentido de humor. Aun más, el sentido como tal se descubre con el humor y se pierde o caduca con la falta de humor. El perfeccionismo, en efecto, no es fuente de sentido. Éste es propio de la perspectiva de la defectibilidad, la cual favorece un entendimiento, una especie de pacto de tolerancia, con la irregularidad, el menoscabo de la realidad y el caso de la vida.
La perspectiva de la indefectibilidad (propia de los procesos racionales) es un obstáculo en la manera de colocarse ante la realidad limitada. El perfeccionista vive desde una "lógica anticipada" de cómo deberían ser las cosas. El perfeccionismo es una forma ingenua y terca de percibir la realidad. ¿Cómo deberían ser las cosas según él? Correctas, sin fallas, impecables, intachables. Ahora bien, ¿en qué lugar de este universo se encuentran las cosas así?
Aunque el perfeccionista hace las cosas con verdadero esmero, nunca obtiene la sensación de satisfacción. Nunca llega a sentirse adecuado. A todo lo que hace le encuentra un "pero".
Debido a que las cosas, las situaciones y las personas nunca corresponden con como deberían ser, el perfeccionista vive en pugna consigo mismo, con los demás y con el entorno.
A nivel cognitivo, lo defectuoso resulta ininteligible al perfeccionista. A nivel emocional, termina vivenciándose como inadecuado. Todo lo que hace es "insuficiente". Sus logros no resultan ser lo "suficientemente suficiente". De aquí que arremeta contra la realidad. ¿De qué manera? Según el Manual de Desordenes Mentales de la Asociación de Psiquiatría Norteamericana , quien sufre este trastorno genera una fuerte preocupación por el orden y el control mental e interpersonal.
Para el enfoque de psicología humanista existencial que estamos manejando, la consecuencia de este trastorno es una necesidad de estructurar la realidad. De volverla consistente y segura como un edificio de cemento armado, en otras palabras, de petrificarla.
El proponerse que las cosas, las personas y las situaciones sean indefectibles, alimenta la disposición a enjuiciar, a criticar y, por lo tanto, a descalificar. Es aquí donde el perfeccionista invierte estérilmente mucha de su energía y puede disponerse a la depresión. El estrés de esta situación hace abortar la posibilidad del humorismo.
Pero de esta manera el perfeccionista pierde en calidad de vida. A la larga descuida la posibilidad de gozar y de gustar los diminutos e incontables matices de la vida. Y perder en capacidad de humor equivale a perder en humanidad, porque quien no se deja tomar el pelo por las cosas, vive listo para el rechazo. Y con el rechazo se vigoriza la inclemencia, la falta de compasión.
A este punto, habría que resaltar, aunque sólo sea de paso, que la compasión y el humorismo son las dos caras de la misma moneda. Sin compasión, no hay humorismo y viceversa: la falta de humorismo revela el desierto de la compasión. El comienzo de la compasión reside en el humorismo, en aceptar la realidad tal cual es.
El humor, decíamos, genera sentido. El "sentido de humor" se propone como una forma de visión. El humorismo deja ver la vida de otra manera y deja ver cosas que de otra manera no se verían. Quien se maneja desde la perspectiva de la defectibilidad (propia de los procesos intuitivo-emocionales) percibe la incongruencia entre su expectativa y la realidad en términos ocurrentes, teñido de humor. Reconoce a la realidad limitada el derecho a ser defectuosa. De aquí que el sentido de humor sea un anhelo de comprender o acoger. ¿Comprender, acoger, qué cosa? La vida misma.
Sin sentido de humor estamos a merced del trastorno del perfeccionismo. Sin embargo, quien puede cambiar su perspectiva, puede cambiar su percepción, su manera de procesar, interpretar, leer, la realidad. Cambiar la manera de percibir la realidad requiere, pues, un desplazamiento del procesador racional al procesador intuitivo-emocional. En otras palabras, reducir el recurso (que en nuestra cultura Occidental es excesivo) al procesador racional y apelar al procesador intuitivo emocional. Como quien dice: desplazarnos del hemisferio izquierdo, sede de la lógica y desplazarnos al hemisferio derecho, raíz de la paradoja, del humor y de la compasión.
El humor nos afloja de la seriedad y gravedad racionales que desarrolla el pensamiento perfeccionista. Convendría entonces, en orden a verificar nuestro tipo de perspectiva, preguntarnos: ¿con cuanto humor percibo la vida?
O la misma pregunta, por lo que mencionamos poco antes, podemos formularla también en términos de compasión: ¿con cuanta compasión trato la vida? Como consecuencia, tomarnos siempre en serio y demasiado en serio obstruye el ejercicio de la compasión. La falta de compasión nos vuelve trágicos. En fin de cuentas, como advierte Brendan Gill: "no existe la menor prueba que apoye la idea de que la vida es seria". La compasión ante la desgracia, el error, el fracaso o la falta es una forma elevada, aguda e ingeniosa, de humorismo.
Quiero decir que no se puede perdonar, acoger y aceptar la defectuosidad de la vida sin una dosis de auténtico humorismo. En el fondo, como señala Schopenhauer: "La causa de la risa no es otra cosa que la súbita percepción de la incongruencia entre un concepto y su objeto real".
De aquí que la disposición a la compasión deje al descubierto nuestra índole humorista. Así, la práctica del humor nos lleva a ser benignos con nosotros mismos y con los demás. Quien vive sin sentido de humor tiene dificultades para ser compasivo.
Un cambio de perspectiva cuesta trabajo y genera cierta ansiedad, pero no hacerlo equivaldría a perder mucho más: a renunciar a la posibilidad de vivir más alegre y compasivamente. Esto es lo bueno del humor precisamente: que ayuda a decir si a la condición indigente del ser y al conjunto de los limites existenciales.
Concluyendo: la humanidad del hombre se forja reconociendo y aceptando la propia indigencia. La indigencia es la riqueza del hombre: la vida no puede volver más pobre a quien lo único que posee de seguro, no postizo ni artificial, es su propia indigencia.
Tomando la decisión de aceptarse a pesar de todo, el hombre se orienta y alcanza el sentido de su ser, lo revaloriza. Abrazando su indigencia, el hombre no sólo se orienta, sino que pone las bases para hallar el sentido de su vida. En la tarea de aceptarnos, el humorismo o su otra expresión, la compasión, juega un papel fundamental en la tarea de construirnos como seres humanos.
