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Opinion

CARTA DE PETICIÓN DE CESE MASÓNICO de SALVADOR ALLENDE

CARTA DE PETICIÓN DE CESE MASÓNICO de SALVADOR ALLENDE

Al Querido Hermano:
Luis Holguín Blanco
Venerable Maestro de la
Respetable Logia Simbólica "Hiram" No. 65
Presente.-

Creo que, tal vez, en ninguna alternativa anterior de mi existencia había experimentado una emoción más intensa y compleja como la que afronto en la presente oportunidad: he de esperar que esta comunicación traduzca ante el Querido Hermano y Venerable Maestro y mis Hermanos, lo más genuino y auténtico de mi pensamiento.

Las alternativas propias de un destino profano pletórico de contingencias de lucha, me connaturalizaron con el principio de que es esencial el frío análisis colectivo para adoptar resoluciones de gran trascendencia.

Pero en tales coyunturas siempre -antes que ahora- comprendí que actuaba en función de procesos sociales y políticos e igualmente en función de organizaciones de muy claras concepciones interpretativas de la historia, regidas por programas concretos y atendidas a estrategias y tácticas consecuentes.

Capté que no era yo, aún acerca de mis propios actos, el arbitro supremo y exclusivo.

Encarné aspiraciones de carácter general que personificaban a miles de chilenos y, por lo mismo, aunque se me dispensara el honor máximo de las más elevadas responsabilidades cívicas, me di los hechos con un compás de justo graso y según una cabal escala de valores objetivos.

Mis pasos tenían que reflejar un fenómeno amplio.

Y conforme a este criterio, jamás me dejé arrastrar por la jactancia de echar sobre mis hombros el fardo de algo que me transformara en una especia de agente de lo irreparable.

Siempre me miré, antes que nada, en la faz de mi conciencia; pero aboné mis procederes y elegiré su peso, en lo que consideré como una correcta interpretación del sentir de la comunidad.

En este instante no he consultado a ser humano alguno, porque ello no procede.

Obro, teniéndome a mí mismo como único consejero.

Por un impulso íntimo e inducido por ansias y anhelos nutridos de lo bueno y alimentado también por el ambiente familiar, con humildad y fe en lo positivo de la condición del hombre, detuve mi ruta profana.

Golpeé, hace cerca de 30 años y en plena muchachez, ante las puertas de la Orden.

Dejé oír mi solicitud iniciática; Hoy, al cabo de tan larga etapa de trabajo y convivencia, he resuelto cerrar esta dilatada trayectoria, sin haber interrumpido jamás mi asiduidad a los Talleres.

 ME ACOJO A MI TEMPLO ÍNTIMO

Me alejo de los templos, por magníficos que ellos aparezcan ahora en la suntuosidad de su arquitectura y me acojo al templo íntimo que, en plena madurez de condiciones, he logrado edificar para mí mismo.

Este Templo, construido con los sólidos muros del idealismo; traducido en la justicia social, la libertad concreta extraña a toda alienación; apoyado en la fraternidad por la proscripción de las clases sociales y de la igualdad por la derogación de cualquier discriminación, ya sea racial, religiosa, económica o cultural, es obra de múltiples experiencias acumuladas con el correr del tiempo.

Surge mi formación, de estudios hechos, de circunstancias y emociones tan variadas como ricas, en las que el éxito y el fracaso se confundieron; en  que las amarguras y las excepciones se borraron ante el desinterés de nos humildes y los ejemplos anónimos y edificantes y también de mis muchas jornadas de mi alternancia Masónica.

Cuanto acumulé a través de treinta años de trabajo en los talleres de la Orden, tiene inobjetablemente caracteres de piedra fundamental para mí.

Pero no deseo que semejante cimiento angular sufra menoscabo y velando por preservarlo ante mis ojos con fuerza y vigor he resuelto poner entre lo actual y contingente y los grandes valores, la neutralidad de la distancia y su benévola perspectiva.

Me alejo sin reservas espirituales de ningún especie; con hondo sentido de la fraternidad hacia todos mis hermanos y ansiando solo que se me excuse, si inadvertidamente, con actos o palabras dijera, siquiera rocé espiritualmente a algún Hermano en nuestros Talleres.

Solicito mi carta de retiro por imperativo de mi conciencia.

Y ante esta, todo requerimiento extraño al propio yo, ha de detenerse y todo sentimiento ha de postergarse.

El precio de semejante estrictez es muy duro.

Pero se alcanza una compensación: la conformidad consigo mismo y la paz que traen el tiempo y su transcurrir.

Aspiro que mi último contacto material con los Talleres pueda ser de alguna utilidad.

Ello es mi deber postrero como Masón activo.

Por lo mismo, pensaré en voz alta, con el único ánimo de que mi franqueza contribuya a clarificar conceptos, a evitar dudas en los iniciados -ojalá así sea-, también a enriquecer a quienes han alcanzado la plenitud Masónica, ya que el acervo moral no cesa jamás de perfeccionarse por la adición incesante de puntos de vista.

Estudiante en un período de fragor social y político y médico joven, de acción profesional amplia y anónima, fui tremendamente golpeado por el impacto de la realidad patria y que, por decirlo sintéticamente, en su estructura económica, cultural, social y política, es la de toda América Latina.

De ambiente familiar sin prejuicios dogmáticos y atraído por el papel protagónico de los Masones desde los albores de la independencia; por la dura tarea de la Orden en su inalterable lucha contra el mal y por el bien; por la acción profana de la institución en sus afanes de eliminar la desigualdad social; por sus esfuerzos para barrer la intolerancia y superar el oscurantismo y pro imponer un régimen de igualdad de derechos y de expectativas para todos los hombre ingresé a la Orden.

Es no escasa medida también ejerció influencia en mis preocupaciones de bien público, mi devoción hacia la figura de mi abuelo, el doctor Ramón Allende Padín, ex Gran Maestro de la Orden y fundador de la primera escuela laica de Chile.  

Larga trayectoria en la que he recibido honrosas muestras de confianza de mis Hermanos, como la Maestría y la jefatura de mi Taller, me han hecho formarme un juicio que estimo apoyado en la realidad de nuestro ámbito fraternal.

Además, imagino que son muy escasos los Hermanos que han visitado tantas Logias como yo, a través del territorio nacional, durante tantos y tantos años que llevo procurando descubrir en su integridad social a Chile y las características de sus gentes.

UN INCENTIVO DE SUPERACIÓN

Desde un punto genuinamente teórico, la Orden Masónica es una institución perfecta.

Esencialmente aspira a una meta que carece de ubicación determinada en el tiempo y que, por lo mismo, representa un incentivo permanente del más alto nivel: la superación del hombre en sí.

Los métodos que sustenta para promover semejante proceso son inobjetables por su contenido y significación.

En efecto, su sistema de gradación iniciática, sinónimo de esfuerzo, disciplina, constancia, etc., no puede merecer el más leve reparo.

Su lenguaje simbólico, más allá de la belleza que encierra en si, ofrece la enorme  ventaja de que las imágenes, que superan el frío significado preciso de los términos, ponen en vibración sugestiva y creadora todos los resortes de la imaginación interpretativa y de los sentimientos.

Y el Ritual del intimo contacto  de los símbolos,  planea  fórmulas expresionales y hasta organizativas  que ennoblecen la convivencia . 

La Orden, en sus aspiraciones de fondo, podría mirarse quizá si como la mas acabada expresión del humanismo, ya que no incurre en dogmas  - sinónimo de drama histórico- que singularizan las religiones.

En su aspecto formal, la Orden también reconoce principios de una vigencia indiscutible: genuina democracia; una indispensable jerarquízación funcional de valores y una precisión nítida de las delimitaciones entre los diversos órganos de su estructura.

Obviamente,  dentro de los Talleres se crea,  así una realidad que debería  hacer de cada Hermano un hombre libre, de buenas costumbres, apto para cultivar la igualdad, la fraternidad, la tolerancia, y en suma, un ciudadano auténtico de la libertad integral. 

En la sociedad Masónica y en el pueblo Masónico nace, en cierto modo, un mundo que refleja el ideal de estructura  de la comunidad, no solo ya en su carácter  nacional,  sino en la esfera universal.

 APERTURA AL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Este mundo ideal en que vive  el pueblo Masónico,  ¿puede bastar al hombre real,  al hombre común,  que se desenvuelve  dentro de los imperativos tan concretos de una nación?

En este interrogante radica un gran problema, pues, en los hechos, se aprecia una contradicción.

Los Masones giramos en torno de la Igualdad, la Libertad, la Fraternidad como suprema síntesis de la convivencia colectiva .

Procede hacer una observación: ¿quiénes integran nuestra Orden?

¿Podría, con honestidad intelectual, imaginarse que su composición refleja a la sociedad chilena de hoy?

La respuesta, al menos en mi comprobada  experiencia, tiene que ser negativa.

En la Orden solo se cobijan elementos de la burguesía. 

No hay éste aserto calificativo de ninguna especie. Es un hecho y nada mas.

En consecuencia, los principios que animan la vida Masónica son practicados por un grupo -no el mas vasto- de nuestra comunidad.

¿Debe la Orden permanecer  indiferente ante una vacancia de la clase obrera como la que enuncio? 

Más aún,  ¿se trata de un fenómeno accidental?

La ausencia de elementos extraños a la burguesía es grave, tanto  mas cuanto que fenómeno tiende a acentuarse, ya que la historia acredita que hubo épocas en que nuestros Talleres se vieron decorados por muchos  y preclaros  Hermanos, que respondían, por lo menos a una extracción  artesanal y que también predominaba en el mutualismo.

¿Ingresa a la Orden en forma ininterrumpida, una raudalosa corriente de juventud, de estudiantes, de elementos representativos de la intelectualidad nacional en marcha?

Tengo la impresión de que la respuesta, aunque menos categórica  que en el caso de los trabajadores, tiene también que ser adversa.

En mi trayectoria  de Masón activo, siempre me promoví estas cuestiones. 

Las conclusiones fluyen con extrema  facilidad: determinados sectores sociales y aun estratos muy influyentes de la burguesía progresista no sienten que la Orden responda a los requerimientos del mundo contemporáneo.

¿Por  qué? Por dos razones principales: por el desconocimiento de lo que es en sí la Orden y por la actitud de algunos Hermanos, que contradicen en el mundo profano lo que se imagina deben ser los principios de la institución.

En su incesante afán de superación humana,  la Orden tiene,  sin embargo, metas que son esenciales para que tal perfeccionamiento pueda alcanzarse. Se plantean como tales la Igualdad, la Libertad,  y la Fraternidad, y sus derivaciones.

Algunos Hermanos consideran estos elementos en una órbita exclusivamente abstracta  y formalista, eludiendo toda consideración de sus aspectos reales en la convivencia y que aparecen como algo sine qua non para el imperio de estos principios. 

Puede argumentarse que la Orden, si entra en estas actitudes temporales, pasaría  rápidamente hacia su transformación en un partido político.

Hay en esta apreciación un juicio simplista que exige análisis.

En primer término, tiene que pensarse en la época en que la institución Masónica afianzó su etapa moderna, ya que no es del caso remontarse a entidades esotéricas del mundo antiguo, del Renacimiento o del feudalismo. 

La actual trayectoria corresponde a un período en que recién se comenzó a luchar por la emancipación del hombre con un sentido propiamente "humanista".

¿Cuál era el nivel en que podía librarse esta confrontación de valores?

Sólo en los espíritus selectos que, por su capacitación intelectual captaban que las únicas expectativas de progreso radicaban en el afianzamiento de ciertos conceptos de derecho, sinónimo de garantías individuales.

Se promovió, así,  el avance y perfeccionamiento de las instituciones constitutivas del Estado, al libre examen y al desarrollo capitalista como oposición al medioevo. 

La Orden partió en su ruta actual bajo el imperativo de fortificar las instituciones políticas y sus estructuras . 

Es decir, fue reflejo de una etapa en que las condiciones predominantes restringían las posibilidades de los seres superiores a hacer más y más correctas las manifestaciones superestructurales y formalistas de la sociedad.

Y nadie puede ignorar que semejante enfoque se abría solo para los espíritus más cultos y generosos de la burguesía  y de la intelectualidad. 

Y, desde entonces, la Orden para muchos Hermanos ha fincado su supervivencia en subrayar el carácter abstracto de su contenido.

Me inquiero, ¿puede una institución mantener su fuerza y su vigor situándose al margen del "devenir" histórico y preocupándose sólo de conceptos relativos?

A mi juicio ello sería una vana aspiración que,  a lo más relegaría  la Orden a una labor ateneísta y de grata convivencia  puertas adentro.

LA REALIDAD CON MIRADA VIGILANTE

A mi juicio, la Orden  tiene que medir la realidad que la circunda, tanto nacional como latinoamericana y universal, con mirada vigilante y actual. 

La declaración de principios y reiterados Conventos así lo disponen.

No se puede sobrevivir sólo en razón de bellas tradiciones y del mérito del papel que se desempeñó en acontecimientos históricos.

Nadie ignora que los deslumbrantes avances científicos y técnicos han transformado en sus raíces mismas muchos conceptos.

Diríase que la mayoría  de las palabras conservan su sentido esencial; pero que resultan ineficaces para expresar las dimensiones de los nuevos valores que trastocan el mundo en sus elementos determinantes.

Es acertado imaginar que un régimen jurídico liberal, a través de las  disposiciones constitucionales, podría, por ejemplo, garantizar la libertad de los hombres, en el sentido de evitar la presión arbitraria.

Evidentemente, el régimen jurídico representa un progreso sobre la etapa en que predominaban el absolutismo y la arbitrariedad.

Igualmente constituyó un enorme avance la división  y la autonomía de los Poderes del Estado, etc. 

Nuestra Orden cumplió en ese sentido una noble misión, no solo por la filosofía que imprimió en sus afiliados, sino por la batalla que libró frente a instituciones que, como la Iglesia, eran sinónimos de un status quo absolutista.

Pero, ¿Puede hoy restringir sus esfuerzos a semejantes aspiraciones?

No, y por una razón muy simple: en el estado actual alcanzado por las ciencias y sus técnicas derivadas, es dable ir más allá: se está en condiciones de organizar un régimen que origine un humanismo, claramente configurado. 

Es alcanzable hoy la libertad  concreta, y no solo la libertad de espíritu.

Antes, la gente de privilegiada sensibilidad y cultura se limitaba a alcanzar la hegemonía de su propia conciencia mientras las grandes masas quedaban al margen de todo avance.

Hoy, nadie debe ignorarlo, resulta viable procurar a todos los seres los elementos que requieren para satisfacer sus necesidades biológicas, espirituales y culturales, en cualquiera de sus expresiones y matices.

Es posible dar estructura a una comunidad en que haya sistemas planificados, aptos para derrotar las alienaciones efectivas que subordinan al hombre.

Y un ser liberado en términos concretos tiene acceso a la más genuina, fecunda y típicamente  humana existencia del espíritu y a una moral también genuinamente humana y social.

Hoy, el hombre puede, en forma efectiva, desarrollar los tributos que lo diferencian de los demás seres. 

Es factible construir una comunidad en forma y en marcha. 

En forma, para responder eficazmente a los requerimientos que singularizan al hombre y su presencia, y en marcha, por la experiencia que es posible alcanzar ininterrumpidamente metas que la imaginación se revela incapaz de concebir.

Es dable, así,  cumplir integralmente, en el espíritu y la materia, un humanismo que, por si, justifica nuestra Orden y que, a mi juicio, traduce el símbolo del Gran Arquitecto del Universo.

¿Cómo podría o debería proceder nuestra Orden en su labor para alcanzar tan loables finalidades?

La exclusión parece ser el método más adecuado para responder.

No puede, sin lugar a dudas, enunciar fórmulas programáticas definitorias para dar solución a los problemas objetivos de la realidad, porque con ello seguramente alteraría  la fraternidad, constituyéndose en un partido político o en una suerte de organización semejante, cuyo destino, en último término, habría  de ser predominio institucional, con todas las proyecciones y consecuencias que esto trae consigo.

No puede, igualmente,  desentenderse de semejante realidad, ya que los hechos son porfiados y las vacancias que se comprueban en la composición de la Orden -vacancias tanto cualitativas como cuantitativas- revelan que algo origina esta falta de atracción en la comunidad.

 UNA MISIÓN GRANDE Y EXCELSA

A mi modo de ver, la Orden tiene una misión grande y excelsa: sin precisar enunciados de soluciones programáticas debe inculcar a sus afiliados que hay que definir con vara actual los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad  para que surja una sociedad exenta  de alienaciones, eliminando la cesantía abierta o disfrazada por los salarios insuficientes; para que se evite la enfermedad suprimible; para que no se operen las muertes anticipadas; para que exista un sistema de seguridad social funcionalmente correcto y eficaz en su acción, para que se erradique el analfabetismo y para que se abra a todos el acceso a las anchas rutas de la cultura en sus múltiples expresiones y creaciones; para que se reconozca el derecho a la vivienda que llevan en si todos los seres y para que el esparcimiento se encuentre al alcance de la generalidad, tanto en el orden físico y espiritual y no represente, como hoy acontece, un privilegio económico de los sectores que menos lo requieren por su vida grata cotidiana.

Trasladados estos conceptos al orden internacional, se eliminará el subdesarrollo de los países; se afianzará la paz y se impondrán los derechos entre los Estados, más allá de las fórmulas organizativas o de su poderío bélico.

LA LUCHA CONTRA LA OLIGARQUÍA

Esta posición de nuestra Orden necesariamente la llevará a luchar con quienes, acéptenlo o no, son índices de postergación generalizada y con quienes disfrutan de las ventajas de un status quo insostenible por antihumano y antisocial.

Estas mismas batallas se libraron ayer y ahora ellas deberán librarse contra la oligarquía, el feudalismo agrario; la concentración financiera monopólica; el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, y el oscurantismo religioso y dogmático.

La Orden, si acepta tal actitud consecuentemente con las responsabilidades de nuestra hora, no podrá guardar silencio y enclaustrarse en sus templos. 

Sus filas, en cambio, se verán engrosadas y fortificadas de modo que sus enseñanzas trascenderán decisivamente al medio.

Pero una Orden que nada dice cuando se siembra el terror psicológico masivo sobre la base de la mentira internacional  durante nuestros procesos cívicos, es algo sin valor espiritual.