Ricardo Peter
ricardopeter@msn.com
www.terapiadelaimperfeccion.com
Un día el Diablo dijo: “¿Qué es esto? ¡Qué injusto! Haga lo que haga la gente, siempre que ocurre algo malo me echan la culpa a mí. ¿Qué culpa tengo yo? ¡Soy inocente! Mira, te mostraré como me culpan por todo”.
Había un fuerte carnero sujeto a una cuerda, que a su vez, estaba atada a una estaca. El Diablo aflojó la estaca y dijo: “Esto es todo lo que voy a hacer”.
El carnero dio un tirón y arrancó la estaca del suelo. La puerta de la casa de su propietario estaba abierta y, en la entrada, había un hermoso espejo, enorme y antiguo. El carnero vio su reflejo en el espejo, agachó la cabeza y atacó. La luna quedó destrozada.
La dueña de la casa corrió escaleras abajo y vio su hermoso espejo, que había estado en la familia durante años, completamente destrozado.
Enfurecida, les gritó a los sirvientes: “¡Cortadle la cabeza a ese carnero! ¡Matadlo!”.
Así que los sirvientes mataron al animal.
Pero aquel carnero era una bestia especialmente querida de su marido, que le había dado de comer de su mano cuando era pequeño. Así que al llegar a casa halló a su hermoso carnero muerto. “¿Quién le ha matado? ¿Quién ha podido hacer algo tan terrible?”.
Su mujer gritó: “Yo maté a tu carnero. Lo hice porque había destrozado ese espejo tan hermoso que me habían legado mis padres”.
El marido, airado, replicó: “En ese caso, me divorcio de ti”.
Los chismosos del vecindario les dijeron a los hermanos de la mujer que su marido iba a divorciarse de ella por causa del carnero que había matado.
Los hermanos se pusieron furiosos. Reunieron a sus parientes y salieron por el marido, armados con fusiles y espadas.
El marido oyó que venían y llamó a sus propios parientes a defenderle.
Las dos familias comenzaron una disputa en la que se quemaron muchas casas y murieron muchas personas.
El Diablo dijo: “¿Ves? ¿Qué he hecho yo? Tan sólo mover la estaca. ¿Por qué voy a ser responsable de todas las cosas terribles que se hicieron los unos a los otros? Yo tan sólo aflojé un poquito la estaca”.
Vigila tus estacas.
* Extracto de la obra El amor es el Vino, de Sheij Muzaffer Ozak recopilado por Sheij Ragip Frager. Ediciones Al Sur.
Colaboracion de Rachmatemmanuel
Ramon Garzon M:.M:.
Or de Montreal R:. L:. Libertadores #2
Ilustracion :Un conjunto fractal de Mandelbrot
"Las nubes no son esferas,
Las montañas no son conos,
Los litorales no son circulares,
Y los ladridos no son suaves,
Lo mismo que los relámpagos
No viajan en línea recta."
Benoît Mandelbrot
Introduction to The Fractal Geometry of Nature
Benoît Mandelbrot, el Meteorólogo, caminaba por una playa junto al mar en la estación estival de 1976 y de pronto observó que los contornos reales de la playa, acariciados y besados por la espuma marina, no obedecían a las formas regulares de la geometría de Euclides, el matemático de la Grecia clásica de Platón y Aristóteles, como los conos, los cilindros, las esferas, los prismas y los cubos inspiradores del Arte de Cezanne y de Picasso y Braque y del hombre esferoidal desde los griegos hasta nuestros días…
Sino más bien, pensó Mandelbrot, esos contornos de la playa y su suave arena-rizada por el viento-que rozaba apenas sus pies desnudos, se debían quizás a las formas de una geometría irregular, que el mismo Mandelbrot llamó "Fractal", inspiradora de las altas matemáticas de los "objetos fractales" del Tercer Milenio y del "hombre-fractal" u "hombre-manzana" en contraste con el milenario "hombre-esferoidal" de la geometría euclidiana…
La geometría irregular fractal de Mandelbrot es entonces una geometría alternativa a la varias veces milenaria geometría euclidiana regular, pues tiene la inteligencia de asumir la complejidad de lo real, de la naturaleza, del cosmos, del mundo y no la simplicidad lineal de las formas geométricas regulares que formalizan abstractamente lo real y le imponen a la subjetividad humana un esquema formalista de dimensiones cónicas, esferoidales, cilíndricas, circulares , cúbicas y lineales, al modo platónico idealista de la supremacía de lo ideal sobre lo real.
Ilia Prigogine el Premio Nóbel de Ciencia, a partir de su tesis sobre los procesos termodinámicos en desequilibrio y sus estructuras discipativas, plantea un posible y deseable equilibrio dinámico y complementario entre "determinismo e indeterminismo". Quizás a la manera del pensamiento complejo que considera el conocimiento-en los comienzos del Tercer Milenio-como "navegar en un océano de incertidumbres pasando por breves archipiélagos de certezas"…
La historia de la Francmasonería ilustra ésta tensión entre lo regular y lo irregular, lo establecido y lo alternativo, lo euclidiano y lo fractal, tal vez a la manera de la historia de las "Revoluciones Científicas", según Stephen Kuhn, cuando se genera un nuevo paradigma alternativo y el viejo paradigma se resiste tenazmente al cambio, argumentando por ejemplo lo "irregular" de la nueva alternativa frente a lo "regular" de lo inercialmente aceptado en la tradición de la ciencia.
Tal como ha ocurrido con Aristarco de Samos, Copérnico y Kepler en relación con el "helio-centrismo" y "foto-centrismo" en contrapunto alternativo con el "geo-centrismo" de Claudius Ptolomeus y de Marcus Manilius, de la Inquisición Católica y de la Astronomía "geo-céntrica". Y asímismo ocurrió con la Física Relativista de Einstein y su paradigma alternativo frente al paradigma regular establecido de la Física energética de Hemholz y Maxwell.
Más contemporáneamente, los nuevos paradigmas alternativos de la ciencia se expresan un poco después de mediados del siglo XX, cuando Rudolph Sheldrake, desde Open University en Londres, expresa la alternativa de sus "Campos Mórficos" y su "Resonancia Mórfica" como formas de comportamiento tanto de la naturaleza como de la humanidad y da el ejemplo de "Resonancia Mórfica" entre "Campos Mórficos" de unos pájaros que de pronto empezaron a picotear las botellas de leche dejadas por el lechero, a la hora de la madrugada, frente a las puertas de las casas de los habitantes de ciertas ciudades del Norte de Europa y otros pájaros empezaron a hacerlo a cientos de kilómetros al mismo tiempo. Y asímismo el experimento de grupos de niñ@s que en la Universidad de Harvard, descifraban anagramas en antiguo arameo y al mismo tiempo otros grupos de niñ@s empezaron a hacerlo, con la misma pericia y al (y en el) mismo tiempo, pero al otro lado del Atlántico, a miles de kilómetros de distancia, en Open University en Londres…
O los célebres casos misteriosos de científicos famosos como Kekulé, que hacía años buscaba en vano la fórmula de Química aromática del Benceno y de pronto una noche en su estudio en un estado de "relax" inesperadamente visualizó serpientes danzarinas que flotaban a su alrededor y lo miraban burlonamente, hasta que la más grande de ellas mirándolo fijamente dibujo en el aire la fórmula del anillo del Benceno…que Kekulé se apresuró a copiar rápidamente sobre un papel de su escritorio…Y asímismo el caso de Poincaré que había luchado durante años contra la existencia de las ecuaciones fucsianas en series y de pronto una tarde un poco después de la hora del ocaso y desde su escritorio privado visualizó intempestivamente las ecuaciones que parecían danzar a su alrededor y ante lo cual Poincaré las copió durante horas…
La Francmasonería "regular" de Anderson y sus famosos "Landmarks" se mantienen desde las primeras décadas del siglo XVIII-en plena época de la Ilustración y de las Luces-hasta las últimas décadas del siglo XIX cuando en 1877 en el Convento Francmasónico mundial, el G O D F expresa la alternativa de no reducirse al "deísmo" de la Francmasonería "Regular":
"…Ni deísmo, ni ateismo,
Ni materialismo, ni idealismo,
Ni escepticismo, ni agnosticismo, ni misticismo...
Sólo pedimos que quienes no piensen como nosotros,
Tengan siempre presente
Que la tolerancia liberadora y lúcida,
Es una de las principales virtudes (...)
Que conserven sus dogmas,
Ya que sus creencias se lo exigen,
Pero que nos permitan negar
La absoluta infalibilidad de los dogmas (...)
No!...Nuestra posición no apetece poderío
Sino una afirmación moral
Ni quiere sujetarse a poder alguno.
Defiende ideas y rechaza categóricamente
Toda pretensión ambiciosa..."
Más allá incluso de la alternativa paradigmática "irregular" del G O D F una nueva alternativa es generada. Pues, hasta 1881, la historia de la francmasonería del Derecho Humano se confunde con la de la francmasonería en Francia y más precisamente con la historia de la Gran Logia de Francia. En 1881, la Gran Logia Simbólica Escocesa niega a la Logia de "Los Librepensadores" del Pecq, el derecho de iniciar mujeres. Y el 9 de Enero de 1882, la Logia de "Los Librepensadores" del Pecq manifiesta su deseo de desligarse de su Obediencia . Y el 14 de Enero de 1882, inicia a Maria Deraismes…Entre 1890 y 1893, Maria Deraismes y Georges Martin conciben una estructura masónica capaz de admitir iniciáticamente mujeres en el seno de Logias Mixtas. El 4 de abril de 1893, la Orden Masónica Mixta del Derecho Humano es fundada oficialmente y el 4 de Enero de 1894, las Obediencias Masónicas Francesas son enteradas de la existencia de una Gran Logia Simbólica Escocesa El Derecho Humano… y su Obediencia crecerá y se instalará en numerosos países en que se crean sus Federaciones…
De este histórico modo la Logia de "Los librepensadores" del Pecq cerca a París a iniciativas de Georges Martin inicia a la brillante y lúcida Marie Deraismes en 1882 y a partir de 1893-1894 es fundada la Francmasonería Mixta Internacional con un perfil "irregular" frente a la "regularidad" sexista de la Francmasonería "regular".
Así, si la nó aceptación del "deísmo" fue el motivo de la diferenciación alternativa e "irregular" del G O D F frente a la Francmasonería "regular" deísta tradicional. Ahora, es la nó aceptación del "sexismo" lo que diferencia alternativamente e "irregularmente" a la Francmasonería Mixta Internacional de la Francmasonería regular sexista.
Y más allá incluso de ésta última diferenciación alternativa "irregular", la Gran Iniciada HPB, en 1887, en la Francmasonería, plantea la diferenciación radical entre los 'Epoptai' y los 'Mystes' , es decir, entre los verdaderos guardianes ('Epoptai' ) tanto de los antiguos secretos sagrados como de los significados simbólicos auténticos de los Misterios, en el llamado "templo inferior" o "cripta" iniciática, en contraste con los constructores del templo que suponen "superior"(los 'Mystes' )y que han olvidado y perdido los secretos y los misterios iniciáticos…
De aquí que a comienzos del Tercer Millenum, la Fracmasonería se mueva en medio de una tensión histórica, si hacemos "transversalidad" y "transdisciplina" constructivistas, entre Geometría y Francmasonería , entre lo que podemos denominar "lo Euclidiano" ó "lo Regular", lo establecido oficialmente y "lo Fractal" ó "lo Irregular", lo alternativo; entre Francmasonería Euclidiana y Francmasonería Fractal…
Sin embargo, tal como ocurre en Geometría y en el Arte mismo, es posible una co-exsistencia dinámica entre lo euclidiano y lo fractal, lo regular y lo irregular, lo establecido y lo alternativo. Entre las formas-objetos fractales y las formas-objetos euclidianos. Entre los conjuntos fractales de Mandelbrot y los conos, cilindros, esferas, prismas, cubos, círculos, lineales euclidianos.