Una Orden que no reacciona para procurar que no se vulneren la soberanía y la libre determinación de los pueblos, es algo también sin vida. 

Una Orden que nada dice cuando se invaden y masacran  los pueblos porque una nación se reserva  el derecho  de determinar, por sí  y por su poderío armado, cual es el sistema político  y económico que considera aceptable, es una institución que no vela por la Libertad, ni por la Igualdad ni por la Fraternidad.

Nadie puede inferir en estas apreciaciones que yo pretenda que la Orden se transforme en movimiento político.

Pido, sencillamente, que forme a sus miembros en los conceptos que son su razón de existir, pero trasladados éstos a su significado, contenido y dimensiones presentes.

A través de toda mi labor,  principalmente en los últimos años he procurado que los Hermanos adquieran una conciencia de estos hechos.

En importantes actos de la Gran Logia he denunciado la colusión gigantesca puesta en marcha entre la Iglesia, el imperialismo y la reacción nacional e internacional para preservar el statu quo que origina que la sociedad chilena no esté al margen de los riesgos colectivos - hoy técnicamente eliminables -  siempre que impere un régimen político  y de Gobierno que así lo desee.

El sistema en vigencia hace que las masas no se revelen integradas por hombres  "libres y de buenas costumbres", sino en alta cuota por seres alienados, frustrados y agobiados por las taras de la miseria.

A través de una muy prolongada jornada también he tratado de contribuir a que en los talleres se desentrañen objetivamente los elementos que configuran la realidad, definiendo en todos sus grandes lineamientos los factores que, en conjunto dan pie al subdesarrollo en Chile.

Hasta ahora, he de reconocerlo, esta adaptación de las concepciones  de mis Hermanos al mundo de hoy se torna difícil.

He hecho un esfuerzo grande, a pesar de que mis tareas profanas me absorbían en inmensa medida.

He cumplido conmigo mismo.

En el aspecto interno se han adoptado normas institucionales que,  en mi concepto,  vulneran gravemente el sentido democrático de la institución.

Tal juicio me merece  y lo representé en forma del todo regular, la última enmienda constitucional que ha llevado a posibilitar la reelección del Serenísimo Gran Maestro.

Esgrimí objeciones morales y también genuinamente institucionales, ya que toda entidad, de cualquier naturaleza que ella sea, ha de abrir válvulas para la renovación. 

Si no se considera conveniente brindar tales expectativas,  se llega al corolario de que la misión del Sembrador no ha sido útil, pues no se ha dado origen a los frutos de cuya nobleza se tenga certidumbre. 

Podría, ante todos los hechos que he analizado, adoptar una alternativa: seguir junto a quienes comparten mis ansias de renovación dentro del pueblo Masónico o darme por vencido y guardar silencio. 

Pero no haré ninguna de ambas cosas.

No creo útil para los Hermanos, cuyos puntos de vista comparto en su alto significado Masónico mi permanencia en la tarea junto a ellos, pues soy un político de acción militante muy definida y, por lo mismo, resulta fácil esgrimir la mezquindad de imputaciones partidistas para desconocer y desnaturalizar la raíz Masónica de mis afanes.

No me acojo al silencio y envío esta nota a mis Hermanos explicando con franqueza mis ideas.

Aspiro que esta comunicación sea juzgada en su exacta dimensión y que ella llegue a constituir un incentivo mas para las inquietudes de tantos Hermanos.

Me resta formular algunas explicaciones estrictamente subjetivas. 

Experimento desgarramiento al alejarme de la casa que, espiritualmente, fue la mía por tantas épocas.

Tengo conciencia de que, dentro y fuera de los Talleres, me comporté como un Masón. 

Siempre, aun a riesgo de mi posición política, reivindiqué públicamente mi formación iniciática; ante el ataque  aleve contra la Orden siempre se me halló delante,  ya sea en el Parlamento, en el Comité o en la Asamblea Popular.

Aun dentro de los organismos superiores dentro de mi partido hube de poner de realce la no incompatibilidad entre los principios de la Orden y los programas de tipo socialista: entonces, al igual que esta comunicación trate de analizar la realidad de lo que es, en esencia, nuestra institución Masónica.

Es decir, creo que en mi la siembra fue fecunda y al incurrir en esta mención, recuerdo con recogimiento y gratitud a quienes me brindaron la iniciación, a quienes me prodigaron la generosidad de su ejemplo y a quienes me estimularon a desbastar la piedra bruta.

Mi emoción solidaria se traslada igualmente hacia los Hermanos que, sin vulnerar la prescindencia política de la Orden me procuraron su inapreciable apoyo a mi trayectoria  profana, me alentaron con la fe en los postulados de justicia social y me entregaron tantos y tantos testimonios de solidaridad abierta y extraños a cualquier propósito subalterno.

Me acojo a retiro. 

Formulo votos por la prosperidad de la Orden dentro de una efectiva misión social, para bien de la Patria, de nuestra América y del mundo. 

Deseo que la felicidad mas genuina marque el destino de todos y cada uno de quienes son y seguirán siendo mis Hermanos de verdad.

Saluda muy fraternalmente al Venerable Maestro

Firmado:
Salvador Allende G.
Santiago, 21 de junio de 1965

Disputas y rivalidades sobre los masones

Ciro A. Quiroz Otero

Su gran acogida secreta en Colombia se debe, en parte, a la difusión de una extraña versión que un obispo criollo de misa y olla hacía sobre ellos.

Según él, los martes a la hora trece los masones se reunían en forma clandestina en los subterráneos de una vieja casona y allí, bajo la rigidez de sus enigmáticos ritos, previa selección, tres gatos negros de diferentes edades, de menor a mayor, eran degollados. Vertida su sangre en pesadas copas de oro, uno por uno y según sus grados, bebían los hermanos en señal de perpetua fidelidad a la orden.

Con el tiempo, los feligreses dejaron de creer en la fantasía del prelado, ante la evidencia de la carencia de tantos gatos negros. Sin embargo, cuando se habla de masonería, el misterio ronda de tal modo que ni aún los masones se toman el trabajo de aclarar o confirmar lo que sobre ellos se diga, limitándose solo a definirse como obreros filosóficos del pensamiento y la libertad.

Se dice que son muchos los sucesos que pertenecen al reino del secreto de la masonería, sobre lo cual la oralidad aviva la información que deliberadamente no es consignada en sus actas. Por ejemplo: que encubrían las ‘joyas’ que Barreiro envió a Bolívar inmediatamente concluyó la batalla de Boyacá; qué llevó a Bolívar a prestar juramento en el Monte Sacro, cuya difusión le valió el liderazgo para su campaña en la causa de la libertad americana, en la que siendo reconocido como el mayor entre sus iguales contó con la ayuda de Petión y la solidaridad de los ingleses, unidos por lo del rito escocés ‘Antiguo y Aceptado’, y de los franceses que pusieron al lado suyo a Soublette; más aún, qué desencadenó el no menos misterioso hecho de su muerte en extrema pobreza, abandonado por los suyos, después de la llamada conspiración septembrina, por la que ordenó el fusilamiento de Padilla con toda su cámara, sabiendo que la intención no era matarlo sino llamarlo "al orden", por ser la masonería contraria a todas las formas de autoritarismo, puesto que la ligaban unos mismos principios con unos mismos tribunales especiales y preferentes en su interior, a lo cual con anterioridad y por convicción debían someterse. Serían acaso miembros de la logia Filológica de Bogotá, fundada el 8 de mayo de 1828.

En los registros de la logia Estrella del Tequendama se lee cómo un día, ante el repetido e indigno remate de esclavos, el 12 de marzo de 1851, el venerable de esa logia ordenó al hospitalario tomar el dinero acumulado en el "saco de pobres" y que se trasladara al jardín de Cándido (plaza de los periodistas) para comprar en la subasta a los negros que allí estaban en remate. Así lo hizo y al ganar la adjudicación, al correrse la escritura, se preguntó a título de quién debía hacerse; el hospitalario contestó: "a nombre de la libertad". Así quedaron libres los esclavos, sin que nadie se percatara que se trataba de un acto altruista y discreto de masonería.

La incógnita acude en busca de respuesta sin explicar por qué un hombre de la talla de Jorge Eliécer Gaitán, habiendo querido ser masón, no obtuvo el voto de confianza de quienes lo investigaron ni la fiabilidad de los miembros para ser admitido en la prestigiosa y centenaria Logia Veritas Vinci, del oriente de Bogotá, cuando su hermano Miguel Ángel era parte de la fraternidad.

Todos estos hechos que solo la masonería podría explicar van quedando en el transcurso de tiempo y espacio que avanzan "sin pausa pero sin prisa", refundidos "en la noche de los tiempos" como "verdad sabida y buena fe guardada", como concepto temporal de la verdadera historia, sin que "profanos", o sea los de afuera, sepan lo que ocurre en las "tenidas" o trabajos de sus templos.

Nadie sabe con precisión cómo y por qué Eduardo Santos, miembro de la logia Estrella del Tequendama, valiéndose de su amigo y fraterno Roberto Liévano, trajo 17 científicos extranjeros, sin importar su credo, para fortalecer la ciencia y la academia, al finalizar la Segunda Guerra, cuyos descendientes son hoy connotados ciudadanos dentro de la política y la burocracia nacional, ignorando estos por quién, por qué y cómo vinieron sus progenitores a Colombia.