Entre "el hombre esferoidal euclidiano" y "el hombre manzana fractal". Entre Francmasonería Euclidiana y Francmasonería Fractal…
Si la Francmasonería es Una y Universal entonces quizás podríamos co-exsistir a su interior-complementando nuestros antagonismos y generando la paz en medio de nuestros conflictos-la Francmasonería Euclidiana, Regular y Establecida y la Francmasonería Fractal, Irregular y Alternativa…Y tal vez en una misma tenida podríamos compartir el Rito Masónico masones euclidianos y masones y masonas fractales…;'Epoptai' y 'Mystes' …
Aunque otra apertura alternativa, ésta vez de índole espiritual, bien le puede plantear a la "regularidad" de las francmasonerías mixtas la emergencia de considerar el reconocimiento y el respeto a la diferencia esencial entre "naturaleza femenina" y "naturaleza masculina" y entonces la posibilidad de que masonas y masones practiquen el Rito en el mismo espacio y al mismo tiempo, pero en diferente sitio para evitar el homogeinismo de la naturaleza humana y acceder a la inteligencia de la diversidad humana, en este caso la diversidad femenina y masculina. Y ello a su vez generaría otras formas masónicas "fractales" pero en el sentido de la diversidad de los sexos, sin recaer en el "sexismo", pero tampoco en el homogeinismo "regular", confuso y difuso de hombres y mujeres…
Tal es el ejemplo y a la vez inspiración y testimonio de la condición humana planetaria y la identidad humana múltiple, pluriéthnica y pluricéntrica, afirmando una anthropoética que es a su vez afirmación de una misma y universal comunidad del destino humano-intensamente y sutilmente-humano…
Y al decir del poeta:
Por patria, el universo
Por ley, la humanidad
Y por encima de todo,
La embriaguez de la libertad !!!
Fraternalmente Fractal R.A.G.M. M:. M:.
LA DEMOCRACIA Y EL PUEBLO
Mi concepto de democracia consiste en que el más débil debe tener las mismas oportunidades que el más fuerte. Esto jamás puede lograrse salvo mediante la no violencia.
Creo que la democracia auténtica sólo puede originarse en la no violencia. La estructura de una federación mundial sólo puede erigirse basándose en la no violencia, y la violencia debe ser totalmente desechada de los asuntos mundiales.
Por lo tanto, la regla áurea de la conducta es la tolerancia mutua, en razón de que nunca pensaremos todos de la misma manera y siempre veremos la Verdad fragmentariamente y desde distintas perspectivas. La conciencia no es una misma cosa para todos. Si bien es una excelente guía para la conducta individual, la imposición de esa conducta a los demás es una insoportable intromisión en la libertad de conciencia de cada uno.
Las diferencias de opinión nunca deben significar hostilidad. Si así fuera, mi mujer y yo hubiéramos sido enemigos irreconciliables. No conozco, en el mundo, dos personas que no sostengan opiniones distintas, y como yo soy adepto del Gita siempre me he propuesto tratar a todos aquellos que difieren de mí con el mismo afecto que siento por los más próximos y queridos.
Si queremos evitar que la ley y el capricho de la multitud rijan el desenvolvimiento de la comarca, quienes afirman que dirigen las masas deben rehusarse decididamente a ser guiados por ellas. Creo que el mero enunciado de la opinión personal y el sometimiento a la opinión de la masa no basta, aún más, en problemas de vital importancia, los conductores deben obrar contrariamente a la opinión de las masas si éstas no cuentan con razones para sustentarla.
Es inútil un conductor cuando actúa contra el dictado de su conciencia debido a que lo rodean personas que sostienen toda suerte de puntos de vista. Si carece de una voz interior que lo sostenga y lo guíe, navegará a la deriva como un navío sin timón.
En materia de conciencia, la ley de la mayoría no cuenta.
Estoy absolutamente convencido de que ningún hombre pierde su libertad sino por su propia debilidad.
El verdadero demócrata es aquel que valiéndose de medios exclusivamente no violentos defiende su libertad y, por lo tanto, la de su patria y, en última instancia, la del género humano.
La democracia disciplinada y lúcida es lo mejor del mundo. Una democracia llena de prejuicios, ignorante y supersticiosa se debatirá en el caos y hasta es posible que llegue a destruirse a sí misma.
MISCELANEA
No deseo prever el futuro. Sólo me concierne preocuparme por el presente. Dios no me ha concedido dominio sobre lo que vendrá.
El objetivo siempre escapa de nosotros. Mientras mayor sea el progreso, mayor la comprensión de nuestra falta de mérito. La satisfacción reside en el esfuerzo, no en el resultado. Plenitud de esfuerzo es plenitud de victoria.
Si en apariencia tomo parte en política, ello se debe exclusivamente a que en la actualidad la política nos rodea igual que el abrazo de una serpiente del que no podemos desasirnos por mucho que lo intentemos. Por lo tanto, deseo luchar con la serpiente.
Niego ser un visionario. No acepto que me atribuyan santidad. Estoy en la tierra... Me siento inclinado a debilidades tan numerosas como las vuestras. Pero he visto el mundo. He vivido en el mundo con los ojos abiertos. He soportado las pruebas más tremendas que han recaído en el destino del hombre. He soportado esta disciplina.
Lo que es válido para los individuos es válido para las naciones. No se puede perdonar demasiado. El débil nunca puede perdonar. Perdonar es atributo de los fuertes.
Preferiría que la India pereciera antes de que conquistara la libertad con el sacrificio de la verdad.
Si no tuviera sentido del humor me habría suicidado hace mucho tiempo.
De alguna manera soy capaz de extraer lo más noble de la humanidad y eso me permite mantener mi fe en Dios y en la naturaleza humana.
Es una mala costumbre afirmar que los pensamientos ajenos son malos, que sólo los nuestros son buenos y que quienes sostienen puntos de vista distintos de los nuestros son enemigos de la patria.
La bondad debe unirse a la sabiduría. La mera bondad no basta. Se debe conservar el sutil discernimiento que acompaña al valor espiritual y al carácter. En una situación crucial debemos saber cuándo hablar y cuándo permanecer en silencio, cuándo obrar y cuándo evitar la acción.
En esas circunstancias la acción y la no acción se vuelven idénticas en vez de ser contradictorias.
Lo que más me ha asombrado en la vida de Tolstoi es el hecho de que practicara lo que predicaba y de que admitiera que en su búsqueda de la verdad nada era demasiado arduo... Fue el más notable apóstol de la no violencia que haya producido la época actual.
MUJERES
Creo firmemente que la salvación de la India depende del sacrificio y de la lucidez de sus mujeres.
Según mi opinión, de la misma manera en que hombre y mujer son fundamentalmente uno, en esencia también sus problemas deben ser uno.
En ambos el espíritu es el mismo. Ambos viven la misma vida, tienen idénticos sentimientos. Cada uno es complemento del otro. Ninguno de los dos puede vivir sin la activa ayuda del otro.