Lo cierto es que sobre la masonería en Colombia mucho se dice y poco se sabe, solo que la Iglesia, por detestarla tanto, ha constituido su mayor medio de propagación.

Aunque el Vaticano la haya excomulgado en 16 bulas, muchos clérigos han pertenecido a sus talleres desde el presbítero Andersom, autor de la constitución masónica de 1717, hasta oscuros miembros del banco Ambrosiano, en la época de Juan XXIII, y cuánto pudieron influir en ese papa, lo que podría servir de justificado fundamento a la conocida frase de Enrique Santos Montejo, ‘Caliban’, cuando excomulgado por el obispo de Tunja por masón se limitó a decir: "de eso no hablo sino con cardenales hacia arriba".

Los masones, que alegan un origen anterior al cristianismo, se fundamentan en la geometría y se aconductan en los instrumentos de trabajo de los obreros de la construcción, operan según el funcionalismo arquitectónico del templo del Rey Salomón con sus jerarquías; se conforman con decir que son "hombres libres y de buenas costumbres" creyentes en la existencia de una fuerza superior a la cual llaman "Gran Arquitecto", que en la privacidad de cada quien se designa con el nombre que quiera.

Ni culto, ni creencia, la masonería carece de dogmas, tampoco se acoge a doctrinas. En sus templos no hay espacio para Satanás, por estar dedicados por entero al culto de razón, virtud y ciencia; podría ser un método para la inteligencia, resorte de tolerante voluntad y reflexión donde no se requiere la presencia de gatos negros para elucubrar sobre la estructura de la lógica inmersa en el todo y los esquemas abstractos de la razón; hoy más discreta que secreta.

Tan discretos como tolerantes universalmente, ante el riesgo que corría la Universidad de Georgetown, si salían de allí los jesuitas por disputas con ellos, los masones convinieron en que el águila que decora el escudo de la academia tenga en la garra derecha la cruz y en la izquierda la escuadra y el compás; por algo será.

El Tiempo - Junio 7 de 2006

EL FUTBOL COMO ESCUELA DE CIUDADANÍA

EL FUTBOL COMO ESCUELA DE CIUDADANÍA

Iván Herrera Michel. 33°

No ha existido una institución privada, ni mucho menos un deporte, en toda la historia de la humanidad, que haya alcanzado el grado de organización e implantación de la que hace gala el fútbol moderno.  Para comprobarlo, solo tenemos que observar que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) posee más naciones vinculadas que la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.

Ni siquiera el Decálogo de Moisés se aplica en más países que las reglas de la FIFA, ni tampoco las doctrinas de los cristianos, musulmanes y judíos, sumados, se practican en más naciones y por más personas que las reglas del fútbol moderno. 

Se discute mucho sobre los antecedentes del fútbol en antiguas civilizaciones de distintos continentes, que van desde la azteca hasta la china, pasando por los celtas y los egipcios.  

Sin embargo, se da por sentado que el fútbol actual nace en la segunda mitad del siglo XIX en Londres, en un local Masónico localizado en la calle Queen Elizabeth N° 11.  De la Masonería pareciera que recoge el espíritu universalista de igualdad y fraternidad sin distingos de nacionalidad, raza, ideología, religión ni genero.  De la dirección en donde se reunieron inicialmente se tomaría el número de 11 jugadores, que aún hoy lo distingue de su pariente más cercano, el Rugby, que cuenta con 15.

Al parecer, entre los aficionados al Rugby de aquella época se fue generando una crítica a la innecesaria violencia de que hacían gala los jugadores en cada partido.  La  censura más fuerte provenía del alumnado de la Universidad de Cambridge que pedían que se abolieran las zancadillas y las patadas a las piernas del contrario.

En desarrollo de este malestar, el ocho de diciembre de 1863, se reunieron los Representantes de un grupo de once clubes interesados en organizar formalmente una Liga de Fútbol, en la "Freemasons Tavern" para crear la primera Asociación de esta disciplina.  La reunión contó con la participación de la Universidad de Cambridge y selló la separación definitiva del fútbol y el Rugby cuando los defensores de este último deporte, que eran minoría, abandonaron el recinto disgustados.  De ahí en adelante la nueva forma de fútbol no violento se propagaría por el planeta.

Desde entonces, el carácter de punto de encuentro social del fútbol se observa en las graderías.  Sin disminuir un ápice los contenidos identitarios ni el sentido de pertenencia del aficionado, se ve conversar a los aficionados relajadamente con su vecino de silla, y celebrar cualquiera que sea el resultado el intercambio de camisetas de los jugadores al final de la contienda.  Esta práctica es el homenaje más reiterado, masivo y público que se hace al valor de la tolerancia en la sociedad.

Por lo tanto, los desmanes de los pendencieros seguidores del irlandés Edward Hooligan solo parecen representar a modernos sectores marginales, que canalizan enfermedades sociales que nada tienen que ver con el deporte.    

Los medios de prensa, aun dentro del sesgo de su parcialización, vehiculizan un permanente llamado a la paz y a la concordia.  Tres veces al día, siete días a la semana, cuatro semanas al mes, doce meses al año.  El lenguaje de los comentaristas, en medio de sus querencias, se dirige por igual a todas las clases sociales, dentro de una fusión de elementos culturales diversos, que en otros contextos son difíciles de conciliar.

El aficionado no descrimina:  aplaude por igual al negro Pelé, que al rubio Cruiff, o al  mestizo Maradona; respeta por igual al jugador católico que se persigna al entrar a la cancha que al evangélico que ora a Cristo después de anotar un gol y al que baila; no le importa si la jugada vistosa la realiza un comunista ruso, un capitalista americano, un socialdemócrata escandinavo, o un tercermundista de Camerún; tampoco le importa si el jugador viene de las clases más desfavorecidas de la sociedad o si nació en una familia rica.  Estas diferencias no son importantes al momento de aplaudir.

El aficionado es un demócrata contestatario.  Expresa abiertamente y sin reservas su opinión con una gran capacidad de crítica.  No importa si no está de acuerdo con el Director Técnico o el Presidente del Club de su preferencia, por que entiende que el espectáculo es un bien público y sus dirigentes son servidores de una función que se le ha encargado y de la cual no son dueños.  Los títulos de propiedad les son indiferentes, por que entiende que hay cosas que no se privatizan.

Es por eso, que los estadios de fútbol, pese a las Barras Bravas que todos lamentan, son hoy por hoy una estupenda escuela de ciudadanía y un fenómeno contrahegémonico.  Y para resaltar la cultura democrática, en ellos se llega hasta lo carnavalesco en el afán de participar en la experiencia colectiva.

En el fútbol también se observa la mayor amplitud de horizontes de las nuevas generaciones.  Es común oír a un niño de 11 años afirmar que "en Colombia es hincha del Junior de Barranquilla, en América del Boca Junior de Argentina y en el mundo del Real Madrid de España", mientras que su amigo de la misma edad le sostiene altivo que, en ese mismo orden, los equipos de su preferencia son el "Nacional de Medellín, el Colocolo de Chile y el Galatasaray de Turquía", y ambos admiran por igual al Pibe Valderrama, a Ronaldiño, Zamorano, Maradona y Pelé.  Y ni hablar de Zidane y  David Beckam.

El fútbol como negocio, asimismo, incorpora la industria corporativa (Cocacola, Kodak, 3M, Toyota, Varta), que hace su agosto cuando vehiculiza su marketing a través de este deporte hacia al consumidor de clase media, aprovechándose del trabajo de unos jugadores (¿trabajadores?) que son en su mayor parte originarios de las clases más desfavorecidas de la sociedad.   También le sirve este deporte a quienes quieren aparecer en los diarios con fama prestada.  Es decir, que el fútbol incluso funciona como un reflejo del mundo moderno.

Viendo lo anterior, no es sorprendente que el fútbol haya entrado a Colombia por el Río Magdalena, y que su primera escala haya sido en Barranquilla.  La sociedad Barranquillera de principios del siglo XX estaba ya globalizada a partir del contacto permanente, cultural y económico, con colonias europeas, norteamericanas, chinas, árabes, etc., ya que la ciudad creció con un activo espíritu de puerto marítimo abierto al mundo.

Por otra parte, y dado que las estructuras culturales y los patrones sociológicos dependen de los contenidos locales, al igual que existe una experiencia brasileña del fútbol, distinta de la inglesa, la japonesa o la argentina, por ejemplo; en el ámbito nacional colombiano existen diferencias visibles en las formas como se vive el fútbol en Medellín, Santa Marta, Bogotá, Cali, Cartagena, Bucaramanga, Barranquilla, Ibagué, etc. 

En cada sitio, el fútbol cuenta con unos rasgos, una semiología y un imaginario, muy propios de la forma en que se formó su ciudadanía, y en consecuencia una oportunidad para la inclusión social.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA - EL FACTOR EDUCACIÓN

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA - EL FACTOR EDUCACIÓN

Jaime Castilla Camacho.
Gran Canciller.
Gran Logia del Norte de Colombia.

Ponencia presentada en la asamblea general de Clipsas que tuvo lugar en Montreal, Canada del 11 al 14 de mayo de 2006.

La Gran Logia del Norte de Colombia comparte el planteamiento según el cual la educación es la alternativa principal para conquistar un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, el fanatismo  y las guerras. La educación, la ciencia y la tecnología son factores esenciales en el camino hacia la paz y el desarrollo humano con equidad.