Pero de múltiples maneras el hombre ha dominado a la mujer desde épocas remotas y así se ha creado en la mujer un complejo de inferioridad. Ha creído en la validez de la interesada prédica del hombre según la cual es inferior a él. Pero los profetas de la humanidad la han reconocido su igual.
Si yo hubiera nacido mujer, me habría rebelado contra cualquier pretensión del hombre de que la mujer ha nacido para ser su juguete. Mentalmente me he transformado en mujer para penetrar en su corazón. No pude penetrar en el corazón de mi mujer hasta que no me decidí a tratarla de manera diferente de la que acostumbraba, y de ese modo le devolví todos sus derechos despojándome de todos los supuestos derechos que me concedía mi condición de marido.
La mujer debe dejar de considerarse a sí misma el objeto de la lujuria masculina. La solución está más en sus manos que en las del hombre...
Si la no violencia es la ley de nuestro existir el futuro pertenece a la mujer . . .
POBREZA EN MEDIO DE LA ABUNDANCIA
Debiéramos avergonzarnos de descansar o de disponer de una comida completa mientras haya un hombre o una mujer físicamente apto sin trabajo o sin alimento.
Le es permitido al mundo... reírse de mí porque me desprendo de toda propiedad. Para mí ese desprendimiento ha sido una ganancia positiva. Me agradaría que la gente compitiera conmigo en mi satisfacción. Es el más valioso tesoro que poseo. Por lo tanto acaso sería válido afirmar que aunque predico la pobreza soy un hombre rico!
Nadie ha sugerido nunca que el opresor pauperismo pueda conducir a algo que no sea la degradación moral.
Para el pobre lo económico es lo espiritual. No se puede ofrecer otro estímulo a esas multitudes hambrientas. Les resultaría indiferente. Pero si les entregáis alimentos os considerarán su Dios. Son incapaces de ningún otro pensamiento.
Aun en un mundo más perfecto fracasaríamos en el intento de evitar las desigualdades, pero podemos y debemos evitar la rivalidad y la amargura.
La idea de la guerra de clases no me atrae. En la India una guerra de clases no sólo no es inevitable sino que inclusive puede evitarse si hemos comprendido el mensaje de la no violencia. Quienes hablan de la guerra de clases como de algo inevitable no han comprendido las implicaciones de la no violencia o las han comprendido sólo a flor de piel.
No puede terminarse con la explotación del pobre por medio de la destrucción de unos cuantos millonarios, sino eliminando la ignorancia del pobre y enseñándole a no cooperar con sus explotadores. Esto también convertirá a los mismos explotadores. Inclusive he sugerido que en última instancia eso colocaría a ambos en una situación de camaradas iguales. El capital en sí mismo no es un mal; lo que está mal es su uso injusto. El capital, de una u otra manera, siempre será necesario.
El absoluto renunciamiento a todas las posesiones personales es algo que muy pocos, inclusive entre la gente común, son capaces de poner en práctica. Todo cuanto legítimamente puede esperarse de la clase acaudalada se reduce a que conserve su riqueza y su talento en depósito y los use para servir a la sociedad. Pedir más significaría matar a la gallina de los huevos de oro.
AUTODISCIPLINA
La civilización, en el verdadero sentido de la palabra, no consiste en la multiplicación de necesidades sino en su deliberada y voluntaria restricción. Sólo eso suscita felicidad y satisfacción reales y aumenta la capacidad de ser útil.
La perfecta salud sólo puede lograrse viviendo en obediencia a las leyes de Dios y desafiando el poderío de Satanás. La verdadera felicidad es imposible sin verdadera salud y la verdadera salud es imposible sin un estricto control del paladar. Todos los demás sentidos automáticamente son controlados cuando el paladar ha sido controlado. Y aquel que ha conquistado sus sentidos, en realidad ha conquistado el mundo íntegro...
He aprendido mediante amargas experiencias la única y suprema lección para preservar mi cólera, y así como el calor preservado se transforma en energía, de igual manera nuestra cólera controlada puede transformarse en un poder capaz de mover el mundo.
El hecho no consiste en que no me encolerice sino en que retengo la cólera. Cultivo la cualidad de la paciencia como la falta de cólera, y por lo común tengo éxito.
Es equivocado e inmoral intentar escapar a las consecuencias de nuestros propios actos. Está bien que una persona sobrealimentada padezca dolores... Está mal que alimente su apetito y que luego escape a las consecuencias tomando medicinas...
Mi resolución ya está tomada. En el solitario camino de Dios en el que me he internado, no necesito compañeros terrenales. Por lo tanto, dejemos que quienes lo deseen me acusen de impostor, tal como ellos imaginan que lo soy, aunque no lo digan de manera tan explícita. Eso podría desilusionar a millones de personas que insisten en considerarme un Mahatma. Debo confesarlo: la perspectiva de que me bajen del pedestal me complace extraordinariamente.
AHISMA O EL CAMINO DE LA NO VIOLENCIA
La primera condición de la no violencia es la justicia en absolutamente todos los aspectos de la vida. Acaso eso sea mucho esperar de la naturaleza humana. Sin embargo, no lo creo así. Nadie debiera dogmatizar acerca de la capacidad de la naturaleza humana para degradarse o elevarse.
Así como uno debe aprender el arte de matar en el aprendizaje de la violencia, de la misma manera debe aprender a morir en el aprendizaje de la no violencia.
Si meramente amamos a quienes nos aman, eso no es no violencia. Sólo existe la no violencia cuando amamos a quienes nos odian. Sé cuán difícil es acatar esta gran ley del amor... El amor al que odia es lo más difícil. Pero, por la gracia de Dios, aun esto tan difícil se torna fácil de cumplir si queremos hacerlo,
Comprendo que las naciones, igual que los individuos, sólo pueden formarse por medio de la agonía de la Cruz y no de otra manera. La alegría no procede de las penas que infligimos a los demás sino de las penas que sobrellevamos voluntariamente.
Algunos amigos me han dicho que la verdad y la no violencia están fuera de lugar en la política y en los asuntos mundanos. No estoy de acuerdo con ellos. No las he utilizado como instrumentos para la salvación individual. Su ingreso y su aplicación a la vida cotidiana ha sido mi ininterrumpida práctica.
El principio fundamental de la no violencia se basa en abstenerse de la explotación en cualquiera de sus formas.
La historia nos enseña que aquellos que, sin duda por motivos honestos, han acosado a los hambrientos utilizando la fuerza bruta contra ellos, a su vez se han transformado en presa de la enfermedad de los conquistados.
Si yo no puedo tener nada que ver con la violencia organizada del gobierno, aún mucho menos tendré que ver con la desorganizada violencia del pueblo. Preferiría que entre ambos me aplastaran.
Objeto la violencia cuando parece obrar bien; este bien es sólo temporario; el mal que infiere es permanente.
Jesucristo y Sócrates representaron la forma más pura de resistencia pasiva o fuerza espiritual. Para todos esos maestros el cuerpo no significaba nada en comparación con el espíritu.
No me opongo al progreso de la ciencia en sí misma. Por el contrario, el espíritu científico de Occidente suscita mi admiración, y si esta admiración tiene restricciones, ello se debe a que los hombres de ciencia occidentales no respetan la creación inferior de Dios. Aborrezco la vivisección con toda mi alma.
RELIGION Y VERDAD
Cuando hablo de religión no aludo a la formal ni a la ritualista, sino a esa religión que se encuentra por debajo de todas las religiones y que nos enfrenta cara a cara con nuestro Creador.
Sé... que nunca hubiera conocido a Dios si no hubiera luchado contra el mal aun a costa de la vida misma.
Me esfuerzo por ver a Dios a través del servicio prestado a la humanidad pues sé que Dios no está en el cielo, ni aquí abajo, sino en cada uno. Si un hombre llega al corazón de su propia religión, también ha llegado al corazón de las otras.
Las religiones son distintos caminos que convergen en el mismo punto.
¨Qué importa que tomemos distintos caminos siempre que lleguemos a la misma meta? En realidad, hay tantas religiones como individuos.
Que nadie, ni por un momento, abrigue el temor de que un estudio reverente de las otras religiones pueda debilitar su fe en la propia. El sistema hindú de filosofía considera que todas las religiones contienen en sí elementos de verdad y prescribe e impone una actitud de respeto y reverencia hacia todas ellas.
Creo en La verdad fundamental de todas las grandes religiones del mundo.
BIOGRAFIA
Gandhi, Mohandas Karamchand
(Porbandar, 1869-Nueva Delhi, 1948). Líder político-religioso hindú llamado el «Mahatma» (el alma grande). Nació en el seno de una familia perteneciente a la casta vaisya, casta comerciante baniana, pero que desde hacía dos generaciones había ocupado cargos políticos importantes en Kathiawar.
Gandhi estudió leyes en Londres (1888-1891). Posteriormente ejerció la abogacía en India y en Sudáfrica (1891-1893), país donde comenzó su famoso movimiento de resistencia pasiva contra los abusos del gobierno colonial inglés. Organizó un cuerpo de ambulancias en la guerra anglo-bóer (1899-1902). El 18 de diciembre de 1913 se firmó el Pacto Smuts-Gandhi entre el jefe del gobierno de Sudáfrica Smuts y el propio Gandhi, que abolía las injusticias más escandalosas.
En India, en 1917, Gandhi llevó a cabo su primera campaña en favor de los productores de índigo del distrito de Champaran, en el norte de Bihar. En 1920 asumió la dirección del Partido Nacionalista y obtuvo de su congreso la adopción de un programa de no cooperación y boicot de las instituciones coloniales y de los productos europeos. A este programa se sumó un llamamiento en favor del hilado y del tejido a mano. La no violencia, cierta hostilidad hacia la industria y una concepción naturista de la forma de vida son los rasgos más característicos del «gandhinismo». Condenado a seis años de prisión (1922), fue indultado (1924) y nombrado presidente del Congreso Nacional indio (1924-1934, 1940-1941). En 1929, después de un año de retiro y de meditación, reanudó su campaña de desobediencia civil, fue apresado cinco veces más e indultado otras tantas. En 1931 participó en la conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Llegó a ser objeto de la veneración de su pueblo. Amenazando con ayunar hasta la muerte, logró el triunfo de sus reformas e ideas humanitarias. Fue asesinado por un miembro del Rashtriya Svayamsevak Sangh, movimiento extremista hindú.
Roberta Galli
Gran Logia de Italia
Plaza Gesù Palazzo Vitelleschi
El problema planteado por el tema propuesto puede, en mi opinión, ser tratado bajo varios aspectos. Es en primer lugar necesario para nosotros tener las ideas claras en las definiciones y contenidos de los vocablos integrismo y fundamentalismo para proseguir a un análisis y un estudio acerca él. Los dos conceptos, a menudo considerados sinónimos, son, realmente, diferentes y su aplicación, que siempre es peligrosa, se torna dramática cuando se unen. El integrismo exige un sistema de unidad que anule la pluralidad de conceptos y programas. El fundamentalismo requiere la aplicación rigurosa de los principios de origen sin cualquier concesión a la evolución o ninguna adaptación a las circunstancias y los cambios del tiempo. Sucede muy a menudo que el integrismo absorbe un poco de fundamentalismo y uno encuentra en sistemas totalitarios políticos y/o religiosos que se refieren exclusivamente a reglas asentadas en el pasado por la pasividad, o generalmente enfrentadas al cambio, al progreso y a la evolución, y a lo que estos traen de bueno y malo en la vida humana. Un hecho que de ahora en adelante yo llamaré sólo integrismo, por lo menos para lo concerniente a este escrito, y la consecuente degradación del hombre.
Está claro que el integrismo y el fundamentalismo están caracterizados por una intransigencia ideológica rígida en todas las formas de la vida social, política y religiosa y se niega a cualquier posición diferente. Para abreviar, uno podría decir, pero sería quizás simplificar un poco, qué integrismo y fundamentalismo son el contrario de la tolerancia. Digo que eso es un poco para simplificar porque la intolerancia generalmente deriva de la ignorancia, del miedo a lo desconocido y a varios considerando que también causan integrismo y fundamentalismo, a sabiendas, y crece en donde la ignorancia, la miseria y la oferta de desviaciones psíquicas encuentran una tierra fecunda al individuo o en las antecámaras que quieren deducir de él una fiesta que siempre es económica aun cuando se presenta bajo otro ropaje.