Si se estudia el significado de la educación a través de nuestra historia, si analizamos las propuestas que se han planteado, las polémicas que se han desatado, y los debates públicos que se han realizado, encontraremos que estos son elementos indispensables para hacer propuestas viables y concretas para el presente, y son las bases para proyectar el futuro, con el objetivo central de considerar la educación como un propósito nacional y/o universal.

Solo de esta manera la educación puede responder el trascendental reto que enfrenta en este momento, esto es, la superación de las grandes tensiones de hoy entre lo local y lo mundial, entre lo universal y lo singular, entre la tradición y la modernidad, entre el largo plazo y el corto plazo, entre la indispensable competencia y la preocupación por la igualdad de oportunidades, entre el extraordinario desarrollo de los conocimientos y la capacidad de asimilación del ser humano, en fin, entre lo espiritual y lo material.

Para analizar los antecedentes, programar el presente y proyectar el futuro, nos debemos preguntar: ¿Cuál es el verdadero sentido de la educación?, ¿Qué significado tiene para nosotros como seres humanos?, ¿Se compadece ese nivel de instrucción elemental con una aspiración realmente sentida?.

La educación a través del tiempo se ha visto afectada por las tendencias económicas de los pueblos. En la actualidad para la mayoría de los analistas el modelo de desarrollo neoliberal es incompatible con el necesario fortalecimiento de los sectores sociales del desarrollo. Pero el Banco Mundial lo mira de otra manera: "El buen funcionamiento de los mercados engendra en forma usual y natural una mayor justicia social". La distancia entre las citas de los expertos y la realidad social al parecer cada vez se amplía más. El neoliberalismo privilegia al mercado sobre el estado y promueve la inserción internacional a costa de una enorme fragmentación social, considera que el crecimiento económico lleva al desarrollo y a la equidad social, posterga la solución de los problemas de desigualdad y pobreza con la ilusión de que la libre competencia da lugar a una mayor justicia social. No se debe globalizar la pobreza, el analfabetismo, el desempleo, el fanatismo, la exclusión social. Globalicemos el bienestar, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Los países desarrollados deben encauzar sus esfuerzos hacia la generalización de una vida digna, que ella sea un valor para el servicio de todos.

La globalización ha arrojado resultados nada satisfactorios, veamos algunos indicadores: la participación en el ingreso del 20% más rico de la población mundial es del 87% cuando en la década de los años sesentas era del 60%. El coeficiente de desigualdad o de Gini ha ascendido dramáticamente entre la década del 60 y la del  90, pasó de 0,69 a 0,87. Cuando la esperanza de vida en Sierra Leona es de 33,6 años, en el Japón es de 79,8 años. Cuando la alfabetización en los países ricos llega casi al 100%, en Níger es del 13%. Cuando en Ruanda el ingreso per capita es de US$352, en Luxemburgo es de US$34.153. Si el índice de desarrollo humano, según la ONU, se refiere a tres aspectos: educación, nivel de ingresos y esperanza de vida, entonces ¿Qué es lo que estamos globalizando?

Esa es la dura realidad, la pregunta obligada es ¿Cómo debemos emprender el camino para cambiar esta situación, desde nuestra Orden Masónica, y buscar el bienestar y el sentido de la vida para todos?

La respuesta está en el factor educación, la educación desde su base más elemental es pilar fundamental para la formación del nuevo ciudadano. En la Masonería consideramos que trabajando en la educación se puede dar la transformación del hombre para llegar a una humanidad más civilizada.

La educación para el nuevo milenio tiene que estar basada en los cinco pilares que propone la UNESCO: Aprender a conocer, aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás, aprender a ser, y aprender a hacer.

Aprender a conocer. Esto tiene gran importancia, no se trata solamente de acumular información, sino de buscar el significado de las cosas. Se trata de que la persona sea capaz de pensar, interrogarse, de inquietarse, de tomar decisiones y de llegar a conclusiones. Esto es llegar al conocimiento. En Masonería nosotros aceptamos como verdad, todo lo que puede probarse por la ciencia, la experiencia, o demostrado por la inteligencia, que aquí es, la facultad de penetrar en el porqué de las cosas lo más hondamente. Se es más veraz, más razonable, cuanto más se penetre y se analice la cosa estudiada.

Aprender a vivir juntos. Como dice nuestra liturgia de primer grado, el grado de aprendiz: "El hombre debe conocer, amar y respetar a sus semejantes. Conociéndolos verá en cada hombre un hermano, igual suyo en pasiones y debilidades y por tanto falible y necesitado de apoyo o de enseñanza. Debe amarlos, esto es, esforzarse por destruir la superstición y el fanatismo… Debe también respetarlos, no coartando jamás el legítimo ejercicio de los derechos o el racional desarrollo de las facultades de un semejante, para que el progreso indefinido de la humanidad no se interrumpa".

Aprender a vivir con los demás. Aquí es crucial el tema de la laicidad en la educación. Como dice la Carta de Curitiba, firmada en Brasil en el marco de la segunda Conferencia Masónica Americana -COMAM- el pasado 19 de Febrero de 2006 e:.v:.: "Los estados deben ser laicos, procurando o manteniendo en sus constituciones y leyes, principios que permitan la convivencia pacífica de todos los credos. Que se de la formación de personas con libertad de conciencia sin preconceptos, para que puedan ser ciudadanos libres y abiertos a un ideal de paz y libertad entre los pueblos".

Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás. No se trata de la utópica sociedad sin conflictos. El conflicto y la violencia son componentes de la condición humana que se pueden mitigar por la utilización de nuestros impulsos, también naturales, como son, los de cooperación y fraternidad. Se trata de aprender a analizar y superar los conflictos. Las estadísticas informan que en Colombia en los últimos 25 años se han presentado 500 mil homicidios. ¿Tendrá nuestra educación la obligación de reflexionar sobre esta tragedia y aportar alternativas de solución?

Aprender a ser. En nuestra liturgia del grado de aprendiz masón se pregunta: "¿Qué se debe el hombre a si mismo", respondiendo así: " El  hombre tiene para consigo mismo el deber de estudiar, de instruirse, de procurar su desarrollo físico, moral e intelectual. Debemos esforzarnos por llegar a conocernos a nosotros mismos, para corregir nuestros defectos y debilidades, y vigorizar nuestra dignidad, de modo de tener absoluta conciencia de cuales son nuestras obligaciones y nuestros derechos, para reclamar éstos con energía y entereza y no excusar nunca el cumplimiento de aquellas".

Una corriente de pensamiento filosófico, llamada "El Realismo Estético", fundada en 1949  en la ciudad de Nueva York, por el filósofo americano Eli Siegel,  sostiene que hay cuatro principios básicos que toda persona debe saber y entender para poder realizarse como persona. Con el conocimiento de estos principios básicos se puede eliminar en la humanidad la injusticia, la violencia, el racismo, el fanatismo, la intolerancia, ...., etc.
1.- Toda persona está siempre tratando de unir opuestos en sí misma.
2.- Toda persona, para respetarse a sí misma, tiene que ver al mundo como bello, bueno, o aceptable.
3.- En toda persona hay una disposición de pensar que se engrandecerá a si mismo más, menospreciando el mundo exterior.
4.- Toda belleza es la unión de opuestos, y el unir opuestos es lo que estamos tratando de lograr siempre en nosotros mismos.

Sostiene el Realismo Estético que el mundo, el arte, y el ser humano se explican uno al otro; cada uno es la unidad estética de los opuestos. Entendiéndose por unidad estética la unión armoniosa, sin conflictos y que se complementan entre si para trabajar juntos, a pesar de ser contrarios por naturaleza.

La Masonería siempre ha tenido como norma de conducta, lo justo, lo bello y lo verdadero. Ella en esencia es una institución eminentemente formadora, docente por excelencia, consagrada a través de los siglos a la noble y generosa tarea de formar un tipo ideal de hombre culto, solidario, fraternal, tolerante, amante de la verdad y la belleza, libre de prejuicios y dogmas.


Aprender a hacer. Pero el solo conocimiento no es suficiente, no hacemos nada con saber muchas cosas, sino ponemos en práctica esos conocimientos. Debemos pasar de la teoría a la práctica, de la teoría a la acción. Por ello la joya esencial del masón en el Tall:. es el mandil, símbolo de amor al trabajo, de superación, de alegría por el deber cumplido. El método de trabajo masónico representa uno de los mejores instrumentos del perfeccionamiento humano. Lo que quiere decir que la masonería no es solo teoría, también es práctica, se habla con hechos, con acciones. No solo es buen masón el que estudia, investiga y escribe, se necesita que brote su espíritu filantrópico y caritativo. En masonería el trabajo es simbólico, filosófico, espiritual pero real, hay que poner en práctica lo que se estudia y se aprende en las logias, llevarlo a la familia, a su trabajo, a la sociedad en general. Los masones trabajan en logias intercambiando opiniones diversas para forjarse un criterio, y luego al exterior los masones transmiten sus ideas al mundo profano
La filosofía más práctica, hermosa y funcional del mundo no produce frutos, no produce resultados por si sola, es letra muerta si no se pone el trabajo, esto es, si no desemboca en la acción transformadora, en el trabajo creativo. La educación abarca muchos terrenos, pero no cultiva nada de él. Un anónimo dejó el siguiente pensamiento: "El trabajo es la base de todo comercio, la fuente de toda prosperidad y el padre del genio. El trabajo puede hacer más para hacer progresar a la juventud que sus propios padres, por más ricos que sean. Está representado en los ahorros más humildes y ha establecido los cimientos de cada fortuna. Es la sal que da su sabor a la vida pero debe ser amado antes de que pueda ceder su mayor bendición y lograr sus máximos logros. Cuando se le ama, el trabajo hace dulce, determinada y fructífera la vida".