La historia y la historia de las religiones están literalmente llena de integrismos: todos nosotros conocemos monarquías absolutas, dictaduras, y movimientos religiosos. Hoy uno tiende a hablar mayormente acerca del integrismo Hebraico, del que depende el resultado de una paz en una tierra dónde la tradición de la fe, y la reunión de sus mensajeros debe crear verdaderos territorios de paz expresa y tolerancia. Nosotros pensamos también inmediatamente en el integrismo islámico, dado que tenemos a la vista las demostraciones de una intransigencia y las consecuencias dolorosas para los hombres psicológicamente manipulados y enviados a matarse, a destruir y a destruirse en nombre de una idea y de una fe, agotando a las mujeres, a quienes quita cualquier dignidad y cualquier respeto como seres humanos, injuriándoles el cuerpo y la mente, educando a los niños que crecen (cuando ellos tienen la oportunidad para hacerlo) con este tipo de " lección " qué los volverá personas jóvenes y adultas nutridas de la palabra guerra y tapará sus oídos por el odio. Permítasenos no olvidarnos sin embargo que el Occidente no pasa la prueba de integrismo y recalcar que el fundamentalismo es una creación del Occidente, que siempre comete el pecado de orgullo para sentirse civilizado y en la cima de todo y de todos. Debemos recordar que el fundamentalismo histórico tiene una paternidad americana desde que en 1895, en las cataratas del Niagara, un grupo de teólogos evangelistas definió los cinco principios fundamentales de la fe cristiana.
Permítasenos igualmente no olvidarnos que antes de aparecer representado en una palabra que lo contendrá y lo simulará, el fundamentalismo surge al mismo tiempo que el hombre. ¿De hecho, cómo uno puede definir los absolutismos políticos que las monarquías de derecho divino o materialistas o las dictaduras practicaban, pasando por la exaltación de una raza? ¿Cómo puede uno llamar a los carniceros que perseguían a los librepensadores, a quienes me gusta llamar herejes en la dirección positiva de la palabra, es decir hombres que pensaron y plantearon una opción? ¿Cómo definir los modos impuestos por las Iglesias en Europa y América del Norte, y la imposición de guerras (¡qué contradicción!) en particular las cruzadas, que a todos nosotros nos presentaron como el ataque y la lucha contra el no civilizado, el infiel que se atrevió a ocupar la tumba de Cristo? (contra esos infieles, de los que occidente, que estaba detenido en su desarrollo, aprendió mucho de su civilización). Cada uno de nuestros países vivió y observó su integrismo. La Italia moderna sufrió el fascismo, que era una dictadura omnipresente que soportó el poder de una Iglesia Católica, dominante en la vida política italiana y cuyas opiniones son aún divulgadas por los medios de comunicación - incluso de izquierda - (Iglesia de la que será imposible prescindir porque su presencia es políticamente útil para sus amigos y sus enemigos). Italia aún soporta los embates contra la libertad que adelantan la hoz y el martillo, que combinan su lucha con la cruz y el Evangelio.
Nosotros, los Masones que creemos en la libertad que nuestros padres dejaron en herencia inestimable de una institución que hace su luz y su guía precisamente a esa misma libertad, no necesitamos muchas palabras para ver y entender estos integrismos violentos, qué sin decencia los políticos y los hombres de las Iglesias imponen en nuestra sociedad. Trabajar por el bien de la humanidad también es trabajar para abrir antes que todo nuestros ojos y dar comprensibilidad a los otros, aprender y hacer aprender el uso de la libertad.
La historia nos permite aprender sobre integrismo e identificar los nuevos integrismos, aquéllos de hoy, más sutiles, más insinuados y más peligrosos, porque ellos se presentan a menudo bajo un aspecto positivo. Roger Garaudy habló sobre el integrismo de los tecnócratas y nosotros podemos comprender que el ser humano es arrollado por el Integrismo de la máquina, la técnica y la tecnología. ¿Se vuelve sobre él la víctima o el Amo? Uno podrá encontrar esto una exageración, pero al revisar la definición de integrismo dado, nosotros veremos que el hombre no tiene otra opción, si para tener o no empezó de un sistema dónde el sujeto devino en objeto. Debe formar parte de él si quiere vivir en la sociedad. Es aquí, en mi opinión, donde empieza, el gran papel de la Masonería. Siempre me convencieron, a la luz de muchos episodios históricos que la Masonería no tiene que tratar de política y religión pero que debe formar al hombre, al Masón que será el portador de una enseñanza y una idea en el mundo político, social y religioso. La Masonería nos enseña a seguir siendo hombres, a mantenernos dueños de nosotros y a que no lo sean los objetos, a servir a la humanidad apoyando la investigación científica actual, y a no volvernos los esclavos del mundo moderno a nuestra disposición, para que el hombre sea capaz de actuar sobre él, más a menudo y más profundamente. Adquirir la libertad es tener la capacidad de decir y no decir, apagar la televisión, y de separar la calculadora cuando nuestro trabajo no lo requiere.
Esto me lleva a otras dos reflexiones, dictada la una por el hecho de que el Masón se debe sobre todo al trabajo en sí mismo, y la otra por el examen de las Obediencias Masónicas y de la existencia misma del Llamamiento de Estrasburgo.
Cada uno de nosotros lleva en sí mismo fundamentalismos que tenemos la práctica de llamar principios. En nuestra vida nosotros actuamos o a menudo decimos que actuamos por principios, pero nosotros también decimos al actuar que "en teoría... pero...". Ahora bien: ¿Qué es un principio? Es una regla, una base fundamental que se nos dio y sobre la que (podemos decirlo) nosotros construimos nuestra moral y en la que nosotros nos inspiramos para darnos una visión de la vida. Yo no hablo sobre los principios que se nos transmitieron y qué aceptamos por la tradición (y sobre el tradicionalismo, sus virtudes y defectos habría que decir mucho), a veces incluso por la ociosidad, o por la costumbre. Yo me refiero a las reglas que nos establecimos personalmente con base en el proceso de nuestra razón. ¿Por qué nosotros sentimos la necesidad de darnos principios que en un modo u otro está delimitando fronteras, habida cuenta que además aspiramos a la libertad?. Yo creo estar en capacidad de afirmar que cada hombre siente la necesidad de poseer reglas a las que referirse, un tipo de metro con que evaluar las acciones de la vida. Eso parece absolutamente lineal y simple: yo me doy una regla y yo la respeto. ¿Dónde está problema? El problema moral nace cuando yo me llevo a decir " en la teoría... pero... ", es decir en el momento en que yo hago la excepción al principio. ¿Es correcto derogar por un momento los principios o se hace esto para ir contra nosotros? ¿Debemos nosotros ser fundamentalista y hacer nuestras opciones de los dogmas? La respuesta del Masón es inmediata porque el Masón prefiere los extremos plurales, escoge el perfeccionamiento - no la perfección - que hace viva una tradición en el progreso, que opera y actúa, mientras, dando a las cosas y a sí mismo una discusión.