El verdadero Masón no nace, se hace. Debemos seguir trabajando, pero con más tesón, en todas las esferas y a todo nivel en la formación de nuevos y más masones, hasta lograr una mayoría significativa que permita cambiar la tendencia hacia un mundo mejor en toda la humanidad.

Para nuestro caso colombiano, es evidente que tenemos que estudiar más detenidamente cuál ha sido la orientación de la educación colombiana, cómo se han adoptado las políticas públicas en ese sector, cuáles han sido los aportes desde las diferentes vertientes políticas y sociales, y cuales son las alternativas de solución para las graves deficiencias que actualmente tenemos desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, pero fundamentalmente para definir el sentido de la educación, sus propósitos y objetivos.

Muchas gracias.

 

 

La iniciación de Tati

PLANCHA  PRESENTADA POR EL H:. SEGUNDO SANTIAGO CONSUEGRA, miembro activo de la Resp:. Logia Nueva Estrella del Caribe No. 3  de Barranquilla, y Past-Diputado Gran Maestro de la Muy Resp:. Gran Logia del Norte de Colombia con sede en la misma ciudad, en la Tenida  de  Iniciación en la augusta Orden, de su hija, TATIANA INES SANTIAGO GARCIA, en la Resp:. Logia SOL DE COLOMBIA No. 1820 del El Derecho Humano de la ciudad de Bogotá Colombia.  

Esta plancha refleja la alegria del QH:. Segundo, en la iniciacion de su hija,  y de alguna manera la frustracion de no hacerlo en su propia logia.

Bogotá D.C. Septiembre 17 de 2005 e:.v:.

Ven:. Maestra y QQ:. HH:. Y HHnas:.
De la Resp:. Logia Sol de Colombia No. 1820  de El Derecho Humano

QQ:. HHnas: Recipiendarias:  Tatiana Inés y Martha.

Hoy es un día de gracia y muy especial para mi por encontrarme entre vosotros asistiendo a la Iniciación en nuestros augustos misterios de dos Hermanas que vienen a reforzar nuestras columnas y más cuando una de ellas es mi hija Tatiana Inés. El Gran Arquitecto del Universo no me dió hijos varones, pero me dio una Querida y venerada hija que hoy ingresa a esta escuela de sabiduría, en este respetable Templo de la Virtud, en donde se les enseñarán las virtudes que  deben adornar al humano, como son: Sabiduría, Prudencia, Fuerza, Templanza, Honor, Caridad, Justicia y Verdad.

Quién no ha bebido en la fuente de la verdad, no conoce la sabiduría, ni la Justicia, ni la Caridad, por ello es natural que hable sandeces de la Masonería, pero os digo QQ:. HHnas:. Recipiendarias que habéis ingresado a una Sociedad conformada por Hombres y Mujeres que han pulido su espíritu para servir a la humanidad, que son virtuosos Eticos, Caritativos, Honorables,  y  Justos, que siempre buscarán el perfeccionamiento humano mediante el rechazo a los vicios a la ignorancia y a la hipocresía, en el permanente cultivo de los más altos valores que engrandecen a la persona y a la sociedad.

En tiempos remotos, en Egipto, Grecia, Menphis, existían doncellas que eran las Sacerdotisas de los templos y eran iniciadas en el culto y en los misterios y enseñaban a los hombres los secretos del culto para que éstos después los transmitieran a sus discípulos, por eso no es raro, hoy día, ver a damas ilustres y bellas, como son nuestras Queridas Hermanas en la Orden, que son poseedoras de sabiduría y de las otras altas virtudes que antes he mencionado, dispuestas a irrigar por el mundo entre sus Hermanos y profanos  esos conocimientos adquiridos en esta escuela de formación filosófica y dentro de este Templo de la Virtud.

Quiero aprovechar esta inigualable oportunidad para exponeros, sin profundizar, algunos puntos de vista sobre la  Moral profana, la Etica Masónica, la Tolerancia y el rechazo a la hipocresía y a la ignorancia, que constituyen temas de obligada investigación por todo Masón.

Cuando ingresamos a la orden de neófito iniciado, traemos con nosotros una formación moral profana, moralidad religiosa, aprendida en el hogar, en la escuela y en la iglesia, que constituye una especie de regulación del comportamiento social, fundada en los resultados de nuestros actos de conducta que acarrearán consecuencias al autor, mediante el ofrecimiento de premios por las buenas obras y castigos por las malas. Esa moral constriñe la libertad del hombre con fábulas de paraísos hipotéticos  en el mundo del más allá, puesto que en este mundo de los vivos las conductas torcidas tienen consecuencias indeseables. Esa la moral y conducta impuesta desde fuera por la fuerza del miedo o de esperanzas o creencias míticas expresadas en dogmas, también impuestos a los pueblos, que se constituyen en reglas  para medir el bien y el mal, está construida sobre bases deleznables,  que al progresar la ciencia y desarrollarse el conocimiento, pierden terreno y sus mismas bases.

El Masón tiene que construir su propia Etica basándose en el estudio y la investigación, ya que la ética nace del conocimiento, de la convicción íntima y de la determinación autónoma, ajena y alejada de premios o castigos, no depende por ende  de compensación alguna.

El Masón aprende a construir su propia ética y a obrar o actuar conforme a ella de manera auténtica. En ese proceso se torna por fuerza en un ser diferente y si acierta en la teorización de los principios y en la impecabilidad y eficiencia de la práctica, el resultado será su propia formación en un líder, en un genuino conductor, porque ha alcanzado el autodominio y el ejercicio de una cada vez más plena y pura libertad que es  lo que constituye la meta previsible de su propio destino.

Esa Moral del Masón o su propia ética, es invulnerable cuando está fundada en la verdad, no en la mentira, en la realidad, no en la ficción o en el mito. No está sometida a compulsión exterior sino que nace de la autonomía del ser, por ello es firme y genera seguridad. Por ello seremos capaces de transmitir en forma pertinaz y perseverante esa ética masónica a nuestro entorno familiar y a la comunidad sobre la cual tengamos alguna ascendencia. El Masón que construye su propia ética está preparado para colocarse frente al bien y al mal, armado de su mero instinto y sin perturbaciones, pudiendo discernir que el sufrimiento inútil infringido a los demás es perverso y que el olvido de sí mismo y de su progreso hacia la trascendencia es malo, igualmente porque despilfarra la oportunidad única de transformarse en hombre libre, así como evolucionó para salir de la animalidad y alcanzar la liberación volitiva y la racionalidad consciente.

La Tolerancia, nunca la podemos confundir con el admitir desmanes en el comportamiento ético y conducta torcida de los HH: MM:., y profanos con los que nos relacionamos, por que ello conduce a un desquiciamiento de conductas y comportamientos que resultan contrarios a las buenas costumbres. Miremos la tolerancia como el tener el pensamiento abierto ante las perspectivas infinitas e inagotables del conocimiento. El objeto está en lograr que las agrupaciones de hombres y mujeres libres y de buenas costumbres de distinto pensamiento, nos reunamos para practicar la tolerancia en el ejercicio de la libertad de ese pensamiento y aceptemos que ninguna definición teórica es definitiva y que sólo un comportamiento conforme a una ética genuina fundada en la verdad y autonomía de la voluntad individual, puede impulsar el ser hacia su propia realización.

La Hipocresía. Lo fingido de cualidades, sentimientos o virtudes que no se poseen, lo engañoso lo falso, lo farisaico, sepulcros blanqueados, por fuera limpios y por dentro guardan la descomposición

Más que a los hipócritas que nos rodean, el Masón, debe desenmascarar y combatir al hipócrita que lleva  dentro de sí  mismo.

La hipocresía de los demás sólo nos afecta circunstancialmente, mientras que la propia nos mantiene sumidos en la inautenticidad, sin permitirnos ser nosotros mismos y nos mantiene engañados en la creencia de lo que no somos, pero creemos ser sin serlo, y eso nos impide despertar para intentar mejorarnos mediante el esfuerzo  y la práctica de nuestro Arte Real.

Nuestra propia ignorancia es la peor de las limitaciones, por que ella se ensaña justamente en lo que de humanos tenemos, es decir lo que nos humaniza, que es la libertad y el conocimiento.  La ignorancia limita el horizonte de las alternativas de nuestra escogencia y por ello cuanto menos ignorantes seamos, más libres e instruidos seremos.  La hipocresía e ignorancia de los otros afecta la libertad de ellos, pero en nosotros nos amputa y constriñe.  El sabio iluminado por la  Verdadera Luz, emerge como un ser diferente, simplemente porque entonces luce completo frente a los seres incompletos que poblan nuestro mundo ordinario.

Estáis, QQ:. HHnas:. Recipiendarias, entre personas serias, honradas y virtuosas, como ya os dije antes, cuya principal preocupación será, de hoy en adelante, procurar y vigilar vuestro aprendizaje, procurar transmitirles los conocimientos necesarios y darles las herramientas para puláis la piedra bruta y venzáis la ignorancia.

Quiero, por último, QQ HH:. Y Hnas. Contarles una anécdota que tiene que ver mucho con Tati.

Corría el año de 1982, cuando enamorado fui casado con Teresa de cuya unión nació Tati, pero lo interesante es que la Ceremonia Matrimonial Civil se celebró en la zona Social del Templo de la Muy Resp:. Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Barranquilla y a continuación se produjo la muy bella Ceremonia de Reconocimiento Masónico de ese matrimonio. El primer cumpleaños de Tati fué celebrado en ese mismo sitio. De pronto de ahí viene o de ahí nació la aspiración de Tati de algún día iniciarse como Masona y hoy se ha cumplido esa aspiración por lo que con el mayor de los orgullos de Padre felicito a quién a partir de hoy también es mi Hermana en la Orden,  Tatiana Inés Santiago García.

Ven:. Maestra y QQ:. HH.. y HHnas:. de la Resp:. Logia Sol de Colombia No. 1820 de El Derecho Humano, os entrego mi más preciosa joya, una  esmeralda en bruto, para que la puláis en el Arte Real de nuestra Augusta Orden.

Mil Gracias.

Segundo Santiago Consuegra.
Grado 18. Past- Diputado Gran Maest:.
Gran Logia del Norte de Colombia, Barranquilla

La verdad

La verdad

Ricardo E. Polo

Hablemos del término "Verdad". Digamos entonces que según el diccionario Verdad (lat. veritate) significa "adecuación del pensamiento a la cosa: el error es opuesto a la verdad. Corrección del pensamiento, cualidad del juicio que no se puede negar racionalmente. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa; luego podemos hablar de veracidad que es la certeza de un juicio; faltar a la verdad es mentir. Verdad  también es Realidad.  Verdad es que...,   expresión. con la que se contraponen dos cosas para indicar que una no estorba a la otra, o para exceptuarla de una regla general". 

Teniendo en cuenta estas definiciones, resulta muy interesante utilizar los conceptos con los que algunos pensadores trataron de ilustrar a las generaciones posteriores, sobre lo que ellos creyeron que era "la verdad". Por ejemplo: Confucio (551-479 a. C.); filósofo chino, que sostuvo: Es el hombre el que hace grande a la verdad, y no la verdad la que hace grande al hombre.

Cosa que permitió a André Maurois (nacido Émile Herzog) (1885-1967); escritor francés, decir: Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa.

Más tarde, Jeremy Bentham (1748-1832); jurisconsulto y filósofo inglés, sostuvo que: La característica de la verdad es que no necesita otra prueba que la verdad.

Tras lo cual  Hermann Hesse (1877-1962); escritor suizo, de origen alemán, postulo que: Hay millones de facetas de la verdad, pero una sola verdad. Claro está que, dentro de tal ambigüedad conceptual, no aclaró cual es esa "sola Verdad".

Sin embargo, Luigi Pirandello (1867-1936); escritor italiano, solipsisó (valga el barbarismo) que:  A cada uno su verdad. Cosa que llevo a don Napoleón I,  Bonaparte (1769-1821); emperador de Francia a sostener, con cierta veracidad, que:  Sólo la verdad es ofensiva.

Rivarol (nacido Antoine Rivaroli) (1753-1801); escritor francés, muy diplomático èl y se dice que conspicuo seguidor de Nicolás, "El Príncipe", Maquiavelo, dijo que: La razón se compone de verdades que hay que decir y de verdades que hay que callar.

Por eso, Miguel de Unamuno (1864-1936); escritor y filósofo español, filosofó, diciendo: ¿Qué es la razón? La razón es aquello en que estamos todos de acuerdo. La verdad es otra cosa. La razón es social; la verdad, individual...

  

Pero Friedrich Nietzsche (1844-1900); también filósofo, pero alemán, anticipándose a los interrogantes del Superhombre se preguntaba:  ¿Qué dosis de verdad puede soportar un hombre?

Alfred Adler (1870-1937); Psicólogo y psiquiatra austriaco, nada menos, pensó que  La verdad es a menudo una arma de agresión. Es posible morir, e incluso asesinar, con la verdad. Creemos que Jorge Bush jr. está en esa corriente de pensamiento.

Pero en cambio Lord Byron, George Gordon (1788-1824); poeta inglés que se cree era en realidad William Shakespeare, sostenía que: Es extraño, pero es verdad, porque la verdad es siempre extraña, más extraña que una ficción.

Johannes Estobeo (siglo V); compilador romano, asombrosamente ya pensaba que: Desgraciadamente, la opinión tiene más fuerza que la verdad.

Mucho después, en cambio el Barón de Montesquieu, Louis de Secondat (1689-1755); escritor y filósofo francés, adivinaba que La verdad de un tiempo es error en otro...

Lo que tal vez hizo decir a  Henri Frédéric Amiel (1821-1881); escritor y profesor suizo, que:   Lo que gobierna a los hombres es el miedo a la verdad.

Confucio (551-479 a. C.); filósofo chino, no se quedaba atrás en su tiempo, ya que pudo reflexionar además, en el sentido de que:  El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede morir por la tarde. Por algo originó el "confucionismo" con c, aunque existe otro confusionismo con s, que no es lo mismo y es menos patibulario. Confusionismo con s significa: oscuridad en las ideas o en el lenguaje, producida en general deliberadamente. Mientras que patibulario significa: que por su repugnante aspecto o perversa condición produce horror o espanto. Por algo a los políticos latinoamericanos se les califica de patibularios...


 

 Ralph Waldo Emerson (1803-1882); poeta y ensayista estadounidense, del que se dice de origen francés, ya postulaba que:   El que persigue un sistema le tiene horror a la verdad.

La Igualdad, un principio masónico entrañable, llevo a Romain Rolland (1866-1944); no menos famoso escritor francés, a decir que: Cuando se discute no existe superior, ni inferior, ni títulos, ni edad, ni nombre: sólo cuenta la verdad; delante de ella todo el mundo es igual. Creando, no cabe duda, cierta confusión, al no poder establecerse, precisamente, cual es la verdad...

George Eliot (nacida Mary Ann Evans) (1819-1880); escritora inglesa, alcanzo la cúspide feminista, al espetarnos que: Examinad bien vuestras palabras y encontraréis que, aun cuando no tenéis ningún motivo para ser falsos, es muy difícil decir la verdad exacta.  Razonamiento el suyo, que hizo empalidecer el machismo británico, tan devaluado por el actual primer Ministro...

Maurice Maeterlinck (1862-1949); escritor belga del siglo XX, pensó que: Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que aún no conocía.

A todo esto, nos parece necesario dejar constancia que la epistemología, (gr. epistéme, saber científico + -logía) es la disciplina filosófica que estudia los principios materiales del conocimiento humano. Es decir, mientras la lógica investiga la corrección formal del pensamiento, su concordancia consigo mismo, la epistemología pregunta por la verdad del pensamiento, por su concordancia con el objeto; la primera es la teoría del pensamiento correcto, la segunda la teoría del pensamiento verdadero. Por consiguiente, los principales problemas epistemológicos son: la posibilidad del conocimiento, su origen o fundamento, su esencia o trascendencia, y el criterio de verdad.  por eso,  Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645); escritor español muy comentado él, poetizo el tema diciendo que: l mentir de las estrellas / es muy seguro mentir, / porque ninguno ha de ir  / a preguntárselo a ellas.

Para acercarnos a la Verdad parece ser necesaria la Demostración (lat. demonstratione), razonamiento con el que se hace evidente la verdad de una proposición. Se trata de la Comprobación de un principio o teoría con un ejemplo o hecho cierto. Manifestación exterior de sentimientos o intenciones: demostraciones de amistad, de respeto. Ostentación o manifestación pública de fuerza, poder, riqueza, etc.  Pero no cabe duda que debemos  confirmar, corroborar la verdad o certeza [de una cosa]: confirmar una doctrina, corroborar el concepto que merece [una persona]: confirmar a uno por sabio; confirmar de docto, revalidar [lo ya aprobado]: confirmar una sentencia. Asegurar, dar [a una persona o cosa] mayor firmeza.

Como La Verdad constituye un serio problema,  el subjetivismo es la doctrina epistemológica que limita la validez del conocimiento al sujeto que conoce y juzga, ya sea éste el sujeto individual o el individuo humano, ya sea el sujeto general o el género humano.

Para este último, o subjetivismo general, no hay verdades universalmente válidas, sino tan sólo verdades supraindividuales de todos los hombres, pero que tal vez no lo son para individuos no pertenecientes a la especie humana, con lo que sugiere la existencia de los ángeles, o tal vez aluda a los "animales", pero no hay que hacerle mucho caso.... 


Si embargo lo peor son los dogmatistas, de quienes se dice que son los que sustentan o introducen nuevas opiniones, enseñándolas como dogmas, pero en este caso... se complica el tema, porque lo circunscribe a realizarlo "contra la verdad de la religión católica"... Eso dice el diccionario..  

Y finalmente, uno de los que con más clara noción de las cosas define otro aspecto del interrogante sobre unas presunta Verdad, ha sido  Karl Schlechta (1904); filósofo austriaco, quien no sin audacia dijo:  Los científicos no persiguen la verdad, es ésta la que los persigue a ellos.