Es innegable que todo se debe dar en discusión, alejando el examen provocado por debates morales, crisis de conciencia o dramas. Pero como afirma Henry de Montherlant " un examen representa un regalo del destino al hombre... Uno de las ventajas del examen es permitirnos un buen conocimiento... el beneficio del examen no es así sólo obligarnos a ver claramente en nosotros sino obligarnos a despojarnos ". La intransigencia en los principios es imponer la esclavitud sobre nosotros mismos como afirmó Séneca, es el hombre sujetó a sus pasiones. El fundamentalismo moral se debe más que todo al miedo de perder los puntos de referencia y a la incapacidad de poder encontrar otros o de sufrir, en la búsqueda, la posible pérdida o los cambios de ellos. El compromiso moral individual está por encima del integrismo moral.
En la historia de la Masonería existe la gran división que se ha mantenido durante siglos entre la tradicional Masonería de patente inglesa y la Masonería adogmática (el adjetivo lo tomamos en su sentido extenso) o liberal. Los Landmarks y su interpretación dogmática le impidieron a los ingleses estar presente en Lausana en 1921 y los llevó reforzar su posición mediante la publicación el 4 de septiembre de 1929, por parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra, de los " Ocho Puntos de Londres ", que establecieron los principios (aquí está el principal dogma) para la definición y la aceptación de una Gran Logia. El artículo 8° reza ": y finalmente se determina que los Principios de las Grandes Constituciones, de los Landmarks y costumbres de la Orden serán estrictamente observados". Considerar los Landmarks y los Ocho Puntos como leyes soberanas, aisladas de tiempos, hombres y lugares equivale en la practica a la fabricación de dogmas que vienen a pesar en el espíritu de libertad, en la búsqueda de esta, y en el respeto individual que caracteriza a la Masonería.
Cerrando con respecto a los cambios, cuando estos son racionales son convenientes: La negativa de una evolución por el respeto a una Tradición, la ceguedad que proviene de no reconocer que esta Tradición es hecha por los hombres y vive y progresa con los hombres, como siempre ha sido en el pasado, es la negación Masónica del espíritu y la transformación de un crisol de ideas, de una fuente de universalidad y cosmopolitismo, que poco a poco se vuelve estéril por la falta de oxígeno, completamente aislada por un orgullo derivado de la conciencia de ser depositarios de la verdad. Nada es más contrario al espíritu Masónico que el concepto de verdad absoluta que sólo existe como un ideal del modelo de la las Ideas de Platón. Entre los Landmarks, los dos que han creado la más grande incomprensión es la presencia de la mujer en la Logia y la creencia en un Dios revelado. Nosotros no entraremos en comentarios sobre esto, pero queremos recordar la declaración del documento final de la Conferencia de Lausana de 1921 qué dice entre otras cosas:
" El propósito de la Masonería, institución tradicional, filantrópica y progresista, basada en la aceptación del principio de que todos los hombres son hermanos, es la investigación de la verdad y el estudio y la práctica de la moral y la solidaridad. Ella trabaja por la mejora moral y material, así como intelectual y social de la humanidad. Tiene como principio la tolerancia recíproca, el respeto a los otros y a sí mismo y la libertad de conciencia. Ella busca extender a toda la humanidad las ataduras fraternales que unen a los Masones en toda la superficie de la tierra ". Nosotros reconocemos en estas formulas aquéllas de la Llamada de Estrasburgo de la que celebramos la 40° Asamblea anual. La libertad absoluta de conciencia es la contestación a los Ocho Puntos de Londres; es la expresión del universalismo y la fraternidad Masónica.
Sin embargo es necesario hacer un último comentario sobre el integrismo y el fundamentalismo en la Masonería. La contestación a la rigidez dogmática inglesa no siempre ha sido el liberalismo Masónico que afirma la plena libertad para adoptar y seguir un camino. De hecho, demasiado a menudo, por un fenómeno profundamente humano, que los Masones deben rectificar, la violencia responde a la violencia y el fundamentalismo contesta al fundamentalismo, inconscientemente, por completa buena fe buena y de una manera tangible. Cuando nosotros nos definimos como Masonería adogmática debemos prestar una gran atención para no hacer del adogmatismo un dogma; es probable que el miedo a un mal nos haga entrar en el mismo mal. A menudo nosotros nos olvidamos de considerar que la Tradición Masónica, que es común a todos, puesto que progresa y se enriquece con el tiempo, difiere inevitablemente de país a país y, por una razón mas fuerte, de continente a continente.
La verdad de un pueblo, de una civilización no es necesariamente la de otro. El Masón siempre debe recordar que cada uno busca su verdad según sus métodos y no el de los otros. Muy a menudo también nosotros tendemos a transformar la laicidad en ateísmo, dejamos aspectos interpretables de la tradición simbólica para no dar ningún espacio a una posibilidad de ver en la Masonería los elementos que la relacionan con una religión. Permítasenos no olvidar el valor de los símbolos, que son nuestro idioma; permítasenos no olvidar que en un país por razones históricas y sociales muy a menudo prospera un tipo de Masonería que solo puede ser practicada en otro, al mismo tiempo, cuando este comprende de la misma manera su espíritu, sus creencias y su educación. La Gran Logia de Italia (solo es posible para mí hablar sobre mi Obediencia) como otras Obediencias trabaja a la Gloria de G:.A:.D:.U:., y abre su trabajo en el Evangelio de San Juan, pero la Gran Logia de Italia es una Obediencia laica que estima que el Gran Arquitecto del Universo representa para cada uno un ideal diferente, el Gran Reloj de Voltaire en que lo sagrado y lo religioso son dos cosas diferentes.
Ellos son sólo dos ejemplos y cada uno de nuestras Obediencias son ciertamente otros.
En conclusión quiero que se me permita hacer un llamamiento: Permítasenos ser Masones. No se olvide el ejemplo de la Masonería operativa. Demos una discusión sobre el examen de nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestras creencias de nuevo. Descubriendo este compromiso es probable que no permitamos al fundamentalismo penetrar y vivir en nuestros talleres.