Aunque quienes nos hallamos en busca de Verdades que finalmente, como es el caso de la Cuadratura del Círculo, nos den la certeza (conocimiento seguro, claro y evidente de las cosas, 
firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar), de la existencia de La Verdad, coincidiremos en que desde que fue postulada la teoría de la Relatividad, no cabe duda, todo, además de ser relativo, cumple los alcances de aquellos versos que dicen: Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira...

Muy fraternalmente

Ricardo

La entereza de carácter

Christian Gadea Saguier 

Una de las virtudes que más define al hombre, como ejemplo digno de imitarse es la entereza de carácter; virtud esta que se cultiva en todos los climas, pero que no es peculiar a todos los hombres. La entereza de carácter de Terencio, nos dice, el Dr. Marañón en su libro sobre Tiberio, salvó en parte el prestigio, harto por los suelos, de la Roma de los Césares. Y cuando el célebre senador abogó porque se perdonasen las faltas de los amigos del Emperador, lo hizo más para defender los fueros de la justica que para ganarse una amistad que en nada le favorecía. Al exclamar en el Senado: "No quiero citar a nadie: a todos acuso y a todos defiendo con mis palabras y con mi propio riesgo", quiso expresar el resentimiento que tenía contra la corrupción de una época incapaz de ofrecer hombres lo suficicientemente dignos y patriotas que se opusiesen a los extravíos del César. Terencio tuvo que defender la justicia como designio emanado de Dios y no como principio del Código Penal. Como designio de Dios, la justicia es inflexible; en cambio, manejado por los hombres, se encuentra al arbitrio de las pasiones y livianidades humanas. Esa entereza de carácter es necesaria en los momentos del naufragio de la ética humana, nos dice el Dr. Marañón, porque cuando sobreviene el hundimiento de todos los valores morales, sucede lo que con el diluvio universal: se salva invariablemente una pareja de cada especie, en la misma forma que se rescata el decoro de aquellos hombres que de las insondables profundidades del desastre surgen como ejemplos de dignidad y entereza de carácter, desafiando las amenazas de la corrupción reinante.

Entereza de carácter debemos tener cuando el ambiente que nos rodea trata de empujarnos hacia las aguas senagosas del vicio y la perversión; cuando en un momento decisivo se juega el honor de nuestra patria y cumple a nosotros velar por su integridad; cuando tenemos que defender los principios de la justicia tergiversados o pisoteados por los agentes del depotismo; cuando, en una palabra, asistimos al entierro del decoro humano y está en nosotros procurar su pronta restauración. Solo así podrá llamarse hombre de carácter quien, haciendo a un lado los escollos que se oponen a su paso y encarándose a ellos, vence la furia de todas las fuerzas, negativas o infamantes, en contra suya.

La juventud debe ser una fuente perenne de entereza de carácter. Su misma estructura biológica y su condición sobre la tierra la obligan a ello. Jóvenes sin entereza de carácter son como plantas sin perfume ni lozanía. Son capullos que se anuncian ya marchitos y sin el vigor necesario para ser vivificados por el sol. Es tan importante la entereza de carácter en la juventud, que una de las más reputadas Universidades de los Estados Unidos en su frontispicio está la leyenda: "Si has perdido la fortuna, has perdido algo; si has perdido la salud, has perdido mucho; si has perdido el carácter, lo perdiste todo". Por eso la juventud debe situarse siempre sobre una plataforma, substancial y definitiva, de entereza de carácter. Así fueron los antiguos griegos, y es la razón por lo que la historia señala sus ejemplos como constructivos para la Humanidad.

En las Vidas Paralelas, de Plutarco, encontramos verdaderos ejemplares de entereza de carácter. También los tenemos en la Edad Media, y con ellos debemos recordar el sacrificio de Miguel de Servet y la fuerza moral de Castellio al protestar por el crimen que se consumaba en la persona de aquel hombre justo. Los nombres de Washington, Jefferson, Bolívar, San Martín, Morazán, Lincoln, Juárez y tantos más, testigos son de la presencia de nuestra América en ese sentido. Este es el ejemplo que debemos imitar.

 Fuente:   http://losarquitectos.blogspot.com/

Siembra y Cosecha

Ricardo E. Polo :.

"Hay un tiempo de siembra y un tiempo de cosecha"...

Cada semilla que vamos depositando en los surcos de nuestra existencia, debe fructificar para que podamos obtener buenos frutos. A medida que transcurren los años en nuestras vidas, advertimos si tales frutos son acordes a nuestro esfuerzo y a la calidad de las semillas que fuimos sembrando.  Porque ocurre que pensamos que la siembra ha sido hecha con semillas de calidad.

Sería una gran satisfacción cosechar frutos, de siembras realizadas con el amor con el que creímos hacerlo. Pero no siempre sucede, pues a veces ocurre que los frutos no logran llenar nuestras espectativas. Es natural que así ocurra. Porque somos falibles y porque muchas veces exageramos la esperanza de ser recompensados por el solo esfuerzo, cuando puede resultar necesario perseverar en el perfeccionamiento de nuetras acciones.

Ocurre que no siempre resulta posible, por ejemplo, cosechar el fruto de la amistad, a pesar de habernos entregado a su exaltación. Pero hemos aprendido a no llorar sobre la leche derramada, cuando ocurren los desengaños. Es decir, aprendemos a "galvanizar " nuestros sentimientos, de modo de saber disculpar los errores cometidos hacia nosotros, pero poder reconocer aquellos que hemos protagonizado.

No quisiera exponer estas sencillas observaciones cotidianas, extendiéndo su contenido al ámbito total de nuestra vida. Cometería un gran error si pretendiese hacer paradigmáticas sencillas vivencias personales. Sin embargo, quisiera mencionar que durante estos últimos cinco años, durante los cuales he incursionado en la Internet, advertí singulares circunstancias en función de las cuales se han enriquecido mis sentimientos y mi pensamiento.

A través de los mensajes que circulan por las Listas Masónicas, hemos conocido personas de trascendencia, capacidades manifiestas y sensibilidades destacables. Hemos aprendido a moderar nuestros impulsos en el intercambio de las ideas y a valorar los gestos afectivos, cuyas señales no siempre son advertidas por causa del contacto tan solo epistolar.

Sin embargo, debemos señalar el asombro que despiertan los gestos traducidos en mensajes solidarios, en acciones no menos contundentes al momento de recibir una ayuda explicitada... y en algunos casos intuida, por aquél ser que reside a miles de kilómetros de distancia.

Hoy podemos "creer" con certeza en la fraternidad que debe reinar entre los hombres. Nuestra hermandad ha extendido su realidad incluso en la virtualidad de este fenómeno comunicacional que es la Web. Asombra pensar que los masones, a pesar de ciertas reticencias planteadas por quienes no comprenden o se resisten al aggiornamiento, hemos avanzado tanto, que la "esperanza " de Unidad y universalidad de la masonería, se encuentra más cerca de lo que imaginamos. Nos atrevemos a pensar que este es tiempo de siembra, porque podemos "sentir" que ya se van cosechando los frutos de la perseverancia y el amor que se han derramado con la fraternidad, la tolerancia y la convicción de substanciarnos con nuevas herramientas para difundir y consolidar nuestras ideas universales, en procura del Progreso de la Humanidad.

Creemos que en la medida que acotemos nuestras tendencias al "yoismo", a la vanidad, a la figuración, con un sentimiento de solidaridad y convicción en los paradigmas masónicos, seguramente será posible la cosecha de "un mundo mejor ante un actual imperfecto ", como lo exhortaba el I:. y P:. H:. José Ingenieros. Los hombres somos falibles. Nos hace falta comprender y acercarnos no a la cacareada "humildad", cuyo sentido es más una forma de vanidad que una sincera posición ante las cosas y los hombres. Es decir, "ser" honestos y sinceros en el propósito y en el fin y substanciarnos de la naturaleza humanista de nuestra Orden. También, por qué no, precavernos de los falaces y de aquellos que, como vulgarmente decimos, se disfrazan de ovejas siendo lobos.

Cada uno de nosotros, en la siembra, debe asumir su rol de sembrador. Utilizar, desarrollándolas, las herramientas que la naturaleza y la inventiva nos ofrecen para optimizar la tarea. Esmerarnos en pulir las aristas del diamante que es nuestra "razón" y nuestro "pensamiento ", para con esmero ayudar a nuestros semejantes a crecer espiritual y materialmente. Y lo fundamental, abrevar en la verdadera historia y devenir de nuestra Orden, tratando de disipar los "velos" que le han sido colocados, para endiosar las vanidades e incumplir su doctrina y sus fines.

Hemos aprendido en estos últimos tiempos, a comprender las desviaciones en la continuidad histórica de aquella masonería operativa, de singular riqueza histórica y conceptual. Y hemos entendido la importancia de asumir una tolerancia activa pero correctora, de aquellos equívocos que se han diseminado en la creación de "nuevas divisiones", Ritos, tendencias e ideas, que han sido el fruto de siembras erróneas y de semillas de escasa calidad fraterna, conspirando contra la Unidad Universal de la Orden.

Ricardo E. Polo.
Editorial  Revista Hiran Abif
Octubre de 2003